Chile: La idea de libertad en un gobierno represivo y la respuesta territorial
(*) Por Ignacio Rojas Rubio
La convocatoria al Consejo Nacional de Seguridad (COSENA) y el anuncio de una agenda en materia de seguridad por el presidente de Chile Sebastián Piñera el día 7 de noviembre, es el fiel reflejo de un Estado opresor que reproduce prácticas de autoridad para mantener el satus quo del sistema institucional y económico neoliberal. Esta acción modifica considerablemente la agenda social prioritaria de gobierno, anunciada el 22 de octubre, que buscaba un “Nuevo Pacto Social” para el país (i).
A lo anterior se suma la búsqueda de una normalidad social y productiva por parte del gobierno, que fue alterada el 18 de octubre, lo cual es un aspecto central de las críticas por parte de la población del territorio de Chile. Esto se traduce en diferentes expresiones de movilización y protesta social ante la intransigencia del gobierno a la hora de considerar las demandas del pueblo exigidas en la calle, centradas en la idea de una Asamblea Constituyente que refunde la carta magna del país.
El proceso de movilización social que se lleva actualmente en Chile pone en cuestionamiento una serie de principios fundamentales de todo sistema democrático moderno, especialmente la idea de libertad. En los diferentes anuncios que ha realizado el gobierno, se observa que la concepción de libertad es comprendida bajo un consenso de la elite oligarca del país, orientada al beneficio y provecho propio para mantener un sistema económico capitalista. En este sentido, el “Nuevo Pacto Social”, planteado por el gobierno de Sebastián Piñera, estará mediado por el orden establecido por la individualidad creada por el sistema privado capitalista y el fortalecimiento del orden público y la seguridad nacional. Se puede plantear que la concepción de libertad que el gobierno actual propone y difunde es aquella que esta basada en la “ayuda” que el pueblo realiza para la autorrealización de la clase dominante. Así, para lograr la idea de libertad en el sistema, es esencial la clase trabajadora como fuerza fundamental del sistema capitalista, y, por lo tanto, el motor principal de todo proceso revolucionario que exige el derecho a la libertad y la justicia social.
Para profundizar este análisis, tenemos que tener presente que el concepto de libertad está contenido como concepto inicial y central de la Constitución Chilena actual en su Artículo 1, en el cual se declara: “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, la cual se garantiza por medio del orden público, según las palabras del ministro del Interior y Seguridad Pública Gonzalo Blumel. Si bien parece contradictorio que la libertad de las personas y la sociedad se promueva por medio del hostigamiento, miedo y disciplina, no es de extrañar esta concepción en un sistema institucional y económico como el de Chile. Esta idea de la libertad tiene sus antecedentes en la autodeterminación individual de carácter negativa, planteada por Hobbes, en la que la libertad del ser humano significa la ausencia de oposición o resistencias externas que puedan impedir los objetivos que el desea. En este sentido, el imposibilitar el desplazamiento de una persona por las movilizaciones, que representan el sentir colectivo de una sociedad, conllevan la restricción de libertades de esa persona individualmente.
La libertad individual que el gobierno busca implementar como estrategia política, esta basada en la imposición de una “normalidad” cotidiana a ciertos grupos productivos de la población, basada en la imposición del miedo a la pérdida del empleo y la coerción para manifestarse en las calles. Esto permite fragmentar a la sociedad, aislando a aquellos grupos que marchan y se manifiestan, buscando representar en las imágenes transmitidas por los medios de comunicación hegemónicos el debilitamiento y disminución de la protesta social. Así, el método para lograr la libertad individual será el ejercicio y profundización de la violencia, la impunidad y el terror, por parte de las fuerzas de seguridad policial, y que está contenido en las 10 medidas anunciadas por Sebastián Piñera en su agenda de seguridad.
Contrario a esta comprensión de libertad negativa neoliberal, se encuentra aquella libertad social que es reclamada por la población por medio de una praxis política espacial (ii) dada por diferentes ejercicios de la protesta, como las marchas, los cortes de ruta, las asambleas territoriales, la ocupación del espacio público, los cabildos y/o pu trawün, los cuales buscan problematizar y poner en evidencia la deslegitimación del sistema institucional, económico y financiero de Chile. Estas formas de organización responden a prácticas prefigurativas de organización y resistencia que se han desarrollado en el país, por ejemplo, desde más de 500 años por los pueblo originarios desde la invasión europea, en la praxis política que se dio en los cordones industriales en el gobierno de Salvador Allende o en la organización comunitaria barrial por medio de las ollas comunes que se realizaban durante la gran depresión del 30` y en la dictadura cívico-militar para resolver la necesidad básica de comer.
La reelaboración y reinvención de la lucha política por la justicia social y espacial que diferentes movimientos sociales han llevado por largo tiempo en el país, como las luchas étnicas, sexuales, de género, barriales, comunitarias, etc. han roto con la prioridad y jerarquía de la lucha política en demandas que tienen un carácter distributivo. La posibilidad de elegir tú destino por medio de la libertad de decisión, es una bandera de lucha adoptada, por ejemplo, por el movimiento feminista en relación con el cuerpo y la corporalidad, o la libertad de autodeterminación que reclama el pueblo mapuche. Estas corresponden a prácticas políticas que responden a un claro sentido común de libertad, que se contradicen con la praxis política neoliberal que ejerce la clase dominante (iii).
La categorización como “apolítico” del alzamiento popular, conlleva desconocer un conjunto de prácticas políticas espaciales que el movimiento popular viene ejerciendo, de forma fragmentada, a través de una praxis histórica que nos permiten comprender algunas de las demandas prioritarias que se han expresado en diferentes cabildos y/o pu trawün autoconvocados en todo el territorio de Chile. Por ejemplo, las demandas por un nuevo sistema de pensiones, visualizado por el movimiento No + AFP, la protección del Medio Ambiente, expresado en movilizaciones llevadas en Freirina el año 2012 o la lucha por el agua que se ha desarrollado en Petorca y La Ligua, o la necesidad de una Educación pública de calidad y gratuita, del movimiento estudiantil secundario y universitario, han sido procesos políticos espaciales que pueden ser considerados como antecedentes importantes en el nivel de conciencia que ha adquirido la población y que le ha llevado a un proceso de movilización, protesta y organización popular con una fuerte conciencia política.
En este sentido, la dimensión espacial es un aspecto central para comprender los procesos de organización y discusión que se están dando en diferentes rincones del país, especialmente, con las propuestas de asambleas territoriales, cabildos o pu trawün que buscan recoger las demandas e inquietudes de la población en una escala más local y barrial. Este retorno y significación del territorio por parte de la población tiene que ser representado en diferentes marcos normativos que guían el actuar del pueblo, donde puedan ser escuchadas las demandas y reflexiones que la población esta dando en diferentes lugares, para no perder la organización local, potenciando los espacios de diálogo y discusión.
Para el filósofo alemán Axel Honneth la verdadera libertad se alcanza cuando se logra por medio de la fraternidad o una convivencia solidaria. Esta libertad social significa participar en la práctica social en una comunidad en la que los miembros se preocupan unos por otros, brindándose una ayuda recíproca para hacer realidad sus necesidades justificadas. Esta libertad se sostendría en el tiempo cuando se mantienen ciertas practicas en el comportamiento de las personas que pertenecen a esa comunidad, como es la preocupación constante por el otro y la otra (iv). Este aspecto y ejercicio embrionario de la búsqueda de libertad se encuentra presente en cada proceso político espacial que se esta desarrollando en diferentes lugares del país por medio de las asambleas territoriales, cabildos o pu trawün. Este proceso de organización política local plantea dos desafíos importantes en aspectos temporales de corto y mediano plazo: lo primero, es como se mantienen estos espacios de discusión, diálogo y problematización que se están ejerciendo a escala barrial/comunitario/lof por parte de las organización de base y de los pueblos originarios y, lo segundo, como se logra mantener un estado de conciencia social que nos permita seguir reconociéndonos como iguales que resiste y desiste de toda explotación, instrumentalización y aprovechamiento del sistema neoliberal, y que nos permita lograr una libertad social de los pueblos.
Esta demanda exige una reconstrucción normativa que permita una mayor amplitud ética e integración cultural para que el pueblo pueda ejercer una influencia en los asuntos sociales, políticos y económicos de todo el territorio. Para lograr este objetivo, es necesario avanzar hacia una Asamblea Constituyente que permita al pueblo construir una nueva constitución donde las diferentes categorías del espacio geográfico, como el territorio, el medio ambiente o el paisaje, sean consideradas teniendo presente las diferentes cosmovisiones que represente al Pueblo y a los diferentes grupos étnicos del territorio chileno.
La necesidad de una reconstrucción normativa en que el Pueblo pueda experimentar la libertad por medio de la participación en instituciones sociales que se caracterizan por el reconocimiento mutuo, donde la población chilena y los pueblos originarios que habitan en un mismo territorio se reconocen desde la complementariedad normativa y cultural, es un aspecto fundamental en las discusiones sobre una nueva constitución. El reconocimiento y la legitimidad de la voz y las prácticas del Pueblo son asuntos fundamentales para instituir una incidencia en los asuntos públicos, vale decir, para instituir una nueva forma de poder que habilite la producción de un territorio. La praxis política espacial significa defender y reivindicar la libertad de los pueblos frente a una falsa idea de libertad oligarca que busca perpetuar privilegios.
(*) Magister en Geografía UAHC. Doctorando en Geografía e integrante de la Escuela Abierta Intercultural Mapuche “Kuifike Rhakidhuam”, Valparaíso.
i Página Web del Gobierno de Chile: https://www.gob.cl/agendasocial/ Fecha consulta: 10 de noviembre de 2019
ii León, Efraín (2017) Praxis Espacial en América Latina. Lo geopolítico puesto en cuestión. Editorial Itaca: Ciudad de México
iii Honneth, Axel (2014) El derecho de la libertad. Esbozo de una eticidad democrática. Katz editores: Buenos Aires.
iv Honneth, Axel (2017) La idea del Socialismo. Una tentativa de actualización. Katz editores: Buenos Aires.