Exitoso estreno de obra “Universo Andersen” con elenco integrado por estudiantes de Teatro

El viernes 28 y sábado 29 de noviembre se realizaron las funciones de la obra “Universo Andersen”, montada por la compañía Teatro del Silencio que encabeza Mauricio Celedón. Las presentaciones en la Plaza de Renca tuvieron un elenco compuesto por estudiantes de la carrera de Teatro de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y vecinos/as de la comuna.

Viajar por los cuentos y vida del poeta Hans Christian Andersen y reflexionar en comunidad sobre la infancia, la importancia de los sueños y del arte para enfrentar la violencia del mundo actual fue el pie inicial que tuvo Mauricio Celedón, creador y director de la afamada compañía Teatro del Silencio, para generar esta nueva creación dramática.

Tras un proceso de talleres y trabajo colectivo que duró dos meses con estudiantes del curso de teatro callejero de la carrera de Teatro de la Facultad de Artes de la UAcademia, junto a vecinos/as de Renca, el espectáculo llevó a los/as asistentes a recorrer los frágiles y conmovedores universos del escritor danés más conocidos de la cultura occidental, para abordar conceptos esenciales como la inclusión, la diversidad, la igualdad, la solidaridad y la hermandad.

Guiados por el personaje de Andersen y de la historia “La vendedora de fósforos” los asistentes recorrieron temáticas universales como la pobreza, la vulnerabilidad de la infancia, la soledad, la muerte, la indiferencia, la injusticia y la búsqueda de la identidad. Junto a ello, los personajes se rebelaron contra su destino y lucharon por sus sueños pese de la adversidad, recatando la importancia de los sueños y la imaginación.

En el relato, la infancia y la juventud fueron protagonistas viajando por mundos en los cuales la imaginación y la realidad se rozan sin separarse, para soñar, resistir, y “encender luces” en la oscuridad del presente.

A través de teatrografías y coreografías creadas por Mauricio Celedón junto a Elena Lucas, Genesis Martínez y Angela Quezada, el lenguaje visual corporal pluridisciplinario permitió “hacer visible lo invisible” -como apuntaba Marcel Marceau- y dar vida a diversos universos imaginarios.

Las escenografías y los efectos escénicos, a cargo de Roi Joan Jimenez y Marcelo Pizarro, amplificaron la magia de las visiones y crear atmosferas oníricas en contraste con la dureza de la realidad. La plaza de Renca se vistió de blanco invierno, evocando la atmósfera de un paisaje nevado y solitario, acompañado del diseño de vestuario de Claudia Verdejo, desarrollado también en forma colectiva durante los talleres de creación de la obra.

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