Frei Montalva: sombras de un magnicidio
(*) Por José Orellana
Columna publicada en La Nación
Conversando hace poco con un viejo admirador del Humanismo Cristiano, ese que encarnó la figura de Eduardo Frei Montalva, reflexioné varias consideraciones de tipo político, moral/ético y por defecto ideológico después de que el Juez Alejandro Madrid indicase que el ex presidente fue asesinado.
Con decepción, constaté una serie de hechos post pronunciamiento del Juez. Uno de ellos: la morbosa importancia, desde los medios de comunicación, de fijarse en la fractura familiar de los hermanos Frei, develando el mayor o menor compromiso de Carmen, Eduardo, Irene o Francisco en el esclarecimiento del asesinato de su padre. Esto se traduciría en puntos de prensas familiares diferenciados, o desde la Sede Nacional de la DC, o bien, desde la Casa de Eduardo Frei Montalva.
Con decepción constaté, además, la distancia que el sistema político representado en las fuerzas de ‘centro – izquierda’ muestra ante un hecho que desde lo político y lo democrático a nadie puede dejar indiferente. Al final del día, guste o no, es un “magnicidio” perpetrado contra uno de los más emblemáticos ciudadanos de Chile. Fue clave en varias Políticas de Estado, como la Reforma Agraria, la Chilenización del Cobre y la ley de juntas de vecinos. Y fue pieza fundamental para la articulación no sólo del Partido Demócrata Cristiano, sino que de los sectores más progresistas y vanguardista cuando de la ampliación de derechos sociales y humanos en general se refiere.
Que su instalación en el ‘centro – político’ en un contexto de Guerra Fría lo haya colocado en franca oposición con los sectores más extremos de la izquierda chilena, justificando la entrada de los militares, no es igual a no reconocer ese legado y trascendencia para el actual sistema político democrático. Se preguntaba este admirador de Frei Montalva, en la conversación que mencioné al inicio: ¿dónde está la posición institucional de los Partidos Socialista, Radical, PPD y hasta el Comunista, respecto de esta constatación jurídica y política?. Fuera de las declaraciones de algunos personeros relevantes de estas tiendas, no ha existido mayor pronunciamiento. Vale el punto, se indicará, cuando a instancia de la constitución de 1980 en el emblemático evento del Teatro Caupolicán Frei Montalva se declaró abiertamente contrario a la dictadura Cívico-Militar. En esa ocasión concurrieron la mayoría de las fuerzas políticas de izquierda proscritas y por defecto perseguidas. De la derecha, poco se puede esperar, cuestión que también ha sido evidente.
Por otra parte, es llamativo cómo la Democracia Cristiana ha reaccionado con su hijo, sino el más ilustre, uno de los más prominentes. Aquí, la decepción es total. Porque, las reacciones institucionales de la Democracia Cristiana, me indicó este viejo admirador con el que conversé, han sido tibias, acotadas y disminuidas en densidad política e ideológica. Esto considerando que Frei Montalva no sólo fue un militante orgánico del partido, sino que un faro ético y moral, hasta el día de hoy. Y esta querella sí que es profunda, porque se instala la razonable pregunta identitaria hacia la Democracia Cristiana en cuanto proyecto político e ideológico, ¿Qué es la Democracia Cristiana, cuando no reacciona nacionalmente en la profundidad requerida respecto del magnicidio perpetrado contra su hijo más ilustre, por medio de sus orgánicas territoriales, mandatarios locales, regionales, congresales y nacionales, entre otros?
Frei Montalva y el reciente fallo, interpelan al proceso político transicional. Muy probablemente en él, se encuentran las claves para descifrar la intrascendencia de algo que desde lo político y democrático debiese convocar más atención y profundidad política para el mejoramiento del régimen democrático, con los estándares éticos, morales y de probidad que encarnó Frei Montalva.
(*) Académico Escuela de Ciencia Política y RR. II. Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Doctor en Estudios Americanos Instituto IDEA, USACH