La muerte de la izquierda parlamentaria

La muerte de la izquierda parlamentaria

(*) Por Max Oñate

Columna publicada en revista Debates

En la última elección presidencial y parlamentaria, hubo seis candidaturas de “centro-izquierda” y sólo dos de la derecha. La suma de los sufragios de los primeros superaba (aunque no considerablemente) la suma de los votos de los segundos, lo que supone instalar en el debate: ¿Cuál es la razón de que “un votante de izquierda”, vota en segunda vuelta por las propuestas derechistas?, pensando además que en segunda vuelta aumentó la participación electoral, es un fenómeno ocurrido en Chile, Argentina y Brasil este último tiempo.

La identidad de la izquierda se basa (históricamente) en el quiebre de esta falsa idea del consenso y del pacto social que esconde la dominación. Este hito exhibe su mayor notoriedad en la Revolución Francesa y todas las expresiones revolucionarias que desde ahí emergen, aunque es necesario mencionar que la Revolución de Independencia de Estados Unidos ocurrió con anterioridad, mientras que al poco andar de la Revolución Francesa (1789), ocurre la Revolución de Independencia en Haití (1806), derrotando al ejército de Napoleón, considerado el mejor ejército de aquella época.

Si aceptásemos el principio de “adaptación pasiva al medio”, como pérdida de vigorosidad del uso de la violencia –recordemos que su hito fundador es una explosión violenta, reconocida como “revolución”- se espera que siempre se busque “la mejoría social”, transitando de “situaciones injustas a más humanas”.

En el caso de Chile, existe una clara transferencia de votos, de amplitud mucho mayor que el número de militantes de los partidos, que terminan votando por la opción derechista, esto se debe, entre otras causas, que Chile tiene una costumbre “bipartidista”, clásica y de alternancia en el poder, aunque es sólo el factor Piñera que ha podido realizar esa hazaña.

Las izquierdas han tenido un rol confuso en la composición de este gobierno:

Durante la finalización del gobierno anterior, legislaron en materia de la “Ley Anti evasión” (Ley N° 21.803) (1), con Bachelet en el ejecutivo, gobierno de “centro-izquierda”.

En aquel tiempo, no estaba presente el Frente Amplio, y la coalición denominada con posterioridad “Fuerza de Mayoría”, se encontraba organizada, no quebrada hacia adentro y disuelta como lo está hasta el día de hoy.

En el actual contexto, se aprobó “Aula segura”, primero en el Senado (2), mientras que después de siete sesiones en la Cámara de Diputados, con votos del PPD, la DC, PS y PRSD, mientras que el Frente Amplio votó en contra y el PC decide abstenerse (3), aunque “la bancada estudiantil” no se hace presente en la calle, los liceos atacados sin motivo, incluyendo el ingreso no autorizado a mi casa de estudio (UAHC), donde con plena facultad del uniforme y la fuerza física y armada, han ejercido constantes acciones violentas, sin ser sancionados legalmente, sin previa provocación, cubriéndose con el manto de la legalidad y el silencio de la prensa oficial (4) en el caso de la televisión.
Rossana Reguillo, investigadora en Ciencias Sociales y especialista en estudios de la juventud, señala que estas prácticas acrecientan la violencia en vez de apagarlas y que se hacen en un clima de intensión de “neutralización política” de los movimientos sociales (5), porque claramente ataca la violencia política de los secundarios, pero no fue jamás mencionada ante la violencia del tráfico –y de la violencia armada derivada de ahí- en las comunas más periféricas, donde sin exagerar, podríamos estar hablando de una educación secuestrada por la violencia, siendo una realidad establecida hace muchas décadas atrás.

La distancia entre “la bancada estudiantil” y los secundarios, puede haber sido establecida a través de la construcción de la “opinión pública”, y como deja de ser una fuente legitimadora de “la alta popularidad”, prefieren guardar silencio ante este constante clima de violencia.

Saliendo de la complejidad de los secundarios y la violencia política (que debemos observar, los efectos que provocará esta ley al momento de ocurrir tomas de secundarios y universitarios, dado el incumplimiento de la “oferta electoral” sobre gratuidad universal en materia educacional), el Frente Amplio, el Partido Comunista, más los partidos de la disuelta coalición, Fuerza de Mayoría, votaron a favor del proyecto de Ley de “estatuto laboral juvenil”(6), haciendo realidad una profundización en la flexibilización laboral, quitando derechos y beneficios para los jóvenes en práctica de la educación superior, donde uno podría entender, que aceptan al capitalismo como parte de su proyecto, sin propuesta antagónica, ni siquiera alternativa, pero “los mismos de siempre” son los más perjudicados por las decisiones de los “representantes de la izquierda”. Pero esto va más allá, también echan por la borda su identidad histórica, abriendo la posibilidad de liberación de lo que “la familia militar” considera “presos políticos” (7), al mismo tiempo que se legisla en función de “paridad de género” (8), pero también de derechos a las ramas castrenses (9).

El último conflicto social, recién iniciado, no es ya el feminismo, o el vilipendiado movimiento estudiantil, sino del asesinato de Camilo Catrillanca, en el contexto de las operaciones del “Comando Jungla”, un grupo policial entrenado en la selva colombiana para “disolver la insurgencia” desatada en la Araucanía, donde inicialmente el gobierno anunciaba que la víctima tenía antecedentes penales, se demostró que no era así, las presiones de las movilizaciones han concretado ya, al poco andar, ya han conseguido la renuncia del intendente de la Araucanía, Luís Mayol.

El Comando Jungla fue una promesa electoral de Piñera y aunque más de alguno quiera negar su existencia, con las mismas fraseologías de los días previos al 11 de septiembre de 1973 (10), ya ha cobrado una víctima (que no tiene relación con el líder sindical muerto en Quintero, Alejandro Castro) y ahora, en este momento “las izquierdas” propagan comunicados virtuales, quizás con la estrategia publicitaria de “acercarse a los movilizados” -tal y como lo hicieron el 2011, y como ocurre ahora con el PS “contra las AFP”, ahora que no forman parte del gobierno, porque cuando lo fueron, dijeron “si” a mejorar pensiones, pero jamás se manifestaron a favor de eliminar dicho sistema- mientras se aprueban políticas represivas y neoliberales, en su condición de “oposición”

Si en las próximas elecciones “quieres votar informado”, el lector (o lectora) debería estar pendiente de la labor legislativa de “sus representantes” y elegir a cuál proyecto de derecha quiere apoyar. Han confeccionado un Estado al estilo Bolsonaro, donde resulta irrelevante quien gane el próximo concurso de popularidad, llamado democracia.

Ha muerto la izquierda en su contenido, pero en esta oportunidad, no se debe a tanques ni torturas, sino por asimilación con sus “compañeros de tabajo”.

(*) Cientista Político, licenciado de la Universidad Academia Humanismo Cristiano.