Coordinador de análisis de la campaña de Boric Claudio Villegas, antropólogo UAHC: “Para entender el espíritu de los tiempos hay que comprender las tecnologías que dominan esos tiempos”
Las plenas certezas de los métodos proyectivos de antaño se desvanecen con la rapidez del tuiteo. El cientista social de la era digital suele encontrarse ante un sólido muro de nuevas metodologías que se ponen a prueba desde la definición de grupos etáreos y sus perfiles, el acceso a la información y la evidencia más reciente de estos cambios que dejaron las elecciones recientes. “Considero que el ‘muro infranqueable’ proviene más bien de un proceso general de complejización social, asociado a cómo las tecnologías de comunicación aceleran la difusión de ideas, rumores y conflictos. Hace 10 años podías tener un conflicto con alguien y descansar de esa hostilidad distanciándote y no contestando el teléfono. Lo único que estaba fuera de tu control eran los rumores que esparcían otras personas”, explica el antropólogo social titulado de la UAHC, Claudio Villegas. El experto en ciencias cognitivas y teoría de redes fue el coordinador de análisis de la campaña del presidente electo, Gabriel Boric. Desde este espacio, comparte el dinámico momento que viven estas disciplinas donde convive el investigador análogo y el digital.
“Hoy el conflicto se propaga por al menos cinco canales: contacto físico, telefónico, Whatsapp y al menos dos RRSS públicas ya sean combinaciones como Instagram y Twitter, o Instagram y Tiktok, o Facebook e Instagram, y así. Los canales digitales tienen una dedicación de alrededor de seis horas diarias y eso amplifica todo. Lo mismo vale para cualquier tipo de información que tú puedas emitir individualmente. Y la información, cuando es eficaz, cambia la conducta de quien la recibe. La consecuencia es simple: si podemos difundir y recibir más información de cualquier tipo, entonces cambiamos con mayor frecuencia. Eso hace la sociedad más inestable, más sensible a las contingencias, más reactiva a diferencias infinitesimales”, plantea sobre una red de datos que exige un ojo entrenado en la virtualidad, pero también los pies permanentemente puestos en la calle. “Los métodos clásicos de registro de opinión pública siguen siendo tan eficaces como siempre. El problema es el objeto que se mueve a mayor velocidad y, por tanto, la encuesta de hace dos semanas puede tener poco qué decir respecto a la actualidad. Es como pretender registrar una carrera de Fórmula 1 con una cámara fotográfica”, agrega Villegas.
Sin embargo, para el docente del Magíster en Metodologías Críticas para la Investigación Social de la UAHC existe un camino híbrido en el cual se puede reunir lo mejor del trabajo teórico y de campo, con los atributos de la tecnología. Incluso describe este momento como un umbral en el que queda mucho por hacer para quienes se interesen por potenciar las humanidades con el trabajo algorítmico y lo digital. “Actualmente, las ciencias sociales están en una suerte de Edad de Oro, porque a los métodos clásicos se ha sumado un poder computacional impensable hace 20 años, y la posibilidad de seguir la huella digital que va dejando la interacción social. Eso ha transformado todo. Antes una entrevista era analizada solamente a mano, siendo la codificación el método más sofisticado. Hoy puedes meter cientos de entrevistas en un programa que mostrará y medirá cómo la gente conecta conceptos, y cómo esas redes de conceptos producen significados”, señala Villegas sobre el salto técnico que significa la inteligencia artificial, el big data o algoritmos capaces de identificar el estado de ánimo detrás de un posteo de Instagram.
“Un algoritmo es un modelo de preguntas prefabricadas que se van respondiendo con la información disponible. Va a ser muy eficaz para leer grandes bases de datos y realizar cálculos muy complejos, pero son imperfectos y hay que tener conciencia de ello. Puede leer los registros in situ, pero sus límites dependerán de lo que sabía su diseñador al momento de programarlo o bien cuánto cambia su objeto”, añade. En ese sentido, el antropólogo cree que las viejas técnicas cara a cara de la investigación seguirán siendo fundamentales por el valor de la interacción o su registro.
Una carrera contra el espíritu de los tiempos
Claudio Villegas tuvo un papel clave como coordinador de análisis de la campaña de Gabriel Boric, apoyando la adaptación de las comunicaciones a las distintas audiencias digitales y análogas. “Mi labor fue la de coordinar al grupo de investigadores que observaban diariamente cómo las audiencias electorales reaccionaban a distintas contingencias, a la vez que investigábamos en profundidad a cada una de ellas, sus intereses, valores, creencias, conductas, gustos y estructuras de interacción. A partir del balance de las distintas reacciones, estabilidad y cambio, generaba insumos y recomendaciones estratégicas para tomar decisiones relevantes y balancear acciones comunicacionales”, dice el docente del ramo de Datos Cuantitativos y el Seminario de Grado I y II de la carrera de Antropología en la UAHC.
Las conclusiones de este trabajo determinaron una primera vuelta orientada a fortalecer el vínculo con los convencidos por la alternativa de Boric y proyectar una segunda vuelta más enfocada en captar votantes nuevos. Un eje que atravesó toda la elección, dice, fue asociar al candidato de Apruebo Dignidad con el cambio. “Esa era, posiblemente, la necesidad más específica e invisible que buscaba el votante en esta elección, tanto de derecha, de izquierda o no alineados”, explica.
El trabajo de análisis de audiencias y su transformación en un capital concreto a la hora de la toma de decisiones, enfrenta al investigador a la complejización de estrategias de acuerdo a una complejización mayor por parte de una sociedad permeable a las noticias falsas, la desinformación y otras variables propias del vértigo de los tiempos. Desde la disciplina científica, ¿cómo se debería entrar a este ciclo donde la tecnología, la cultura y la idiosincrasia son tan volubles como una opinión en Twitter?
“La principal estrategia para mantenerse conectado al espíritu de los tiempos es comprender los fundamentos de las tecnologías que dominan esos tiempos”, cree Villegas. “Luego, no es posible que un antropólogo o un sociólogo no sepa qué es un algoritmo y no domine al menos un lenguaje de programación, pues entonces desconoce el 90% de lo que sucede a su alrededor. No entender elementos mínimos de ciencias computacionales es hoy una forma de analfabetismo pero también una forma de etnocentrismo, es decir, una condena doble: no conocer las posibilidades que se abren, y no querer entender a quienes construyen esos nuevos mundos”, lamenta. Invita a entender (o aceptar) que la interacción digital también debe considerarse una interacción real en términos de los datos que pueden obtenerse de ella. Algo que incide tanto o más que una conversación cara a cara. Propone no desestimar los fenómenos de redes sociales como simples “cuestiones virtuales”.
“Los fenómenos políticos de los últimos 10 años han estado determinados por aquello que transita de lo digital a lo análogo y de lo análogo a lo digital. Comprender que ese puente es cada vez más corto es un principio necesario para conectarse con lo que está pasando, desde la elección de Trump hasta la victoria de Boric, pasando por los sucesivos estallidos sociales”, reflexiona antes de retornar al punto inicial. “Si el mundo de hoy está fuertemente determinado por las tecnologías que usamos para comunicarnos, entonces para encontrar los mecanismos que construyen nuestra realidad actual debemos conocer sus sustratos computacionales. Si un cientista social desconoce por qué Facebook le recomienda pañales después de compartir una tarde con el padre de un recién nacido, entonces entiende muy poco de la realidad en la que vive”.