Escuelas más verdes como oportunidad para generar comunidades más sanas
(*) Nicolás Bonilla
En distintas ciudades de Chile, como Los Ángeles, Puerto Montt o Coyhaique, se están impulsando proyectos ambientales a nivel municipal que tienen como base las escuelas públicas. Múltiples son los beneficios que esto tiene, tanto para los establecimientos educacionales como para las ciudades y sus habitantes.
Escuelas que están embellecidas con espacios verdes, que cuentan con huertos o jardines, que reciclan sus distintos residuos, que incluyen educación ambiental en el curriculum y que concientizan estos temas en su territorio, se pueden beneficiar con una buena salud mental, un clima escolar positivo, una comunidad afiatada y mejoras en el desempeño académico. En específico, diversos estudios evidencian que estas acciones que ponen a las personas en contacto entre ellas y con la tierra, son factores protectores para la salud mental.
Al tener comunidades sanas, se previenen diversas situaciones críticas que suceden en los establecimientos educacionales como suicidios, bullyng, agresiones, abusos, deserción escolar, y discriminación racial y de género. De paso, se forma ciudadanos/as conscientes medioambientalmente y posibles agentes contra el cambio climático.
En este sentido, las ciudades y sus habitantes se pueden ver beneficiadas de distintas formas dependiendo de los proyectos que estén impulsando, lo importante es que las escuelas funcionan como una base potente, ya que a través de los y las estudiantes se tiene un nexo directo a las familias y a los territorios en que las escuelas se encuentran.
Esto permite llegar a los barrios, las plazas, las ferias, las juntas de vecinos y otros lugares que muchas veces las políticas públicas por sí solas no alcanzan, estando además las escuelas posicionadas dentro de una red de instituciones de salud y derechos con las que también se puede colaborar.
En miras de la actual crisis ambiental y la desertificación que asecha nuestro país y la gran ciudad de Santiago, las escuelas se presentan como puntos críticos para la instalación de buenas prácticas en términos medio ambientales y respecto al cambio climático. Lo que trae consigo mejoras en la salud mental de las comunidades educativas y articulaciones entre distintas instancias de los territorios. En la contingencia actual, donde nuestro país recibe la COP 25, las escuelas más verdes son una oportunidad para generar comunidades más sanas y para la sustentabilidad del planeta.
(*) Psicólogo, del Equipo Psicosocial de Salud Mental Escolar, Universidad Academia de Humanismo Cristiano