A partir de la invasión rusa a Ucrania docentes de la UAHC analizan debilitamiento del Estado de Derecho y de los DDHH a nivel global
“Paz. Derechos humanos. Dignidad para todos. Igualdad. Justicia. Solidaridad. Como nunca antes los valores fundamentales están en la mira. Se está afianzando una sensación de impunidad”, señaló el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, ante la Asamblea General como contexto de la situación bélica en Ucrania, planteando que los principios democráticos que se encuentran golpeados por Rusia son una triste constante en otros lugares del globo.
Durante los últimos 15 años se ha endurecido el escenario para un estado de la democracia que se fragiliza en territorios golpeados por las crisis económicas de fines de la primera década de los dos mil y que permitieron, institucionalmente, el ascenso de líderes autoritarios cuestionables. Vladimir Putin, quien ha comandado la invasión de Ucrania por parte de Rusia, forma parte de una lista de gobernantes que apelan a un perfil antidemocrático y populista como en el caso de Rodrigo Duterte en Filipinas, Jair Bolsonaro en Brasi, Viktor Orban en Hungría y Narendra Modi en la India. Mandatarios que han tensionado los límites del derecho internacional y de respeto a los DDHH pese a declararse gobiernos democráticos legítimos.
El doctor en Ética y Democracia, Álvaro Ramis, considera que los desarrollos recientes en Ucrania siguen un patrón de vulneración del derecho internacional y de los derechos humanos. “El debilitamiento del imperio del derecho internacional tiene una larga historia y este suceso nos lleva a recordar casos como Yemen, Palestina, Libia, el bloqueo que afecta a Cuba e intervenciones que, en conjunto, limitan la fuerza del derecho. La consecuencia de esto es una guerra que pudo ser evitada si las potencias se hubiesen atenido en sus políticas a los lineamientos del derecho internacional”, declara el rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
Las acciones del líder ruso han sido cuestionadas a nivel global y desde diversos puntos de vista. Pueden ser consideradas por muchos bajo una lógica que apuntaba a una ruptura deliberada del orden internacional, cree Rodrigo Gangas, director de la Escuela de Ciencia Política, Gobierno y Gestión Pública de la UAHC. “Lo que hace Putin es una respuesta a la estrategia de la OTAN de correr el cerco hacia Europa Oriental. Rusia, tras la caída de la Unión Soviética, quedó muy débil desde el punto de vista de su posicionamiento y Putin ha recuperado terreno pero eso ha implicado una política agresiva y, en el caso de Ucrania, dar el primer golpe. Estamos frente a una acción que modifica el tablero geopolítico respecto a los últimos 30 años”, explica el politólogo.
En tanto, la historiadora Adriana Capaldo considera que la invasión de Putin buscó hacer un contrapunto a la expansión de la hegemonía de sus adversarios y sostiene que, pese a la mala opinión del resto del mundo, podría haber conseguido uno de sus objetivos. “Las acciones de Rusia están en línea con el hecho de que no se respetaron los acuerdos de Minsk, en los cuales se pactó reconocer la independencia de los territorios que decidieron independizarse de Ucrania. El presidente ucraniano ya dio pie atrás respecto a pertenecer a la OTAN. A nadie en Moscú le gusta la idea de tener bases con armas nucleares en las ex repúblicas soviéticas, ya tenemos el antecedente de lo que pasó cuando se intentó esa estrategia en 1962 con la crisis de los misiles”, aclara.
La invasión también debe ser entendida dentro de un contexto de patriotismos exacerbados que aún proliferan en Europa, postula la cientista política de la Academia Catalina Barrera. “El ataque a Ucrania es un ejemplo más del debilitamiento del Estado de Derecho a nivel global. Se enmarca dentro de una estrategia de Rusia por demostrar su poder militar tanto a Ucrania como al resto del mundo, que ha producido la vulneración del derecho internacional y de los derechos humanos de cientos de civiles que han muerto en los ataques ordenados por el Kremlin”, sostiene.
Un escenario complejo para las libertades civiles
Las consecuencias de este menoscabo en las condiciones de paz y convivencia global avanzan junto a las tropas rusas que amenazan, en sus efectos, con extenderse más allá del escenario europeo. Mientras América Latina comienza a generar planes para superar los efectos económicos de la pandemia en su dependencia de otros para su consumo de combustible y cereales, la sombra de la desestabilización económica aumenta. Con ello, podrían surgir implicancias también en esferas ligadas a las libertades civiles y los derechos humanos, opina el economista y docente de la carrera de Sociología de la UAHC, Cristian Candia.
“Chile enfrentará una inflación persistente, lo que tendrá un impacto sobre los salarios en términos reales, con una menor capacidad adquisitiva. El último informe de la CEPAL sobre el panorama social en América Latina revela que la pandemia generó un aumento de la pobreza en la región centrado en mujeres, niños y ancianos, lo que está creando una situación de mucha angustia”, advierte el profesor. “La lógica de un sistema que genera y profundiza inequidades en un contexto de pandemia, con guerra y un repunte de la inflación, puede llevar a que la ciudadanía se exprese vía protestas, especialmente en Chile, donde los problemas estructurales no están resueltos. Podemos tener un escenario bastante complejo ya que las sociedades latinoamericanas tienen menos tolerancia a medidas impopulares”, agrega.
Por otra parte, la geógrafa y doctora en Estudios Americanos, Ximena Valdés, subraya la conexión entre la inestabilidad que trae consigo la guerra y la precarización de distintos aspectos de la vida de las personas. Los derechos humanos también se ven medrados implicándose en estas externalidades de la agresión bélica, cree. “El sistema económico depredador se sostiene a través de estas vulneraciones. Lo que seguirá sucediendo es la profundización de la precarización en todo ámbito, algo que se aprecia y apreciará aún más en los niveles de migración y en las crisis humanitarias”, plantea la académica de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
“En la redefinición de la torta económica, las bajas en la producción mundial, sumadas a la colonización de los territorios en pos de una cultura globalizada, golpean fuertemente las libertades de las personas a través de la expulsión y el desplazamiento de las personas por la guerra, la consiguiente explotación de estas personas, la subcontratación y otros espacios de desprotección suelen ser aprovechados por quienes profitan de la desgracia de esta fuerza de trabajo”, señala la investigadora y autora de “La nueva cuestión agraria”.