La paradoja del neoliberalismo al rescate del litio

La paradoja del neoliberalismo al rescate del litio

(*) Por José Orellana

Columna publicada en Crónica Digital

Cuando los hermanos Ponce Lerou hicieron reingreso a SOQUIMICH en condición de asesores, se evidenció la muy ‘mala negociación que había realizado el Estado Chileno vía CORFO con la minera privada, donde la cabeza de turco, Eduardo Bitrán, fue descubierto en un muy mal logro de contrato para impedir todas las posibilidades de reingreso de los mismos a su propia empresa para tomar decisiones estratégicas o repetir conductas de financiamiento ilegal u otras que no vislumbró.

Bitrán salió rápidamente a indicar la canallada de la empresa sobre la gestión de contratos que habían realizado, vulnerándose el principio de buena fe de los mismos en su ejecución. También ágilmente salió una de las partes involucradas en la gestión del contrato, como fue el ex ministro Bulnes, a indicar que Bitrán había aceptado la posibilidad de ese ingreso y así otra cantidad de abogados pontificando en la mala letra del contrato. El gobierno demoró lo mismo de poco en suscribir la tesis del muy mal contrato no pudiéndose hacer más que gestionar la instalación de los incómodos hermanos.

Intensamente, durante una semana, los medios de comunicación expusieron el desaguisado, quedando la sensación de que Bitrán fue un carente negociador por no impedir el reingreso de los Ponce Lerou y la de un gobierno incapaz de meterse en la ejecución de un contrato público-privado mientras SOQUIMICH permanece incólume por su decisión de permitir la operación que dejó las reservas de un recurso natural estratégico como el litio en manos de capitales privados. Si bien, SQM informó que finalmente Julio Ponce Lerou finalmente no será asesor de la empresa  “para así poner término a las referidas discrepancias de opinión”.

La pregunta posterior que se instala, entre varias, es ¿cómo se pronunció el sistema político en general sobre esta situación?, y la respuesta inmediata es que bien livianamente, más bien parece una ‘gárgara política por obligación’ respecto de una preocupación real y de fondo. Por otra parte en el Congreso y el sistema de partidos no se observaron muy proactivos por asumir otra conducta sobre este recurso natural estratégico. Algunos comentaristas críticos indicaron que debe entenderse así, producto de las acciones de corrupción que aún son vigentes en relación al  financiamiento ilegal de la política, siendo posible y hasta entendible.

También preocupa que desde la Sociedad Civil no existan mayores pronunciamientos sobre este escándalo fuera del estupor, rabia o ira que provoca la acción y el trato de pusilánimes que se nos endosa como sociedad ante la valoración del recurso. Es decir, “Démosle no más hasta dónde nos aguantan, además rápido se olvida”. Pero no hay más. De pronto, una convocatoria a marcha por nacionalizar el litio sin mayor convocatoria ni cobertura mediática del duopolio.

La invitación de autoimposición es cómo derivamos a otro modelo de desarrollo, donde la nacionalización de los recursos naturales estratégicos sea asumida y valorada en las grandes mayorías populares, como ya ocurrió con el cobre, vía chilenización y nacionalización. Es decir, el futuro de este recurso natural estratégico se encuentra definitivamente perdido en las dinámicas neoliberales, no sólo de forma mayoritaria en el actual gobierno, sino que también en parte importante del sistema de partidos, por defecto lo mismo en el Congreso. Además, y más preocupante aún, ante una Sociedad Civil indolente por lo que implican los hechos en cuestión y que se declara desafectada y en anomia participativa ante estos casos de corrupción.

Qué buena sería la articulación de varias Geografías de la Multitud por los Recursos Naturales, como sí ha ocurrido con la cuestión educacional, o bien, con las problemáticas feministas, o los conflictos socioambientales. Quizás, haciendo sentidos comunes populares por concepto de bono individual gracias a estos recursos (la recurrente lógica del voucher), la nacionalización de este recurso natural, como otros, sí active la siempre necesaria y natural inquietud de colectivo. ¡Qué paradójica situación!, recomendando un instrumento neoliberal para el logro de la nacionalización de los recursos naturales.

(*) Académico Escuela de Ciencia Política y RR. II. Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Candidato a Doctor en Estudios Americanos Instituto IDEA, USACH.