Destacados antropólogos participan en seminario “Darcy- Bonfil – Cardoso. Relaciones Interétnicas en América Latina”
El Centro Interdisciplinario de Estudios Interculturales e Indígenas (ICIIS) y la Escuela de Antropología de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, realizaron el Seminario “Darcy – Bonfil – Cardoso. Relaciones Interétnicas en América Latina”, el cual tuvo como objetivo conocer parte de la producción de la antropología en la región, invirtiendo de esta manera el foco generalmente orientado por los estudios del centro para mirar América Latina.
En la actividad, realizada el lunes 27 de mayo, participaron los destacados antropólogos Miguel Alberto Bartolomé, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México; Joao Pacheco de Oliveira del Museo Nacional de Rio de Janeiro, Brasil y la Dr. Alicia Barabas del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México.
Estos tres profesionales han continuado con la línea teórica, epistemológica y práctica de tres grandes investigadores latinoamericanos como Darcy Ribeiro, Guillermo Bonfil y Roberto Cardoso, “quienes impactaron la labor disciplinaria y las sociedades de las que formaron partes los Estados brasileños y mexicano, cuyo legado aún influye en la relación con los pueblos indígenas, contemplándolos no sólo como seres del pasado o como pueblos en vías de desaparición, sino como actores relevantes de la sociedades envolventes en las que les tocó vivir”, indicó Luis Campos, académico de nuestra Universidad e investigador del Centro Interdisciplinario de Estudios Interculturales e Indígenas ICIIS.
Miguel Alberto Bartolomé, abrió la jornada de exposiciones con una contextualización sobre las relaciones interétnicas actuales, haciendo referencia a la Conferencia de Barbados en 1971, evento en el que se emitió un trascendental documento crítico del rol desarrollado por parte de la comunidad antropológica, los Estados y la iglesia respecto a la situación de los pueblos indígenas, declaración que se vuelca hacia una mirada del indígena más humana.
Darcy Ribeiro y Guillermo Bonfil, participaron de dicha convención, cuya intención fue pasar de los estudios de las culturas indígenas para referirse a los contextos políticos, económicos y sociales en los que estaban involucrados los pueblos indígenas, estudios que hoy se conocen como de diagnósticos o situacionales, y que en aquella época era considerado una tarea de perspectiva dada a conocer por el periodismo, la política y la iglesia, sintiéndose la antropología al margen.
“La reunión fue muy productiva, generó un documento que en su momento yo no diría que fue revolucionario, sino que provocador, y que influyó en la práctica profesional como en la acción institucional de la época y de manera más significativa en práctica misional de la Iglesia. Por primera vez se cuestiona la falta de compromiso de la antropología, donde los antropólogos pedíamos tener un compromiso social y existencial hacia comunidades con las que trabajábamos”, manifestó Bartolomé al recordar este hecho como un hito en la práctica antropológica.
Por su parte, Joao Pacheco y Alicia Barabas, ofrecieron una mirada más focalizada con un recorrido por antropología brasileña, desde Darcy a Cardoso, y las relaciones interétnicas y autonomías indígenas en México, respectivamente.
Según explica Pacheco, en 1988 es el momento en que se comienza a conocer más la declaración de Barbados y empieza a existir una movilización más fuerte de los indígenas, quienes se articulan con otros grupos más contestatarios en torno a la autodeterminación de los pueblos. Por primera vez, tanto las organizaciones y la academia, hablan del concepto de autonomía.
En ese contexto, surge un modelo antropológico de regiones autónomas pluriétnicas. En el caso de Brasil, por ejemplo, Joao Pacheco, ahondó en la diferencia de visiones entre Barbado y Darcy, este último, habla de un periodo que si bien apuntaba a legitimar al indígena, lo hace desde la visión del un Estado benefactor. “Mi mirada en este recorrido no es tanto pensar los aspectos técnicos de la antropología, sino el aspecto político del indigenista, donde la visión de Darcy queda obsoleta porque es estatizaste. Los indígenas quieren hablar, quieren hacer por ellos. Lamentablemente los movimientos en que el Estado va a reformar una sociedad nueva no es nuestra idea hoy”, sostiene Pacheco.
En el caso de la situación legislativa en México, constituiría un atraso, según Barabas, considerando el reconocimiento de la pluriculturalidad en otros países latinoamericanos y el modelo indigenista que el país exportó para el resto de América, basado desde la concepción agrarista que considera los derechos de los campesinos y no de los pueblos indígenas, por lo tanto, ningún derecho colectivo, histórico y territorial, puede ser realmente reclamado, condición que en la práctica permanece pese a la firma del convenio 169 de la Organización Internacional de Trabajo (OIT).
“En México finalmente se han dado cuenta que la autonomía territorial es necesaria para la construcción de etnoterritorio colectivo, no para el cultivo, sino el territorio histórico y de arraigo, la gente se va dando cuenta de que aquel que vende una parcela por una necesidad económica, lo que en verdad vende un legado, desarraigándose de la tierra. Se está empezando a hablar el tema con alternativas de modelos como: proyectos autonómicos en la comunidad, de autonomía de hecho a autonomía de derecho; para avanzar a las autonomías municipales y distritales, que en definitiva buscan lograr que sus cabeceras municipales controlen los gobiernos locales y acceder al congreso”, expuso Barabas.