A propósito de la obligatoriedad del voto

A propósito de la obligatoriedad del voto

(*) Por Rodrigo Gangas

Columna publicada en La Segunda

Es cierto que una democracia sólida y estable requiere de instituciones que la respalden y sustenten, un sistema de partidos sólido, un sistema electoral transparente y también una participación importante que garantice la legitimidad de los resultados en las votaciones. Sin embargo, y a propósito del debate sobre la reposición del voto obligatorio, la profundización de la democracia en una sociedad requiere más que el solo hecho de obligar a los ciudadanos a participar electoralmente.

Efectivamente el voto obligatorio puede garantizar un mayor nivel de participación electoral, al menos así lo indica la evidencia en aquellos países donde existe, sin embargo, el ejercicio del voto es un acto de mayor trascendencia que implica otros desafíos. En una sociedad donde por décadas se ha fomentado el individualismo y se ha desprestigiado lo público en desmedro de lo privado, el obligar a los ciudadanos a participar sin entregar las herramientas necesarias a cambio será solo un saludo a la bandera.

La democratización no se logra solo con leyes e instituciones, sino con el desarrollo de una cultura política que le entregue sentido. En esa lógica, la discusión actual aparece más como un oportunismo que una verdadera necesidad. Si realmente nuestra clase política quisiera fomentar la participación es urgente reponer la educación cívica y aprobar leyes que apunten a que los ciudadanos le encuentren sentido al acto de votar, realizar un ejercicio de cultura política que coloque en el centro la importancia de lo público por sobre lo privado. Por lo tanto, es importante recordarles el rechazo de la Cámara de Diputados al proyecto que promovía la participación de estudiantes en el proceso constituyente el pasado mes de abril, cuestión que le habría dado mayor sentido al debate actual.

Sin duda que la nueva constitución requerirá de una amplísima participación política electoral en su plebiscito de salida, y que la obligatoriedad del voto puede ser la solución, pero esa participación no será lo esperado si no se realiza un ejercicio previo con los jóvenes de nuestro país, ejercicio que al parecer la clase política aún no está dispuesta a garantizar. Si lo que se busca es mayor institucionalización desperfilando las formas de participación de los jóvenes, será necesario hacer cirugía mayor, y garantizar más que una ley de obligatoriedad del voto para mejorar nuestra débil democracia institucional.

(*) Director Escuela de Ciencia Política, Gobierno y Gestión Pública UAHC