La geografía de la multitud, tras la polis justa.
El agote de las mayorías chilenas se hizo sentir y sigue. Santiago concentra las miradas por razones de escala, sin embargo, las regiones también hicieron lo propio en calles, casas y espacios públicos visibilizando su agote. Si Santiago tiene agote, las regiones tienen varios más, sobre todo cuando el centralismo político, económico, fiscal, social y cultural, se deja sentir todos los días.
Ante ello, el gobierno demostró, no sólo la lejanía con las mayorías sociales, concretada tempranamente por su agenda legislativa (reformas de pensiones, tributaria, contrarreforma educacional, otras), también falta de empatía, visibilizada tempranamente por los ministros Fontaine y Larraín, para continuar con las ministras Hutt y Pérez, finalizando con el ministro Chadwick, los cuales (los tres últimos), lejos de hacerse cargo de la cuestión de fondo, colocaron el foco en el vandalismo, delincuencia y saqueos múltiples, criminalizando el legítimo reclamo de desigualdad social estructural, provocada por el modelo de desarrollo vigente.
Corona esta lejanía, el Presidente Piñera cuando confiesa que está en guerra, demostrando otra vez impericia no sólo de diagnóstico, sino que en la proyección de solución. Un buen verificador de tal situación, aunque suene irónico, fue el militar a cargo de la seguridad, a propósito del Estado de Emergencia y Toque de Queda en el cual nos instaló el gobierno, cuando afirmó que él no está en guerra con nadie.
Así, el gobierno y su coalición, no tienen brújula certera, engrandeciéndose la figura del Senador José Manuel Ossandón, el cual, tempranamente, al inicio de la crisis fue el único de su sector que hizo profunda observación crítica respecto del manejo de la misma. También, el dinamismo de la crisis, reinstaló la idea de la Derecha Social, la que vino a presentar en su época de candidato a Presidente (primarias del sector)[1]. El gobierno, tendría en ese liderazgo una oportunidad de salida, obligándoles dejar caer a Joaquín Lavín, que en esta coyuntura no ha tenido ni una oportunidad de visibilizarse. Lejana se encuentra la Intendenta Karla Rubilar, la cual, por razones políticas no puede hacerlo, sin perjuicio que intente profundizar en ese aspecto.
Ahora, la complejidad de canalización de esta crisis, mayoritariamente se encontraría en el gobierno (con sus contradicciones, mediante). La multitud, Tony Negri, la significó como la respuesta desarticulada a los abusos del capitalismo global traduciéndose en territorios concretos, sea a escala nacional, regional o local (barrios, cuadras, esquinas de pasajes, entre otros micro-lugares)[2]. Esta multitud, no tiene anclajes en partidos políticos, o liderazgos sociales claros, es sólo manifestación de energía social motivada por rabia, decepción, pobreza, frustraciones, entre otras consideraciones que se incuban en las familias a lo largo de los años, siendo los jóvenes, como siempre, la punta de lanza para proyectar esa energía contenida (alza del metro v/s evasión). Es la cristalización de la entropía sociopolítica de Chile.
Desde el sistema político, sobre todo pensando en la oposición política, no se observan posibilidades de canalización, sólo de deliberación nutritiva para concretar una batería de medidas sociales, dado que, fuera de las impericias propias de las ‘oposiciones’, entendidas también en la necesidad de perfilarse como referentes transformacionales de la sociedad, sobre todo las nuevas, caen igualmente en el manto del desprestigio de la política en general. La multitud, no les cree.
Si se observan otras instituciones, típicamente canalizadoras de energía social, como es la iglesia católica, la misma aún no sale de su marasmo de desprestigio por sus sistemáticos abusos sexuales. La furia contra los militares, ¿sólo es por lo que encarnan en nuestra historia reciente de represión?… sí… en parte, sobre todo para los más viejos, como quien suscribe esta opinión, pero acaso ¿el desenfado con que fueron enfrentados por la multitud, no se explica también por su desprestigio por concepto de corrupción?, ¿quiénes son para ejercer autoridad?
La Geografía de la Multitud, la cual tiene varias manifestaciones, entre ellas las estudiantiles, ambientales, feministas[3] y así otras, ahora se levanta transversal contra la desigualdad social y el abuso sistémico[4]. Su desafío, estaría en lograr una plataforma convocante y transversal que fuese capaz de relacionarse con la institucionalidad vigente en orden a re-direccionar la agenda política del gobierno en proyección con el Congreso. Lo avanzado, en cuanto despliegue de la Geografía de la Multitud, perfectamente podría anclarse a marcos referenciales funcionales a un nuevo pacto social, el cual, se entiende como medida de fondo para modificar las matrices institucionales que vienen permitiendo esta desigualdad social legalizada, cuya traducción más evidente es el abuso sistémico.
El desafío del gobierno, es también calibrarse. El Presidente de la República no puede permitirse afirmaciones como las que le conocimos ayer… ¡estamos en guerra! No debe olvidar que él es también tributario de lo que repudia esta Geografía de la Multitud, y que de nada le sirve el argumento del derecho a gobernar a causa de ganar una elección, en segunda vuelta y con un Congreso NO proclive a su coalición política. Si no se calibra, y sigue de tumbo en tumbo con frases desafortunadas, o un gobierno, endosando en la protesta legitima o en la violencia, en el saqueo y en la delincuencia todo su accionar discursivo y político, no espere contener el lema “renuncia Piñera” que ya circula en redes sociales.
¿Reunirse con los poderes del Estado, es suficiente?, ¿reunirse con el sistema político chileno general, es suficiente?, ¿reunirse con referentes de la sociedad civil clásicos y nuevos es suficiente?, ¿cristalizar en mesas de diálogos con los anteriores actores consignados, es suficiente? Pareciera ser, que es parte del repertorio que permite gobernabilidad y gobernanza, en el que hay que avanzar, precisando de celeridad en el logro de estas coberturas, pero también en contenidos y proyectos que hagan sentido en una geografía de la multitud que se organiza en la desconfianza estructural, generando como indica Pierre Rosanvallón, el peor de los momentos de un sistema democrático, como es la impolítica, donde aventureros pueden irrumpir logrando, cual algoritmo político, una confianza espuria, no necesariamente buena para la patria y la república[5].
Los llamado a la unidad, tienen sentido, cuando se restituyen confianzas discursivas, proyectos plausibles relacionados con desactivar la rabia y la decepción… tienen sentido, cuando se renuncia a la militarización de la política, que junto con ser sinónimo de fracaso en la gestión de gobierno, manda a la calle otro factor de agote. ¡Los militares son corruptos!, es parte del imaginario instalado en la sociedad, agregándose carabineros y otros dispositivos estatales, donde justos, pagan por pecadores.
La sociedad chilena viene experimentando un clivaje estructural, el cual ha tenido diferentes capítulos: a.- en los 2000 con varias manifestaciones estudiantiles y sociales; b.- desde el 2010 en adelante, un intenso ciclo de movilizaciones de la geografía de la multitud, destacando la estudiantil y ambiental; c.- en la misma década, el develamiento de la corrupción en política producto de su financiación; d.- de nuevo en la misma década, la constatación de la corrupción en la iglesia católica/evangélica, carabineros, ejército y otras instituciones del estado y civiles; e.- agendas políticas truncas no profundizadas en medio ambiente (conflictividad socioambiental), en claves feministas, causa mapuche… en fin, una seguidilla de otras situaciones… ¡Qué decir con la descentralización política del Estado!
Es un clivaje de larga data no asumido en la profundidad requerida, que ha profundizado la desconfianza estructural, e instalando el miedo social producto de la incertidumbre que provoca el no tener… el no tener para la salud, educación, los remedios, el helado para nuestras hijas e hijos, no tener vivienda digna, ni espacios públicos nutritivos para el esparcimiento…, en definitiva, no tener una polis justa para la persona individual y las expresiones colectivas/comunitarias.
[1] Ver más en https://www.elquintopoder.cl/politica/ossandonazo-no-5-de-lo-coyuntural-a-lo-estrategico/
[2] Ver más en https://www.elquintopoder.cl/politica/la-geografia-de-la-multitud-hacia-el-nuevo-trato-2/
[3] Ver más en http://www.academia.cl/comunicaciones/columnas/desafios-de-la-geografia-de-la-multitud-feminista
[4] Ver más en https://www.elquintopoder.cl/ciudad/indignante-o-nos-falta-el-humor-del-ministro-larrain/
[5] Ver más en https://www.eldesconcierto.cl/2017/01/07/la-contrademocracia-los-gobiernos-y-los-proyectos-politicos/
(*) Geógrafo, académico Escuela de Ciencia Política y RR. II. UAHC. Doctor en Estudios Americanos Instituto IDEA, USACH.