El cautiverio permanente de la política ante las éticas conservadoras
(*) Por José Orellana
Fue provocadora la imagen de la Presidenta de la República escuchando las diatribas de algunos pastores evangélicos en el último Te Deum evangélico, ello a causa de la agenda valórica llevada a cabo por su gobierno – aborto en tres causales y matrimonio igualitario – fuera de la utilización política que realizaron los actores políticos ahí involucrados, que fue evidente y notoria y proveniente desde alguna derecha de este país.
Pero el dato, nos recuerda, otra vez, cómo nuestra sociedad se encuentra en un permanente cautiverio respecto de las moralidades y éticas conservadoras provenientes de los mundos religiosos, los cuales, como ayer, tienen una arraigada socioterritorialización y una consecuente expresión en las esferas políticas, las cuales se institucionalizan, validan y hasta se promueven. Pero también hay que recordar, que como existen conservadores, hay también posiciones bastante más progresistas, baste recordar el rol y función que tuvieron en la dictadura cívico militar, por lo menos algunos de sus miembros institucionales como el Cardenal Raúl Silva Henríquez, por ejemplo. En el presente se observa al Padre Felipe Berríos y sus reflexiones y acciones aparentemente más ‘progres’, lo mismo debe ocurrir en otras confesiones.
Parece que dada la crisis moral en la cual se desenvuelve nuestra sociedad, la certidumbre que entregan unas u otras definiciones religiosas permite afirmar que gozaron, gozan y gozarán de buena salud societal y política. Ello debiese permitir, entonces, en un marco de pluralismo democrático, más o menos liberal, más o menos materialista, más o menos social, convivir con estas expresiones. La Iglesia Católica, y su hegemonía en Chile como en Latinoamérica es evidente… que los santos!, que los feriados católicos!… los valores!… hasta los escándalos son determinantes! El mundo evangélico viene haciendo notica hace mucho tiempo y otros credos también disputan espacios (judíos, testigos de Jehová, Mormones, Luteranos, Católicos Ortodoxos entre varios otros).
La ley de libertad de culto del año 1999, Nº 19638, vino a entendérsele, no sólo como la institucionalización de la religión en nuestro país, o como la plataforma que permitió emparejar un poco la cancha política entre una y otra confesión, sino que también como un paso adelante en la profundización de la democracia. En ese marco, una traducción concreta se observa en la señal institucional que entrega la Moneda al integrar a los capellanes de algunas manifestaciones religiosas. Otra muy interesante, es la que se da en las municipalidades/comunas, cuando se institucionalizan las Oficinas Municipales de Asuntos Religiosos, espacio de integración y coordinación necesaria para lograr la mejor convivencia entre iglesias, ritos, acción social de las mismas y sociedad en general representada por los municipios.
Cuando se observa este parcial cuadro sociopoliticoterritorial, pareciera ser que más que avanzar la condición de Estado Laico, el mismo se contrae para dar paso a más religión. Pero no es así, el Estado Laico, al cual se le reconoce la separación de iglesia católica y Estado hace ya casi un siglo, no puede desentenderse de una realidad política y social como es la religión.
En esa perspectiva, lo que sí pareciera ser necesario solicitar al Estado Laico en reconocimiento de esta realidad, es gestionar de forma sistemática valores de tolerancia, prudencia, solidaridad y fraternidad para convivir adecuadamente en sociedad plural. Pareciera ser que la Presidenta de la República, eso lo sabe bien… soportó al borde de lo insoportable la diatriba de algunos pastores evangélicos instrumentalizados por alguna derecha política de este país, sin perjuicio de haber sido una de las gobernantes más comprensiva con este mundo. Pero junto con soportar, entregó en el acto el desagrado y enojo que corresponde en pluralismo político.
(*) Académico Escuela de Ciencia Política y RR. II. Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Doctor © en Estudios Americanos Instituto IDEA, USACH.