40 años… algunas músicas y una pequeña reflexión
Si el tango dice que 20 años no es nada, podríamos refutar que 40 años es mucho o, por lo menos, algo más que la nada. El tango en cuestión se llama “Volver”… ¿tendrá a ver con que las cosas y los acontecimientos vuelven?; por más que tratemos de ocultarlos con tierra, con olvido, con campañas mediáticas, la realidad vuelve. Otra música, entonada en otros tiempos, llamada “Vuelvo para vivir” ya nos advertía: “Pido claridad por los misterios, olvidar es triste desconsuelo”, pero los consensos tuvieron más fuerza y muchos misterios permanecieron y todavía permanecen. Tal vez deberíamos recordar un verso de otra música más categórica: “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”. La verdad es que por muchos años fue difícil enfrentar la verdad.
La fecha es muy fuerte, ya que estamos a 40 años del Golpe Militar, pero no se trata apenas de un proceso natural en que los 40 años explican parte de las verdades que hoy se tornan públicas o más públicas, porque muchas de ellas ya se conocían, estaban relatadas en libros, en procesos judiciales, corrían de boca en boca, ya eran públicas, aunque convenientemente ocultadas o minimizadas en función de la necesidad de acuerdos para la convivencia democrática. Se olvidaban – o querían que nos olvidásemos – que la obra gruesa del “marco democrático” había sido escrita entre cuatro paredes, aprobada en dictadura, en un plebiscito fraudulento, con la fuerza de los fusiles y de los agentes de “seguridad”.
¿Por qué llegan los 40 años y se habla en verdad, perdón, torturas, hijos de detenidos desaparecidos o asesinados, etc.? No es sólo porque los representantes políticos de ese sistema democrático – aquí incluyo todos: los que criaron el sistema y crecieron con él o mantuvieron sus privilegios; y los que se acomodaron con el sistema, aunque prometieron su mudanza, y también crecieron con él – descubrieron hoy la verdad, están más viejos o sensibles. Personalmente pienso que es porque la verdad no tiene remedio y olvidar es triste desconsuelo. La realidad vino de la mano de los jóvenes inconformados con ese sistema, que no solo es político, es fundamentalmente económico. En los años 1980 ya escuchábamos en las músicas sobre los jóvenes “pateando piedras” y alguien gritaba “la educación es buena… ¿y el costo?, ¡qué importa el costo!!!”. Años después las cosas vuelven, la desigualdad extrema, la falacia de la igualdad de oportunidades, la mentira sobre el poder de regulación del mercado, no dejan a casi nadie con dudas sobre la perversidad del sistema. Y así, a 40 años de Golpe Militar tenemos espacio para descubrir o hacer públicas otras perversidades, avanzar para descubrir la estrecha relación entre dictadura y violencia política, dictadura y violencia económica, con nombres y rostros, sean de personas, sean de grupos económicos que se apoderaron de los recursos naturales (hoy muchos están en manos de capitales extranjeros con la ayuda de los “gobiernos democráticos”) y de los recursos de los trabajadores chilenos (¿o será que alguien todavía tiene dudas de la expropiación que representan las AFP e ISAPRES?).
Decir esas cosas hace 10 años en Chile era ser un marxista anacrónico o, por lo menos, pesimista. La realidad que se observa a 40 años del Golpe tal vez hace que estas cosas puedan ser comentadas sin tanto espanto. Hoy, por lo que parece, hay espacio para una mirada crítica de la realidad…
Pero lo más importante que tiene la verdad, es que ella posibilita que se reflexione sobre los acontecimientos y cuando estos son dolorosos, podamos avanzar para que no se repitan. Tal vez ahí está la verdadera fuerza de la frase que veíamos en muros antiguamente: “¡Ni perdón, ni olvido!”. No se crece con el perdón vacío y formal que el sistema político intentó institucionalizar, no se crece con el olvido ni con la falta de verdad.
Un día, hace 40 años, alguien nos dijo: “no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos”. Luego nos diría: “Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”. Aquí tal vez cabe la última referencia a una música: “Soy, de los que por soñar que esto puede cambiar busco motivar vida para crear”.
* Profesor del Departamento de Geografía Itabaiana (DGEI), Universidade Federal de Sergipe-Brasil (UFS). Profesor Visitante de la Carrera de Geografía de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano