El ejército y sus barreras de entrada

El ejército y sus barreras de entrada

Por Pablo Zúñiga*

Existen instituciones en nuestra sociedad que han pasado desapercibidas dentro de la actual coyuntura nacional y son miradas con cierta distancia, quizás desprecio, dentro de las demandas del movimiento estudiantil. No las asumen como alternativas reales de desarrollo académico y profesional. Hablo de las instituciones castrenses.

En toda sociedad, las instituciones que educan y forman, apuntan en sus objetivos a que los sujetos egresados se incorporen a los aparatos productivos del país. Existen, en cambio, otras instancias, que igualmente  tienen un carácter formativo, pero que poseen objetivos distintos: proteger la nación de ataque externo y de revueltas internas;  protección y ayuda humanitaria, entre otras.

El Ejército, por ejemplo,  es una organización formal, por lo que supone una estructura de poder que unifica los esfuerzos de los miembros a metas específicas, despersonalizando los cargos que ejercen. Según Max Weber,  son una organización ordenada en función de reglas,  con obligaciones específicas para cada posición dentro de la organización. El ejército acentúa la organización burocrática con  elementos como la disciplina y la jerarquización para cumplir su función básica, la guerra.

Sin embargo,  si una profesión está en contacto con otras, se llegará a la conciencia que se comparten códigos comunes con el resto de la sociedad. Por el contrario, si sólo se vinculan con miembros de la misma profesión, ocurrirá que se generalizará a partir de hechos particulares y se
suele mirar la sociedad desde una sola perspectiva. Así el sentido de cuerpo aumenta, y los militares comienzan a verse como distintos y de alguna forma superiores al resto de la sociedad. Eso sucedió.

¿Cuántos candidatos a general, coronel  o teniente existen es su población, barrio o villa? Lo más probable es que no conozca a ninguno. La respuesta a eso es simple: las
barreras de entrada que existen para que su niño, niña o alguno de mis hijos pueda ser coronel o general es altísima, De partida, se cancelan quince mil pesos por el formulario. De quedar seleccionado, son 53 UF,  más otras UF por matrícula y colegiatura. Para muchas familias es impensable.

¿Qué se ha hecho en los últimos años para democratizar esto? La verdad, muy poco. La movilidad social que deberían ofrecer las FFAA y de Orden es muy pobre. Es necesario desentrañar los  criterios con los cuales se selecciona a estos muchachos es preciso desentrañarlos para que todos sepamos que esto puede y debe implicar una forma inclusión igualitaria para todos los ciudadanos.

Es importante entonces que el movimiento estudiantil aluda a esto.  En necesario que se eliminen las barreras de entrada para que los hijos e hijas de cualquier ciudadano de este país vean a estas instituciones como un posibilidad valida. Las trabas que se han impuesto por años son meramente ideológicas y dan cuenta de la distancia que hay entre la ciudanía y las diversas ramas castrenses.

*Docente Escuela de Ciencia Política y Relaciones Internacionales Universidad Academia de Humanismo Cristiano.