Las Nuevas Narrativas de/para la Transformación

Las Nuevas Narrativas de/para la Transformación

(*) Joachim Borner

La actual desorientación tiene su origen en el hecho de que, muy repentinamente, aparece un actor en el escenario  que  hasta la  fecha fue  considerado accesorio; más  bien como  escenografía en donde la modernidad  globalizada  o  el  capitalismo  neoliberal  se  mueve, actúa y  enriquece. Lo  que perturba profundamente es la efectividad de este actor, que ya no se presenta como mero ornamento. Interactúa y participa como “sujeto” en la vida pública. Lo fatal es: en su narrativa nos deja en la incertidumbre sobre dónde nos encontramos, en qué época y qué papel jugamos. Bruno Latour llama a este actor: lo terrestre (Latour, 2018: 53)

Antiguamente se podía decir que los seres humanos vivían en la Tierra o en la naturaleza. Pero cómo se puede describir eso, donde este algo nos impone de repente nuevas reglas del juego, donde no solamente cambia  la  decoración,  sino  también  determina  la dramaturgia, y  eso debido  a  nuestra  acción  y  como reacción  a  ésta. Este  algo  es  parte  de  la  sobrevivencia  humana,  no  solamente  porque  reacciona,  sino también porque este algo en sí cambia debido a nuestras actividades y, por lo tanto, cambia su reacción frente a nosotros. Bueno ¿cuál es el papel que juega el ser humano?. De todos modos, es cierto que ya no puede seguir contando las mismas historias.

Entonces ¿Volver al pasado? ¿Reaprender antiguas recetas? ¿Aprender de las pocas culturas que aún no han  sido capitalizadas?. ¡De  todos  modos! Pero  sin  ilusiones: ¡Para  ellas  tampoco  existen  precedencia! Ninguna cultura humana –cuán sabia, atenta y amante de la naturaleza nos parezca– ha tenido que lidiar hasta  ahora con  las  reacciones del  territorio  (Buckminster  Fuller  1968  y  Crutzen,  et.  al.  2011)  ante  las acciones de entre 8.000 y 9.000 millones de personas. Aun cuando penetráramos en la sabiduría de los últimos diez mil años, sólo ha debido entregar un manual de acción a unos miles o millones de personas en un medioambiente estable. Es necesario observar con atención. Probablemente sólo así podremos aprender a leer y a ver; sólo así podremos ponernos al día con el atraso que tenemos en la dotación de nuestros afectos políticos.

Esto no introduce en una discusión de los primeros pasos comunicativos. La comunicación  sobre  el  cambio  climático  facilita  normalmente  informaciones (científicas)  sobre el proceso  del  cambio  climático,  sus  causas  industrial. La comunicación del cambio climático explica, juzga lógicamente y muestra los límites planetarios. Punto.

Implícitamente,  la  comunicación  sobre  el  cambio  climático busca impulsar  cambios. Que  comience la gran transformación (WBGU, 2011). Desde hace años, mirando el conjunto de pruebas, debería haber comenzado hace años. Pero no quiere tomar vuelo y todavía tiene que enfrentar a los escépticos frente al cambio  climático. ¿Entonces  más  explicación  aún?. ¿O  una  segunda  Ilustración?  (Club  de  Roma , ed. 2018). Al  parecer, el (la  falta  de)  conocimiento  sobre  el cambio  climático no  es  el  problema  principal. La dificultad de una descripción empírica de las consecuencias y los desafíos del cambio climático ya no se debe a la falta de información, sino más bien, a la inversa, al gran volumen de datos que sigue aumentando y que dificulta dibujar una imagen completa de los cambios.

Lo que ocurre es que se  vuelve  más  difícil  encontrar  una  orientación  sobre  el  presente  y futuro  climático,  mientras aumenta la descripción  cuantitativa  de  fenómenos,  la  comprensión  de la profundidad del cambio y de la radicalidad de los procesos de transformación parece ir disminuyendo.

Pero junto a este dilema, surge otro: las narrativas de la forma capitalista de vida y producción que se repiten a diario, cubren  posibles  espacios  de  resonancia  y  acción,  posibles  caminos  de  innovación  y transformación  que  son  necesarios  y  adecuados a  la  altura de los  desafíos  a  enfrentar. Simplemente faltan las narrativas y el diseño de transformación para una cultura climática. Y nuevamente, punto.

A diferencia de “todos los demás “, en la comunicación del cambio climático, no importa si es la ciencia, el periodismo, la educación o las tertulias, no tenemos nada que contar. Hablamos mucho de situaciones no  adecuadas para  el  clima  o  de  normas  y  límites  dentro  de  los  cuales  se  debe  desarrollar  la  cultura climática. Pero no hablamos de cómo sería la vida dentro de los límites planetarios. Nada se habla de las controversias y cómo manejarlas.

Lo que quiero decir es: a la comunicación del cambio climático le falta su propia narración, y esto en dos sentidos. En  primer  lugar,  en  el  sentido  de  la  narración misma,  es  decir, el acercamiento a los futuros altamente complejos y dinámicos, y, en segundo lugar, en el sentido de narrativas, de mitos orientadores de culturas climáticas globalmente interconectadas. Son  los  efectos  específicos de  comunicación,  que  recomiendan  los  cuentos  (narraciones).

Pero  estas narraciones en sí deben asumir “características” a través de las cuales expliquen lo que llamamos espacios de resonancia y de diseño, que en realidad nos faltan tanto en la imaginación como en la realidad. En breve: (1) Tienen que ser historias del futuro que cuenten lo que habremos hecho, organizado y creado, con o sin éxito, con conflictos y evoluciones, de todos modos, con todo lo que significa el desafío (2) Deben ser historias seriales, que narren las diferentes alternativas de futuro. (3) Si finalmente reconocemos que no tenemos idea de cómo diseñar el camino de la transformación, si entonces, en el proceso mismo “debemos  aprender  a  leer”  transformación,  entonces  nuestros  cuentos  simplemente  no  pueden ser concluidos. Son “abiertos” para los demás, que quieran participar en la narración; que puedan reeditarla.

¿Por qué narrar?. Las narraciones, no importa si en texto, imagen o película, nos ayudan a relacionar cambios con nuestra vida directa, con nuestras lógicas de acción individuales  racionales  y  emocionales (primer  contexto); colocan los  rompecabezas  de la ciencia, los  medios, las tertulias, entre  otros, en  un  contexto  (segundo contexto); los  interconectan  formando  una  visión  (del  mundo)  y, si  todo  resulta  bien, desarrollan la relación causal entre ellos (es decir en una mirada histórica  sistémica)  que  no  describe  solamente la situación, sino, además explica  sus  causas  y  trasfondos  (tercer  contexto). Comprender  las  causas  es un factor para la motivación de emprender cambios, muy al contrario de la gestión de crisis, que solamente trata los síntomas.

Por esta razón, todas nuestras culturas han desarrollado una  técnica de cultura narrativa para la organización  de  su  mundo. A través  de  los  cuentos entendemos el sentido  de  (nuevos) manuales para actuar y conclusiones de la  historia  desarrollando  de  este  modo  confianza/desconfianza respecto a decisiones y explicaciones dentro de desarrollos sociales. ¿Por qué? Porque muestran patrones y no tan sólo informaciones crudas. En  las  estructuras  narrativas siempre  encontramos  empatía,  valores, esperanza, responsabilidad.

La interacción entre el cerebro y las historias nos ha organizado en nuestro condicionamiento histórico de tal manera, que fomenta el recordar cómo, en el pasado, hemos superado crisis, guerras y catástrofes. Si somos capaces de recordar de manera creativa (es decir, adaptiva), entonces podemos acercarnos más fácilmente al futuro de manera creativa. (Borner, 2018).

Sería una tecnología cultural cualitativamente nueva, si nosotros, la humanidad industrializada, capitalista, dedujéramos las actuales decisiones sobre nuestro actuar del futuro (y si fuéramos capaces de hacerlo). Hasta ahora, tomamos las decisiones como un conductor de vehículo que decide su manera de conducir mirando al espejo retrovisor. Esta nueva tecnología de cultura significa, no aprender  a  leer, en  primer lugar, de  las  experiencias,  sino deduciendo desde las  imágenes  del  futuro,  es decir, del diseño deseable y de la superación de las tendencias globales/regionales de cambios radicales. Deseable es un sinónimo para sobrevivir y para la soberanía de la supervivencia social.

Este aprender a leer (Schneidewind 2016) es un proceso social intercultural controvertido, en el cual se genera  conocimiento robusto en sistemas sociales en competencia que  idealmente moviliza el sentido de lo posible como factor de productividad, siendo la comunicación el medio decisivo como acuerdo de negociación y aprendizaje.

¿Por qué narraciones ficticias del futuro?

Aquí tenemos el gran desafío. Hasta ahora, las narraciones y argumentaciones se presentan normalmente con la descripción de las consecuencias negativas del cambio climático. Las exigencias normativas que transmiten las imágenes geniales de los límites planetarios (Rockström, 2009) es decir, no son traducidas  en  orientaciones  de  cambios  radicales  de  la cultura  diaria, con sentido y en relación con las causas. El estado llena este vacío con recomendaciónes para actuar que no tienen una relación adecuada con los escenarios de posibles cambios/consecuencias. Pero el desafío de la supervivencia cultural exige un paradigma de las reglas del juego a nivel mundial y de  los  patrones  de  reproducción fundamentalmente  diferente  al actual.  Falta  una visión positiva, un: lograremos sobrevivir con cultura. Pero lo que tenemos es una resignación al unísono, aceptamos el mundo tal como es. Pero siguiendo los datos sobre las consecuencias climáticas, los límites planetarios y sociales no son otra cosa que el llamado a un cambio radical.

Con estas pautas de desarrollo tan frustrantes que nos dicta el manual dominante a nivel global ¿no sería recomendable crear  cuentos  que  muestren culturas  climáticas  (basadas  en  conocimiento)?. Es  decir, abordar las causas y consecuencias del cambio climático de una manera capaz de actuar y diseñar. Cuentos que sean tan transcendentes, coloridos, realistas, controvertidos y visionarios que puedan superponerse a la  narrativa  chillona  de  hoy,  la  utopía  del  capitalismo. A diferencia de la historia cultural de la humanidad hasta la fecha, son los signos y los relatos del futuro los  que  nos señalan preferencias para las  acciones  de  hoy.  De  lo  contrario,  nos  mantendremos  en  una gestión de crisis permanente.

Narrar desde el futuro es un tremendo esfuerzo creativo. Exige entrenar nuestro sentido de lo posible. El sentido  y  la  capacidad  de  imaginarse  futuros  posibles, de  diseñarlos. También  implica la  capacidad  de tomar conciencia de la resistencia de los grupos de interés en las actuales estructuras del poder.

Narraciones abiertas, inconclusas. Si sólo  podemos  aprender  a  leer  el  futuro  y  la  transformación diseñándola,  entonces  las  narrativas conclusas  y  cerradas,  como  las  que  predominan  en  las  sociedades  jerárquicas  y  se  narran  desde  arriba hacia  abajo, no ayudan mucho. Corren  el  peligro  de  describir  el  futuro  como  mera  prolongación del presente. Las narrativas que incorporan la búsqueda y el aprendizaje son historias abiertas que se pueden modificar, corregir, reparar, re-editar, que soportan cambios de perspectiva y organizan controversias. Permiten narrar historias desde el principio sin anular la narrativa anterior (Borner, 2018).

Aún no existen narrativas que determinen la transformación hacia la cultura del clima y que se compongan de  una  gran  cantidad  de  narraciones  sobre  la  acción  sostenible,  de  historias  de  éxito  y  fracaso. Sin embargo, se vislumbran  criterios  aptos  para  describir  el  marco  y  la  radicalidad  del  cambio  cultural.  Siguiendo a Dirk  Messner,  es  una  nueva  visión  del  mundo (Messner,  2017). En  su  libro  sobre  la metamorfosis del mundo, Ulrich Beck lo llama “el cambio transcendente de la cosmovisión”,acompañado por una “revolución global de los efectos secundarios de la modernidad” (Beck, 2018). Significa un  cambio  en  las estructuras profundas de la sociedad y una reducción de las dependencias culturales y mentales.

Las  nuevas  narrativas  de la cosmovisión  se  basan en  modelos  cognitivos  de  futuros  posibles  (modo  de conocimiento).  El  factor  del  corto  plazo,  es  decir,  la  correlación  entre el  cambio  y  la  transformación proactiva,  juega  un papel especial,  al  igual  que  una nueva  postura  fundamental,  cultural  e  histórica, de responsabilidad a largo plazo y responsabilidad por el sistema de la Tierra. De alguna manera, uno podría ver una inversión en las narrativas de tal manera que los hechos blandos y los valores duros se conviertan en el patrón básico de la narrativa.

Son  grandes  las  barreras  que  hay  que  superar. Pero  no  nos  queda  otra  opción  que  enfrentarlas  si  no queremos  que,  tal  como  lo  observa  Hariri,  haya  un  cambio  gradual  de  poder  en  la  toma  de decisiones desde nosotros, los seres humanos, hacia los algoritmos (Hariri 2017).

 

Referencias

Beck, Ulrich (2018), Die metamorphose der Welt. Suhrkamp, Berlin.

Borner, Joachim (2018)

Buckminster Fuller, Richard (1968), Operating Manual for Spaceship Earth. Carbondale, Southern Illinois University Press.

Crutzen P.; J. Davis M.; Mastranddrea M. D; Schneider,S.H.; Sloterdijk P. (2011), Das Raumschiff Erde hat keinen Notausgang. Edition Unseld, Berlin.

Hariri Yuval Noah (2017), Homo Deus, C.H.Beck, München

Latour Bruno (2018), Das terrestrische Manifest. Suhrkamp, Berlin.

Rockström  J.  et  al. (2009), “A  safe  operating  space  for  humanity”.  In: Nature 461,  S.  472-475,  doi:10.1038/461472a

Schneidewind  Uwe  (2013), “Wandel  verstehen:  auf  dem  Weg  zu  einer  Transformative  Literacy”. In: Wege aus der Wachstumsgesellschaft . Hrsg. Harald Welzer und Klaus Wiegandt. Fischer, Frankfurt a.M. 115-140.

WBGU, German Advisory Council on Global Change (2011),World in Transition–A Social Contract for  Sustainability. Flagship  Report.  URL: https://www.wbgu.de/en/flagship-reports/fr -2011-a-social-contract/, Abruf am 01.08.2018.

 

(*)Joachim Borner docente del Núcleo de Investigación y Docencia en Ambiente y Sociedad Universidad Academia de Humanismo Cristiano