Antiguo colaborador de la Facultad de Artes la comunidad académica recuerda al ex funcionario Rodrigo Valencia
Con una emocionante ceremonia del recuerdo por su compañía, estudiantes y funcionarios/as saludaron la memoria del ex funcionario de la UAHC Rodrigo Valencia, quien falleció el fin de semana pasado. Encargado del pañol de la Casa Arrau y permanente colaborador de la Facultad de Artes, Valencia dejó sus funciones el 2022 dejando un grato recuerdo entre sus compañeros y compañeras, con quienes jamás perdió contacto. También entre el alumnado, que se vinculó mucho con él a través de una década de profesionalismo.
Quienes lo conmemoran hoy destacan el carácter alegre, colaborativo y comprometido de quien incluso iba más allá de sus horarios para garantizar las instalaciones óptimas del equipamiento técnico para presentaciones de los y las estudiantes de las carraeras de danza, música o cine. Era común, señalan algunos, verlo trabajando fuera de su horario o los fines de semana ordenando cableados, luces o sonido mano a mano con los/as estudiantes.
Ese compromiso también abarcaba sus labores como socio del sindicato de trabajadores de la Universidad, explican desde la dirigencia. Siempre dispuesto a participar en instancias colectivas de trabajo como las comisiones de Asuntos Laborales, la Comisión de Ayuda Social y Bienestar y como delegado del Campus Brasil, proponiendo ideas o desde sus conocimientos técnicos, apoyando con entusiasmo desde diversos espacios recuerda Miguel Hernández, funcionario de DIVIM y secretario del Sindicato de Trabajadores UAHC Germán Vásquez.
“Le gustaba mucho el rock, el grunge y tenía una gran colección de discos de vinilo. Cuando puso la música en nuestra fiesta de aniversario del sindicato, como todo buen DJ, lo hizo muy bien poniendo hasta la música que no le gustaba“, ríe Hernández , al tiempo que señala que con Valencia solían hablar también de fútbol y reflexionar sobre los encuentros de Colo Colo y el equipo de sus amores: Everton. Otras personas que interactuaron con él rememoran su gran interés por compartir sus conocimientos cinéfilos y melómanos.
“A Rodrigo lo conocí cuando él ya venía haciendo un trabajo importante en la programación de festivales de cine en Viña del Mar y Rengo. Aquí hacía trabajo en el área de producción técnica y también colaboraba en los cineclubes y en la proyección de películas. Ahí se unía está este interés curatorial que tenía por lo fílmico, incluyendo la presentación de material de regiones de muy bajo presupuesto. Él siempre trataba de apoyar esas producciones e incluirlas dentro de la programación de los festivales donde participaba”, recuerda la profesora del Programa Especial de Licenciatura en Cine Documental y Realización Cinematográfica UAHC Susana Díaz.
“Era alguien muy querido porque no era solo te pasaba los equipos, sino porque también conversaba contigo de cine y de música y tenía un trato muy ameno. Si bien en la Escuela de Cine lo principal son las clases, siempre hay algo que le da el espíritu a los proyectos educativos, que es la calidad humana de sus docentes. Él unía a las personas a través de su cordialidad y en su faceta de entregar conocimiento tanto cinematográfico como musical a quienes lo rodeaban. Creo que la generosidad que lo caracterizaba es una de las facetas más interesantes que van a quedar en nuestra memoria”, agrega la docente.
“Alegría, disposición y empatía”
Otros melómanos como él dicen que extrañarán sus conversaciones sobre la escena rockera neoyorquina de Lou Reed, Nick Cave o Leonard Coehn. El intercambio de discos o las referencias al cine B y de terror que lo acercaban a estudiantes y docentes. Ensayos que se pueden leer aún en su blog disponible en la web. “Su trayectoria profesional lo llevó a ser colaborador habitual de festivales de cine en regiones, hay algunos paneles de cine en Youtube con su participación donde compartía toda su experiencia muy generosamente, en particular sobre cine negro y de terror. Lo que más me amistó con él, sin embargo, fue su marcada melomanía”, explica el profesor Jaime Vásquez, jefe de la carrera de Composición Musical UAHC.
“Como encargado del pañol ha sido de los mejores que hemos tenido. Muy interesado en aprender y enseñar sobre las cosas que iban naciendo acá con nuevos equipos o procesos. Me tocó irme con él muy tarde a veces, cuando muy empáticamente él se quedaba apoyándonos con el ensamble de músicos, yendo incluso más allá de sus funciones o tiempos. Siempre con una sonrisa y buena voluntad. Siempre preocupado de cómo salían las presentaciones y de que los/as estudiantes pudieran contar con lo que necesitaban”, recuerda el músico y docente. Me quedo con los mejores recuerdos suyos: los de una persona cariñosa, cercana, dueña de una gran excelencia y empatía. Muy entendedor y cariñoso con todos”, agrega Vásquez.
Para Javiera Flores, secretaria de Arquitectura y de la Facultad de Artes, el rasgo que más caracterizaba a Rodrigo fue su firme aporte al crecimiento colectivo más allá de su reconocido desempeño en el pañol de la Casa Arrau, “su motivación para apoyar demandas sociales o de comisiones sindicales siempre fue muy activa. Planteaba con mucha claridad y convicción caminos de mejora en todo aspecto y era muy participativo. Se podía contar con él para cualquier tarea. El motor de esa energía era una gran alegría, disposición y empatía que hoy es muy difícil de encontrar”, destaca Flores, tesorera del sindicato.
“Su muerte es una noticia terrible e impactante, pero siempre prevalecerá más su carácter siempre contento y su costumbre de aportar siempre con una crítica constructiva. Eso era algo que lo caracterizaba. Se le extrañará mucho y si ya había un vacío en la Facultad de Artes con su partida de la Universidad, eso se notará mucho más ahora”, reflexiona Miguel Hernández.