La nueva familia chilena del bicentenario

La nueva familia chilena del bicentenario

La realidad y cambios de las familias chilenas en el Bicentenario y los desafíos de las políticas públicas al respecto y cómo la modernidad y globalización han afectado de manera importante al interior de los núcleos, introduciendo nuevas formas de ser familias,  fueron los ejes del debate realizado el jueves recién pasado en UAHC, titulado “Desafíos de Chile en la construcción de políticas sociales de y para la familia en el Bicentenario” y organizado en conjunto por la Escuela de Trabajo Social, el Centro de Mediación y el Magíster en Trabajo Social y Núcleo Temático Conflictividad Social y la colaboración de la Escuela de Ciencias Políticas de nuestra universidad.

Uno de los cambios importantes que se han venido produciendo en la última década indica que la mayoría de las familias ya no están compuestas necesariamente por el padre y la madre, sino que aparecen con mayor fuerza las familias monoparentales, en donde los núcleos están constituidos,  en su gran mayoría por mujeres jefas de hogar. Este indicador, según Gloria de la Fuente, cientista política de la UAHC,  aumenta en sectores de escasos recursos. La profesional sostiene que se hace necesario, considerando este panorama, que las políticas públicas tengan una mirada más renovada y una dimensión de género.

Además, De la Fuente indica que las parejas que deciden llevar una vida juntos no necesariamente optan por el compromiso del casamiento, sino que por el contrario,  hay una disminución considerable del estado civil de las familias y aumentan las convivencias, parejas de separados y,  en menor medida,  los solteros.

Se percibe también una baja tasa en la fertilidad: de 4,5 niños en los años 80,  bajó a 1,9, muy por debajo de lo óptimo de una tasa mínima de 2,1 hijos.  A juicio de Omar Ruz, director de la Escuela de Trabajado Social de la UAHC, este índice es de real preocupación, por cuanto se estaría dando un freno al crecimiento de la población del país.

Otro dato no menor,  y que aparece como un indicador más bien cultural, y basándose en datos de la encuesta ANDIMARK del año 2008, un  47% de los hombres dice no colaborar en asuntos domésticos mientras que un 71% de las mujeres dicen hacerlo todo o casi todo, en una realidad en que ambos,  en su mayoría,  trabajan fuera de la casa.

Los profesionales coinciden en que el sistema económico del país, la globalización y la vida moderna serían algunos de los factores que estarían provocando esta nueva realidad y  tensionando la constitución de la familia.

En este sentido,  Omar Ruz indica que en materia de políticas públicas es necesario cambiar el discurso oficial,  que a su juicio es desfasado y que impone un prototipo único de familia. “Hay nuevas formas de ser familia que emergen,  por lo tanto,  el Estado debe cambiar la manera de hacer políticas, dándole una mirada más diversa y vertical”.

Del mismo modo,  manifiesta que hay que revisar si efectivamente las iniciativas gubernamentales están apuntando seria y sistemáticamente a las familias y sus problemas. “Tenemos una gran distorsión en las políticas públicas que,  en definitiva,  no permiten abordar integralmente el tema de las familias”.

Participaron también del debate,  Domingo Asún, psicólogo de la UAHC que abordó la intervención psicosocial de las políticas públicas dirigidas a las familias de Chile, y

Edmundo Mercado, coordinador del Centro de Mediación de nuestra casa de estudios, quien estuvo a cargo de moderar la jornada.