Argentina: la institucionalidad de un territorio político mellado

Argentina: la institucionalidad de un territorio político mellado

(*) Por José Orellana

El 11 de agosto Latinoamérica se permitió una pregunta analítica desde lo político, lo electoral y lo territorial. A propósito del resultado de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias argentinas (PASO), donde se colocó en entredicho la continuidad del oficialismo representado por el Presidente de la República Mauricio Macri del referente político coalicional ‘Juntos por el cambio’ (antiguo Cambiemos). El macrismo obtuvo alrededor de un 33% de los votos válidamente emitidos v/s un casi 48% obtenidos por Alberto y Cristina Fernández, del Frente para la Victoria, coalición peronista-kirchnerista, esto es, más de un 15% de ventaja, colocándolos en una expectante posición de aquí a octubre (elecciones generales), buscando el oficialismo la segunda vuelta impidiendo a los Fernández alcanzar el 45 % y más de los votos, o bien una distancia menor del 10% entre uno y otro… en ese marco, la pregunta posible es ¿cómo influye la institucionalidad y el espacio geográfico en este resultado electoral y los siguientes de este ciclo de elecciones que involucran presidente, congresistas y gobernadores regionales?

Las PASO, se encuentran inscritas en una iniciativa política-institucional-legal mayor que buscó en el año 2009, profundizar la democracia argentina, a través de la ley 26.571[1]. Dicha profundización de la democracia, se concretaría fortaleciendo los partidos políticos y mejorando el sistema de partidos del país, el cual, hasta ese momento permitía una fragmentación significativa, impidiendo la gobernabilidad política requerida para la mejor actuación general del sistema sociopolítico trasandino. Cabe indicar que la territorialidad argentina se organiza en un Estado Federal, con una división política administrativa funcional a un poder legislativo y ejecutivo específicos. Para el caso de estas PASO se escogieron coaliciones y candidatos tributarios al poder legislativo (senadores y diputados) y al poder ejecutivo (presidente y gobernadores). Cabe indicar que las 23 provincias en que se organiza el ejecutivo, más Bs Aires – ciudad, son autónomas y permiten los territorios electorales también del legislativo nacional – federal (72 senadores y 257 diputados). Cada provincia autónoma (federal), también escoge sus propios legislativos (232 senadores y 944 diputados), los que tienen que armonizar con el Ejecutivo Gobernador y con los autónomos municipios, también electos en su componente de gobierno (2.164 municipios, con 1192 Intendentes/alcalde y 8488 concejales)[2].

En esta organización político territorial electoral argentina, las múltiples combinaciones político partidistas electorales que se dieron, conllevaron y conllevan una intensa organización de partidos políticos, los cuales se pueden presentar, tanto nacional y provincialmente, siendo la escala local, muy incumbentes en tal situación (44 partidos políticos nacionales y 668 de nivel distrital, de los cuales 426 pertenecen a algún partido de orden nacional)[3], permitiéndose combinaciones diversas respecto del poder legislativo, sin perjuicio de los clásicos partidos políticos argentinos reconocidos en las diferentes nomenclaturas peronistas/justicialistas, como la Unión Cívica Radical, o bien las diferentes expresiones izquierdistas cristalizadas en diversos momentos del sistema político (comunista, socialista, entre otros).

La ley en comento, fija el umbral del 1,5 % de votos por coalición – candidatos como mínimo para enfrentar/habilitar las elecciones generales, hecho que permitiría, junto con conocer candidatos, coaliciones y partidos políticos que enfrentarán las generales y balotaje eventual, las siguientes estrategias de propaganda y acuerdos políticos, sea para remontar o consolidar resultados de las PASO. Otra situación que conviene destacar de estos procesos, es la obligatoriedad del voto, sea para militantes inscritos de los partidos que participan, como también para los independientes, hecho que transforma a las PASO en una inmejorable encuesta con un universo muestral perfecto. Esta circunstancia comparada con Chile, es diametralmente opuesta, ya que las elecciones primarias[4], no son obligatorias, sino que voluntarias, si es que se decide optar por las que la ley permite con financiación pública (pueden ser convencionales también, sin financiamiento público), siendo el voto, además, voluntario y de inscripción voluntaria[5]. Ello explicaría la diferencia entre la participación electoral argentina v/s la chilena, en cualquiera de los comicios que se consignen.

Haciendo un acotado análisis territorial del resultado de las PASO, fuera de los magros resultados de Mauricio Macri en sus casi cuatro años de gestión (más inflación, más pobreza, más FMI, entre varios otros indicadores sociopolíticos y socioeconómicos, negativos) y la maestra jugada de la dupla Fernández, en mayo de este año (situación que no dio margen de reacción), hubo un gesto político de Alberto Fernández con las Provincias y candidatos a Gobernadores que le entregaron un significativo y positivo resultado, haciendo carne el lema: “No pretendo ser un gran Presidente, pero sí hacer Grande a Argentina, otra vez”, concretando así, una de sus funciones en esta ecuación político electoral, más allá (o junto) de esconder/blindar a Cristina de la seguidilla de siguientes juicios que se le vendrían. Por otro lado, la ventaja que sacó en gobernadores es muy similar a la que sacó en la de candidato presidencial (casi 48% en presidente y casi 47% en gobernadores v/s 32 y 34 % respectivamente de Juntos por el Cambio, consolidándose la tercera fuerza de Roberto Lavagna, con un 8 y 6% respectivamente). En legisladores, donde se reeligen un tercio de cada cámara, si bien la distancia no es tan significativa (37% en ambas cámaras v/s 30% también en ambas cámaras en Juntos por el Cambio, consolidándose también la tercera fuerza de Lavagna con un 16% en cada cámara aprox.), si es coherente con lo que ha venido ocurriendo con el periodo Macrista, esto es, se tiene un ejecutivo macrista, pero siempre con un Congreso muy esquivo nacionalmente, configurándose de este modo el fenómeno de Gobierno Dividido, tan propio de los regímenes democráticos presidencialistas (implica bloqueo de un legislativo opositor mayoritario en el quehacer del ejecutivo), esto sin considerar, lo que ocurre en las escalas subnacionales, sean en ejecutivos o legislativos

Las elecciones generales de octubre, esperan un significativo re – diseño de la estrategia oficialista, dado que en el 2015, Macri, fue capaz de remontar la diferencia con Daniel Scioli, en números similares. Sin embargo, los escenarios situacionales vigentes de todo tipo son diametralmente opuestos a los que tuvo que enfrentar en aquel momento. Parece instalada, a nivel de percepción, la salida del oficialismo y la entrada de la dupla Fernández, la cual, viene administrando asertivamente en las diferentes coberturas territoriales e institucionales los magros resultados del periodo macrista, soslayando los ejes argumentativos oficialistas que le entregaron legitimidad para enfrentar las elecciones pasadas y parte de su ejercicio en el poder respecto de los aparentes y documentados actos de corrupción del kirchnerismo y, en específico, de Cristina Fernández.

Haciendo una proyección política, y de ganar la dupla Fernández, será crucial cómo administren la transición, dado que existe una aprendida receta de cómo operar en épocas de crisis económicas y políticas. Es sabida la relación que el ciclo kirchnerista tuvo con los organizaciones internacionales financieras respecto de las múltiples demandas de ajustes institucional y económico para mejor administrar préstamos y deudas. Se podría avizorar un tratamiento similar, teniendo sí una situación externa diferente a ese ciclo: En EE UU, Donald Trump ya ha dado señales de resistencia por los resultados preliminares y los posibles de octubre. Jair Bolsonaro, en Brasil, ya realizó comentarios contrarios a los resultados de las PASO y sus siguientes derivadas en la generales y eventual balotage (segunda vuelta), es decir, si ya existe una resistencia en esta etapa contra los Fernández, nada indica que sea distinto de instalarse en la primera magistratura, implicando una serie de dificultades en la instalación y gestión de un eventual gobierno. En este marco internacional, China y la siempre solícita Unión Europea, la cual busca permanentes puentes diplomáticos y comerciales para estrechar sus lazos con su otrora colonia pueden marcar una diferencia. Desde lo político institucional, y a la luz de la institucionalidad electoral, muy probablemente se persevere en sus términos, dado que la misma se gestionó en momento kirchnerista (año 2009), permitiendo una satisfactoria performance electoral y política tanto del kirchnerismo/peronismo y de Alberto Lavagna, constituyéndose este último en tercera fuerza electoral, avizorándose representación en el congreso y en gobernaciones provinciales, circunstancia saludable para esta nueva fuerza.

Interesa también, en esta muy rápida mirada, proyectar cómo los gobiernos de las derechas en Sudamérica y Latinoamérica en general siente y reaccionan ante este hecho político electoral. Por ejemplo en Chile y Brasil, reaccionarán en función del sistema político institucionalizado (Ejecutivos y legislativos, prioritariamente, pasando por los subnacionales representados en los gobiernos regionales y comunales) y un electorado, siempre muy sensible a las promesas cumplidas o incumplidas. Por ejemplo, Macri y su coalición prometieron mejorar las condiciones objetivas de la vida de las argentinas y argentinos, demostrándose hoy, tras los resultados de las PASO que no cumplieron, siendo castigados de forma evidente. El Chile de Sebastián Piñera, reciente negativamente el acto, toda vez que el slogan de los “Tiempos Mejores”, se encuentra lejano en la mayoría de los chilenos y chilenas, siendo, inclusive políticos del mismo sector, los que llaman a no repetir el caso argentino. Manuel José Ossandón, es el ejemplo más palmario de dicha condición. Jair Bolsonaro, ya reaccionó, ahora queda ver cómo lo hace el sistema político carioca y el electorado, tras la traumática caída del Partido de los Trabajadores con Lula da Silva, Dilma Rousseff y Fernando Haddad. Aquí, de instalarse la dupla Fernández, también tienen (ellos) una responsabilidad de agenda con los sectores progresistas de Brasil, como también con los de Chile (sin perjuicio del factor nacionalista). En esa clave, desde un gobierno de izquierda, que viene cuestionado en su proceso de reelección, como es el caso boliviano con Evo Morales y García Linera a la cabeza, el triunfo de los Fernández, se hace relevante positivamente, ya que demoró muy poco en indicar Evo Morales que “él no quisiera que en Bolivia ocurriera lo que ocurre  en Argentina con un gobierno de derecha neoliberal que ha empobrecido a los argentinos y argentinas”. Ni fue necesario apelar al argumento marítimo para instalar una frase popular y cohesiva a un electorado siempre receptivo, donde el miedo a repetir pobrezas como la argentina, le puede jugar en contra a las aspiraciones de Carlos Mesa, el contendiente de Evo Morales.

El caso argentino, tiene varias derivadas, a propósito de las PASO, las cuales se continuarán analizando hasta octubre, o bien noviembre si es que se pasa a la segunda vuelta. La relación entre territorio e institucionalidad político electoral son un variable importante de considerar para bien interpretar el caso argentino y otros. Quien lee el territorio, hace asertiva política.

[1]Ley de democratización de la representación política, la transparencia y la equidad electoral

[2] Ver en http://atlasflacma.weebly.com/uploads/5/0/5/0/5050016/estructura_poblacional.pdf

[3] Ver en https://www.argentina.gob.ar/interior/observatorioelectoral/partidospoliticos

[4] Ley N° 20.640, establece el sistema de elecciones primarias para la nominación de candidatos a presidente de la república, parlamentarios, gobernadores regionales y alcaldes, ver en https://www.servel.cl/sistema-de-elecciones-primarias/

[5] Ley N° 20.568, implementa la inscripción automática y el voto voluntario ver en https://www.bcn.cl/historiapolitica/elecciones/detalle_eleccion?handle=10221.1/63219&periodo=1990-2022

(*) Geógrafo, académico Escuela de Ciencia Política y RR. II. UAHC. Doctor en Estudios Americanos Instituto IDEA, USACH.