Consideraciones sobre el frente amplio y su proyección como alternativa viable al duopolio

Consideraciones sobre el frente amplio y su proyección como alternativa viable al duopolio

(*) Por José Orellana

Recientemente algunos integrantes del Frente Amplio visitaron la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y se permitieron algunos conceptos que articulan un discurso y acción política que “viabiliza las transformaciones políticas y sociales necesarias para hacer de Chile una Patria más justa”, dijeron.

Entre estos comentarios se encuentra la cuestión territorial y, desde ahí, cómo el discurso y la acción política hacen de él un sujeto político concreto de gestión, no desde la dimensión clásica de mero continente de hechos donde ocurren cuestiones políticas, sociales, económicas y culturales. Hablamos de una unidad que sea capaz de entendérsele como un todo integrado (entornos físicos interrelacionados con las personas).

Si bien no lo indicaron, se colige que se valoran las cuestiones identitarias de los mismos. Un ejemplo concreto de acción, y que se proyecta como modelo, es el referido a los resultados de la elección municipal en Valparaíso, donde la concepción territorial comprensiva “marcó la diferencia con las otras ofertas electorales que presentó la Nueva Mayoría y Chile Vamos”, afirmaron.

Otra reflexión importante fue la necesidad de decolonizar a la política de los grupos económicos nacionales y transnacionales. Considerando a quienes lo plantean, debería proyectarse un nuevo trato de esta relación ya que el asunto tiene directa relación con el modelo económico que busca diseñar la colectividad. La relación entre capitalismo y política, viene explicitada desde que el modelo de producción de capital cristalizó en la modernidad como mecanismo de organización social y política. Como diría Marx, quien cuenta con el control de los medios de producción (esto es la gran burguesía industrial) será quien determine la organización global de una sociedad nacional. También la internacional por medio del imperialismo, indicaría Lenin, posteriormente.

A partir de lo anterior, los representantes del Frente Amplio plantearon en su conferencia la necesidad de un rol más activo del Estado en la sociedad que reemplace las prestaciones públicas que gestionan hoy organizaciones privadas como AFPs e ISAPRES. En esa línea, de rediseño de la relación capital y política –indican- es necesario concretar la superación del modelo extractivista, tan propio de Latinoamérica y de Chile en específico por uno centrado en consideraciones propias de la innovación tecnológica. Esto es algo que perfectamente se le podría denominar como “la otra industrialización”, propia de la era global.

Otra consideración importante, es la referida a la necesidad de GANAR. El ganar tiene dos derivadas. Una, es tener la expectativa concreta de lograr la Presidencia de la República y la mayor cantidad de escaños en el Congreso Nacional y Consejos Regionales y la otra tener la oportunidad de hacer sentido en una cantidad considerable de vecinos y vecinas organizadas o no. Así, se instala una tensión entre las nociones de “Multitud” planteada por Tony Negri y Ernesto Laclau, respecto a la necesidad de hacerse del poder formal vía amplias mayorías muy populares.

Ello, se transforma en una interesante y permanente tensión estratégica de cómo concebir y gestionar el poder de esta coalición en creciente articulación, cuestión que reconocen sin complejos como abiertos a ajustar cuando se constaten los errores de los cuales nadie se encuentra ajeno. “Mucho menos una coalición en formación”, explicaron.

Finalmente, otra crisis que el Frente Amplio reconoció como urgente en el país, es la de la desconfianza institucional (desde las políticas, empresariales, pasando por las eclesiales y otras), como también hacia la propuesta neoliberal integral, cuestión que entronca con la crisis de la izquierda, la cual se encuentra en proceso de configurar una alternativa.
A ello supone contribuir el Frente Amplio, el cual, exprofeso valora al día de hoy, la diversidad cultural que contiene, la que se encuentra en un arco de contradicción política e ideológica aún nutritiva y táctica. Esto se concreta en la participación de un Partido Liberal y una Izquierda Libertaria, pasando por Revolución Democrática, los Autonomistas (derivados de la Izquierda y el Movimiento, respectivos), los ecologistas, humanistas, los Ciudadanos y otros. En este marco de la diversidad nutritiva, es que se instala otro concepto siempre controversial, como es, la superación de la dicotomía de izquierdas y derechas, ya que la misma no sería útil para resolver los problemas de ‘lo ciudadano’.
Este colectivo sabe que se articula sobre una diversidad de conceptos contradictorios (por lo menos para el análisis y acción política convencional), los mismos que se encuentran en cada coalición. Tal cuestión los coloca en un desafío histórico para el logro de alianzas tácticas y estratégicas internas de cara al siguiente proceso electoral. Y algo que es más complejo aún,  que es, que una vez en el poder, los resultados concretos electorales, políticos e ideológicos, se jueguen la proyección no sólo del conglomerado, sino la de una alternativa viable al duopolio que buscan superar.

*José Orellana es Académico Escuela de Ciencia Política y RR. II. Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Doctor © en Estudios Americanos Instituto IDEA, USACH.