La minería en las fronteras de Latinoamérica
América Latina se ha transformado en el destino más importante de la inversión minera en el mundo. Según las estadísticas, a comienzos de la década del 90 la región captaba el 12% de la inversión minera mundial y a comienzos de la actual había casi triplicado ese flujo, captando el 34%.
Frente a este panorama, organizaciones ambientalistas y representantes de la sociedad civil preocupados de los altos costos sociales, culturales, sanitarios y, por sobre todo, ambientales que ésta pueda significar para los diversos países, participaron del encuentro “Minería en las fronteras de Latinoamérica” organizado por la Escuela de Ciencias Política y Relaciones Internacionales de la UAHC en conjunto con el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales, OLCA.
Para Lucio Cuenca, director del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales, OLCA, estamos frente a una minería de alto impacto, muy agresiva, que es parte de un proceso unilateral de integración, empujado por un modelo neoliberal, dónde las comunidades, nuestros gobiernos y los estados están teniendo un rol bastante negativo de renuncia ciudadana, transfiriendo la administración a estas empresas transnacionales de zonas que antes estaban prohibidas. A su juicio “se facilita las zonas de fronteras para las transnacionales, y sin embargo se ponen barreras para la integración de los pueblos y ciudadanía”.
Según el economista José De Echave, responsable del programa Minería y Comunidades de la ONG peruana Cooperación, en su país son casi 20 millones de hectáreas ocupadas para la extracción minera, lo que constituye cerca del 16% del territorio nacional. “Es realmente impresionante la manera en cómo están ocupando nuestros territorios, incluidas zonas de fronteras y pueblos indígenas (65%). Hasta qué punto el desarrollo de la expansión de las industrias afecta nuestro desarrollo rural y de territorio, provocando procesos de cambios preocupantes”, sostuvo De Echave.
La minería ha aumentado en naciones tradicionalmente mineras como ocurre en Brasil, Perú y Chile, pero también ha empezado a crecer en países que no son esencialmente mineros, como Argentina y Honduras. Igualmente, dentro de los países tradicionalmente mineros, esta actividad se ha desplazado hacia lugares nuevos.
Lo anterior se justifica, según De Echave, por el uso de la tecnología, que permite principalmente explotar minerales que están difusos en la tierra, abarcan grandes extensiones y su concentración es relativamente baja.
Los expertos sostienen que redefinir el rol de la minería en los países de la región también pasa por crear mecanismos de participación ciudadana adecuados. También se requiere establecer mecanismos institucionales que garanticen la equidad en el manejo de los conflictos a fin de arribar a acuerdos concertados.
Este encuentro forma parte del Primer Tribunal Ético a la Minería de Frontera en Latinoamérica, instancia que permitió dar a conocer la forma en que actúa la industria minera, en complicidad con los gobiernos, afectando gravemente el medio ambiente, la salud de las personas, el abuso contra la poblaciones indígenas y campesinas de la región.