Académico de la Universidad Complutense Sociólogo César Rendueles discute sobre el horizonte político de las sociedades desiguales durante visita a la UAHC
“El programa igualitarista nunca ha sido dar a todo el mundo lo mismo, sino dar a cada uno lo que necesita”, sostiene el filósofo español César Rendueles en su libro más reciente, “Contra la igualdad de oportunidades: Un panfleto igualitarista”. En una obra cargada con referencias a la cultura popular el autor describe las falencias de la meritocracia para llevarnos hacia una sociedad más justa, al tiempo que ofrece un programa de acción basado en propuestas concretas y examina la evolución de la idea de igualdad en ámbitos como las relaciones de género, la cultura, el trabajo y la educación.
El académico de la Universidad Complutense de Madrid, de visita en Chile, se refirió a cómo el aumento de la desigualdad en las últimas décadas ha limitado la capacidad de imaginación y los horizontes políticos de las personas. “Cuando pensamos en una idea de igualdad lo único que se nos ocurre son posiciones meritocráticas, lo que dista mucho de los ideales igualitaristas más ambiciosos asociados a los inicios de las democracias que buscaban entregar a cada cual las herramientas necesarias para alcanzar su máximo desarrollo en distintos niveles”, agregó en una conversación con autoridades y docentes de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
En su presentación el sociólogo revisó distintas estrategias que podrían ayudar a recuperar un norte de reorganización que apunta a una vida mejor para todos y no una mera “circulación de las élites” como ocurre en un orden social donde una minoría consigue escalar a través de una lucha que recompensa el esfuerzo y la capacidad intelectual, pero donde la gran mayoría sigue siendo excluida.
Consultado sobre los procesos recientes que ha experimentado la sociedad chilena en busca de una nueva constitución a través de un proceso de representación y redacción que resultó atomizado, el ensayista se refirió a la inquietud que siente una parte de la población respecto a que cualquier intento de redistribución de recursos implique un ejercicio de igualar hacia abajo. “Por una parte me parece un temor entendible, porque han existido regímenes políticos que han difundido modelos de igualdad muy limitadores respecto a la individualidad y la capacidad de expresión, pero por otro lado creo que los ideales igualitaristas democráticos buscan exactamente lo contrario”, señala.
“Ese temor difundido es el resultado de muchos años de convertir a las sociedades en grandes mercados donde nos ponen a competir por premios. No es solo una atomización, sino una confrontación diaria donde nos negamos a reconocer que es posible que mi propio desarrollo personal pueda depender del avance de los demás. Lo que proponen los modelos igualitaristas es la idea escandalosa de que todas las vidas tienen el mismo valor y que no se deben limitar las posibilidades de autodesarrollo o de emprendimiento a sólo unos pocos”, argumentó.
Eso se ve muy bien en la vida cotidiana en las sociedades más desiguales aumenta siempre mucho más la sensación de inseguridad, dice realizando un apunte sobre la funcionaldad oculta entre el discurso mediático del terror y esta sensación de competencia material amenazada por esta información. “Esto es algo que se aprecia muy bien en la vida cotidiana. En las sociedades más desiguales aumenta siempre mucho más la sensación de inseguridad aunque eso luego no se corresponda con un indicador objetico de la delincuencia e inseguridad real, hay una sensación de que todos a mi alrededor acechan para importunarme para molestarme, para robarme. Es más una percepción que tiene que ver con esa idea”, plantea el cientista social invitado a la UAHC.