Mística y épica plebiscitaria-constituyente… ¿Existe?

Mística y épica plebiscitaria-constituyente… ¿Existe?

(*) Por José Orellana

Entendiendo a la geografía de la multitud como un ‘momento socio-espacial dinámico singular’ de un proceso/conflicto/movimiento social mayor, capaz de lograr una tensión significativa en las bases institucionales de la República, la misma, podría ser (¿es?) fuente legitimadora para una mística y épica funcional al próximo Plebiscito y Cambio Constitucional.

Este momento, ya entendido como constituyente, se suma a voluntades y acciones de políticas y políticos profesionales, estudios académicos y diferenciadas expresiones de protesta del pueblo/ciudadanía, los cuales denunciaron los sistemáticos abusos y contra-abusos promovidos por el actual ordenamiento institucional y cultural vigente sobre chilenas y chilenos (individualismo/consumismo).

Ahora, en vista de la concreción del plebiscito que permitirá Aprobar o Rechazar una Nueva Constitución, y que en caso de aprobarla deberá lograrse por medio de un ¿Poder Constituyente? vía Convención Constitucional o Mixta, es que se precisa, en calidad de urgencia una mística plebiscitaria que permita avanzar hacia la Nueva Constitución… hacia un Nuevo Pacto Social.

Esa mítica/épica no se observa, no se siente, ¿no se quiere lograr?… La pregunta importa, dado que, si se observa la expresión del sistema político progresista que concurrió al acuerdo del 15 de noviembre, el Acuerdo por la Paz y una Nueva Constitución, que más debiese denominarse Acuerdo por la Dignidad, sin perjuicio de todas las expresiones críticas que el mismo concentra, pareciera, es, partero de la inexistencia de esta mística reclamada. Ello producto de las interpretaciones diversas respecto del cómo y quiénes lo lograron, entre otras consideraciones.

Entendiendo por épica/epopeya aquella situación lograda por una multitud, un grupo de personas, organizaciones civiles de todo tipo y organizaciones políticas de distintas características que permiten ensanchar las fronteras de lo inteligible (sistema de abusos), a otro que asegure bienestar de aquí a unas décadas más (epopeya), precisa de esa mística, capaz de conectar lo material (abuso o falta de oportunidades) con lo subjetivo/simbólico de que se estará mejor.

Mística y epopeya existió en el plebiscito de 1988, donde las mayorías multitudinarias, sometidas al peso de la dictadura cívico – militar, concurrieron a la epopeya de derrotar la dictadura sobre las mismas definiciones que se habían logrado en la constitución que hoy se busca superar, sin perjuicio de las derivadas que se observan cuando de abusos se refiere.

Lo anterior, permitió el cemento que integró a las diferentes fuerzas políticas y sociales que estaban contra la dictadura cívico – militar, entendiéndose por cemento la unidad que permitió operar en condición de bloque para enfrentar la coyuntura. Esa épica – mística – cemento multitudinario, hizo frente a toda la maquinaria de la dictadura, sea desde la plataforma del Estado, o bien, desde las fuerzas políticas civiles acompañantes del régimen. Desde el más simple vecino, hasta el más importante dirigente que bregó por la opción NO, tuvo en su accionar un hilo conductor identitario desde lo político y cultural, traducido en la mística de la derrota a la dictadura, esperando la libertad, igualdad, fraternidad y tolerancia democrática, como horizonte posible.

Aquello, no es lo que se observa aún. Así, las campañas del terror/miedo, desinformación y fake-news, encuentran terreno fértil cuando no se tiene ese eje que haga contención. Se generan más espacios para hacer razonables discursos como ‘no están las condiciones para concurrir al plebiscito, no es necesaria una Nueva Constitución, sí reformas que mejoren las condiciones de vida de chilenas y chilenos’.

Es verdad, indicarán varias y varios. El escenario de dictadura cívico – militar, a diferencia de uno democrático (aunque limitado), ofreció menos margen para diversos cálculos políticos/electorales, que los que sí ofrece uno democrático, donde, a propósito de la explosión social que emergió desde la Geografía de la Multitud, provocó en el cuerpo social y político una anomalía, que hoy se proyecta como modificación profunda, permitiendo un nuevo marco político, social y cultural referencial que igualmente debe convivir con el cálculo electoral diverso y aprendido.

Mística, cemento y épica, se tienen que lograr, conciliando el ethos de la Geografía de la Multitud de este octubre 2019 (más las anteriores… 2006, 2011 y 2012), con los primeros impactos de las reformas políticas emprendidas por el Gobierno de Michelle Bachelet, esto es, la de partido político, electoral y descentralización. La primera permitió la emergencia de varios partidos políticos que explican, mayoritariamente, la coalición del Frente Amplio, la pluralidad de la derecha (por EVOPOLI) y la verdadera tensión en la Ex Nueva mayoría, tras elecciones municipales del año 2016, del Congreso y Presidente de la República del año 2017 (verdadera fractura).

La segunda, referida al sistema electoral, permitió mayor representatividad en el Congreso con la irrupción de nuevas fuerzas políticas, permitiendo una bancada parlamentaria de 20 diputados y un senador Frenteamplista, como 6 nuevos diputados y un senador de EVOPOLI, proyectándose en legitimidad política en estas nuevas elecciones municipales, de gobernador regional y constituyentes (de ganar, la opción Apruebo una nueva constitución),  más, las siguientes congresales, de ejecutivo y otra vez regionales para elegir los consejeros regionales en las elecciones del 2021. Finalmente, la de descentralización se verá, a propósito de la elección popular del Gobernador Regional, este 2020, permitiendo una tensión adicional al sistema político. Estos aspectos no estaban en 1988.

Por lo tanto, este escenario, para el logro de la mística, cemento y épica, sobre todo desde las fuerzas progresistas en general, o bien, aquellas que estuvieron en el Acuerdo de Paz de noviembre del 2019, tienen que, además, operar sobre el cálculo electoral, el cual es racional y práctico, el que pudiéndose entender como oportunidad para lograr las tres condiciones antes indicadas, funcionales al logro de un óptimo plebiscito de entrada en ‘APRUEBO una nueva constitución y proceso constituyente general’, también puede ser un obstaculizador, en tanto y cuanto, los actores políticos, prioritariamente, buscan el mejor rédito electoral, sea en votos y ojalá en representación en las diversas coberturas que permite el sistema político general.

Es en este contexto de incertidumbre y cálculo racional, a propósito de los diversos procesos que se encuentran en marcha, que se necesita articular la mística, cemento y épica, donde, además, la desconfianza campea como soporte de la misma Geografía de la Multitud (corroborado en la en la última CEP y otros estudios de opinión, más el abstencionismo electoral siempre en aumento).

Si en el plebiscito de 1988, con otro escenario político, social e histórico fue la libertad, igualdad, fraternidad y tolerancia democrática la mística que permitió el cemento y la epopeya que derrotó la Dictadura Cívico – Militar, hoy perfectamente, es y será, junto con las consignadas, la idea de DIGNIDAD HUMANA, la mística que permitirá el cemento y la epopeya, que dejará atrás el sistema de abuso vigente, independiente de las tensiones políticas y sociales que hoy las impedirían.