Guillier y la estética política

Guillier y la estética política

(*) Por José Orellana

En otra oportunidad, el suscrito afirmó que el Partido Radical Social Demócrata (PRSD) con Alejandro Guillier había encontrado una llave para desplegarse y proyectarse en el sistema social y político. ¡Histórico!, dado que sólo contaba con el recuerdo de su época dorada cuando entregó tres Presidentes a Chile.

Se indicó que, ante la evidencia de su menguada cantidad de representantes electos en el Congreso, Gobiernos Regionales, Gobiernos Comunales y en el Gobierno nacional, en esta oportunidad era insospechado su potencial de desarrollo, sea en municipales o congresales. En las municipales, el desempeño no fue el mejor y se espera que cambie en la congresal, a propósito de instalar candidaturas con mayores probabilidades de elegibilidad.

Lo anterior, claramente se relativiza, toda vez, que logró instalar a su candidato, además como representante del Partido Socialista de Chile, desmontando de paso a Ricardo Lagos Escobar, el que buscó el apoyo socialista, teniendo formalmente el del PPD. Ello implicaría sesiones a las expectativas originales. De todas formas, con más o menos oportunidades de elegibilidad, aspirando a ganar la Primaria de la Nueva Mayoría, la oportunidad igualmente es histórica.

Si lo anterior es así, hay una pregunta que contestar, entre otras… ¿cómo enfrenta el radicalismo el desafío político, con Guillier, de contribuir a un relato que entregue ‘coherencia convocante’ a una mayor cantidad de huestes ‘Mayoristas’, los viudos del ex presidente Lagos, los expectantes PPD, algunos sectores democratacristianos, como también comunistas, masistas e ICs?

Más allá del pragmatismo que permiten las encuestas (las que han estado a su favor y explica la nominación PS, entre otras consideraciones), o la más oportuna negociación de plantilla parlamentaria, en una o dos listas, con primaria o primera vuelta democratacristiana, se podría afirmar que el eje articulador tiene que ver con la identificación de principios ordenadores (parte del recetario de una campaña).

En ese sentido, cabe indicar que el radicalismo, junto con Guillier, debería asumir sin complejos el legado democratizador del Gobierno de Michelle Bachelet, el cual con todas sus luces y sombras, durante estos casi 4 años de gobierno, ha sido el cemento de la actual coalición, trascendiendo social y políticamente a escenarios (cemento inexistente para algunos), que si bien pueden lucir como mínimos y obvios hoy, fueron los que se buscaron desde el momento que se recuperó la democracia, permitiendo hoy,otro escenario para profundizar la misma.

Por lo tanto, se podría indicar que no es adecuado, que el radicalismo junto con Guillier, las emprendan contra la obra de la actual Mandataria para ganar voluntades. Por el contrario, el desafío se encuentra en cómo recogen en continuidad crítica su obra, proponiendo, por ejemplo, ajustar lo que se debe ajustar, reorientando el proceso de modernización y reforma del Estado, donde el mismo cumpla un rol bastante más activo.

Desde esa perspectiva modernizadora, el proceso de la descentralización es una muy buena plataforma y eje reflexivo planteado por Guillier; parte del actual ejercicio gubernamental en esta materia, acusó dificultad para avanzar en ella, impidiendo más democratización del sistema, o en la gobernanza indicará el candidato PS y PRSD.

A partir de aquello, también se deberían atender los aportes de Ricardo Lagos, José Miguel Insulza y Fernando Atria, toda vez que son contribuyentes a la plataforma que el actual gobierno desplegó, los cuales se plantean en términos más críticos desde una interpretación más progresista o más ponderada. Respecto de la DC, y su Junta Nacional Extraordinaria de este fin de semana, y lo resultados de la misma, el desafío guillerista estaría en recoger los principios ordenadores de la tienda, en el entendido que Guiller, busca representar la centro izquierda, sin perjuicio de que llegue a primera vuelta Carolina Goic.

Recoger la obra de la actual Mandataria y coalición es recoger principios -es de esperar, que no se caiga en el axioma/trampa de que fue posible gracias al financiamiento de SQM-, de continuidad y estética política. Quien debe tensionar al Gobierno en el juego democrático es la oposición como es Chile Vamos y el Frente Amplio, NO es uno de los precandidatos del sector… se ve como ¿incomprensible?, estéticamente, ¿feo?

Vaya desafío el de Guillier y el radicalismo… también del partido socialista y siguientes que se puedan sumar a su candidatura sea para las primarias, la primera vuelta y segunda vuelta si, es que logra los votos necesarios para tal cuestión.

(*) José Orellana es Doctor (c) en Estudios Americanos Instituto IDEA, USACH y académico de la Escuela de Ciencia Política y RR. II. de la U. Academia.