Consejo Social de Arquitectura de la UAHC retoma el diálogo académico sobre derecho a la vivienda

Consejo Social de Arquitectura de la UAHC retoma el diálogo académico sobre derecho a la vivienda

A fines de los años 60, las escuelas de arquitectura de la Universidad de Chile y la Universidad Católica concretaron un proyecto inédito en el urbanismo local. El Ministerio de Vivienda y Urbanismo, recién creado en el Gobierno de Eduardo Frei Montalva invitó a la comunidad académica a unirse al trabajo de aportar con ideas innovadoras para cumplir la meta de construir 360 mil viviendas en seis años. La tarea sumaba el ejercicio de proponer un nuevo aire al diseño de la vivienda social y, de paso, alivianar la carga de una empresa urgente en tiempos en que el 36% de la población subarrendaba, vivía en conventillos, campamentos o simplemente como “allegados”.

“En aquel entonces la retroalimentación entre las carreras de arquitectura de las universidades y el Ministerio de Vivienda era mutua. Se extraña hoy una relación más estrecha entre los gobiernos y la educación superior. Creo que hoy, en general, lo que he podido constatar en los centros universitarios donde colaboro, es que la preocupación por la vivienda social no es un tema prioritario para el campo académico”, lamenta el arquitecto Miguel Lawner, Premio Nacional de Arquitectura y ex director de la CORMU, durante el Gobierno del presidente Salvador Allende.

Lawner señala que, por otro lado, se ha generado una premura por discutir la vivienda social a nivel universitario a partir del estallido social, pero que no es suficiente aún como para pensar en una situación de larga data que requiere tantos enfoques como disciplinas coordinadas. “Este cambio de paradigma llega en buena hora, pero no se ha sostenido en lo general porque existe, además, un déficit enorme en la formación y muchos de los problemas que tenemos en el ejercicio profesional en materia de vivienda emanan de esta falencia en el diálogo de largo plazo entre las escuelas de arquitectura y la institucionalidad”, reitera desde su participación en el Consejo Social de Arquitectura de esta carrera en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

Este grupo reflexiona sobre la apertura del espacio académico a miradas diversas y prácticas provenientes de distintos mundos, explica otra de sus integrantes, la docente de Arquitectura UAHC, Doris González, quien cree que una mirada basada en el área formativa y la responsabilidad social, deben ir de la mano en todo ámbito. “Este enfoque desde la arquitectura combina los movimientos sociales, las demandas por los derechos humanos, la memoria y la historia y busca enriquecer el desarrollo de la carrera. El objetivo tiene que ver con que los/as estudiantes egresen con una mirada mucho más amplia de lo que es la arquitectura y su rol como profesionales en nuestra sociedad como primera misión”, define.

Por otro lado, un Consejo Social de Arquitectura se plantea otras metas relacionadas con un impacto bidireccional en el territorio desde la comunidad universitaria compartiendo estrategias para la transformación y democratización de las principales demandas de la sociedad en esta línea, plantea la docente y trabajadora social, también vocera nacional del Movimiento de Pobladores Ukamau.

Respecto a esta producción académica de impacto social, el jefe de la carrera de Arquitectura en la Academia, Genaro Cuadros, sostiene que un consejo social de la disciplina materializa una “línea editorial” y, de cierta manera, el espíritu del proyecto académico que aspira a realizar investigación aplicada a futuro como parte del trabajo de vinculación con el medio de la UAHC. Cita el caso que involucra a la universidad y el mencionado movimiento de pobladores Ukamau, que levantó un complejo habitacional en Estación Central con la  participación directa de sus pobladores: “Un proyecto que representa una historia de éxito y acierto profundo y define qué tipo de proyecto de vivienda social aspiramos para nuestros compatriotas: una vivienda social donde las personas participan directamente en el diseño, en la gestión y donde tienen un rol en la elección del espacio común y en la dirección de su propio destino”, señala.

 

Los planos de un nuevo derecho a la vivienda

El profesor Lawner reitera el impacto que generaba la colaboración entre las universidades y el gobierno en materia de asegurar no solo el acceso a la vivienda, sino la calidad de estos espacios habitacionales. “Se consideraba un contenido ecológico que hoy se subestima totalmente. El resultado eran obras impresionantes como la Villa San Luis de Las Condes o la Villa Los Carmelitos en Estación Central, que tenían una calidad magnífica. Es decir, se enriquecía la calidad de vida de muchas personas en esta interacción de las universidades y el gobierno, al igual que la formación de los/as estudiantes y el Estado que operaba con nuevas miradas que no estaban afectadas por la contingencia política o como proyectos de corto plazo”, destaca.

Junto a Miguel Lawner y Doris González, este Consejo Social está formado por un grupo interdisciplinario donde participan la antropóloga Patricia Boyco, las arquitectas y expertas en desarrollo urbano Valentina Rozas y Rosanna Forray, y el sociólogo Ricardo Green. El grupo también discute al calor de las grandes movilizaciones recientes y los desafíos del proceso constituyente que comienzan a dibujar los planos de un nuevo Chile, como se ha verificado recientemente con la primera gran propuesta de norma constitucional presentada por la Convención Constituyente que busca “garantizar el derecho a una vivienda digna para todos los chilenos”.

Respecto a este avance, Genaro Cuadros, sostiene que existe un consenso generalizado en que una nueva constitución pueda garantizar y expresar la necesidad y el derecho social por una vivienda digna para todos/as los/as chilenos/as, pero esta urgencia -asegura- exige considerar el acceso también digno a un hábitat apropiado para favorecer la convivencia. “La vivienda digna no solamente es un derecho en el sentido de tener acceso a ella sino es la posibilidad de participar en la construcción del proyecto común sobre la ciudad, donde cada uno suma su experiencia, su espacio privado al conjunto del debate sobre nuestro destino en nuestras ciudades. Creo que es una gran oportunidad, muy relevante para la arquitectura y para los/as arquitectos del futuro porque en él se están sentando las bases del ámbito de competencias de la profesión”, advierte.

Miguel Lawner sostiene que el momento constituyente actual es ideal para que “las autoridades de vivienda regresen a esta colaboración con el mundo académico en busca de nuevos insumos y reflexiones para avanzar más allá de la necesidad y el derecho a la vivienda, hacia soluciones integrales por sobre las generales”, agrega.

En este diálogo entre las carreras de arquitectura y quienes diseñan las normas constitucionales del derecho a la vivienda, el vínculo de un Consejo Social que interceda entre la producción académica y nuevas políticas públicas es crucial, sostienen desde esta institución. El rector de la UAHC, Álvaro Ramis cree que laboratorios como este Consejo Social conforman la singularidad país a partir de la cual pensar el derecho a la vivienda desde el sello social de la Academia: “No hay otra carrera o escuela similar que se enfoque en los temas que aborda acá la vivienda social y su vinculación con el desarrollo urbano en una perspectiva que hoy el mercado no logra identificar y a la que tampoco parece responder. Existen escuelas y universidades que abordan perspectivas muy valiosas en éste ámbito, pero con este sello de la vivienda social y sus implicancias en la calidad de vida, no las hay y eso es algo que viene a representar este espacio de reflexión que es el Consejo Social de la carrera de Arquitectura en la UAHC”.