Nuestra educación está en juego

Nuestra educación está en juego

Por Roberto Pizarro[1]

…Y algunos se han tomado esta frase tan en serio, que han jugado estos últimos días con nuestra educación. Cuando la discusión debería girar en torno a una mejor calidad y equidad, el conocimiento por la prensa de una propuesta gubernamental sobre universidades y la recepción inamistosa al Presidente Piñera en la Universidad de Chile son malas señales, que cierran las puertas al entendimiento entre el gobierno y la comunidad educativa.

Así las cosas, la discusión en días posteriores a la propuesta ha girado en torno al polémico incidente, dejando de lado la iniciativa del Ejecutivo para impulsar cambios al sistema universitario. Quienes hacemos esfuerzos cotidianos para favorecer una mejor educación no podemos perder de vista lo que nuestra sociedad se juega en ella; ni más ni menos que el futuro de los jóvenes. En consecuencia, lo que nos corresponde es revisar los contenidos de la propuesta gubernamental y dejar de lado los impactos comunicacionales.

En primer lugar, conformar un organismo único de educación superior, que incluya a todas las universidades, tanto públicas como privadas, es una idea que comparto, pues al fin se reconoce que el desarrollo inorgánico del aparato privado de educación merece un cierto ordenamiento. Frente al hecho ineludible, aunque lamentable, que los negocios privados se han proyectado al mundo de la educación -componente insoslayable de su crisis-  la opinión sobre los desafíos de la universidad es una tarea que les compete a todos. 

Sin embargo, ello no debiera implicar que todas las universidades compitan por igual de los mismos fondos estatales, por una doble razón. Por una parte, gran parte de las universidades privadas son negocios que reparten utilidades y no corresponde que el Estado asigne sus fondos de acuerdo a leyes mercantiles. Por otra parte, su primera responsabilidad es asegurar la calidad y equidad de las instituciones estatales. Ello no significa negar fondos públicos a las universidades privadas, habida cuenta que una parte de éstas sólo viven de las matrículas y aranceles de sus estudiantes y no tienen compromisos de negocios con grupos empresariales. En consecuencia, para compensar esta manifiesta desigualdad lo que corresponde es la asignación de fondos públicos para aquellas universidades cuya fragilidad de ingresos es manifiesta y que no cuentan con apoyo empresarial para asegurar su sobrevivencia.

En segundo lugar, unificar en un solo sistema de créditos y becas a todas las universidades es una idea que también comparto, pues permite favorecer a los estudiantes que hoy son castigados por las entidades bancarias con tasas de interés distintas, dependiendo del plantel que elijan para estudiar. Sin embargo, mucho mejor sería terminar con el sistema de crédito actual a los estudiantes, reemplazándolo por asignaciones presupuestarias directas de matrículas y aranceles para todos los alumnos que lo necesiten. Para ello resulta indispensable ampliar el presupuesto para las universidades, claramente escaso en comparación no sólo a la OCDE sino a también a los países de nuestra región.

En tercer lugar, el norte de esta discusión debiera ser la creación de un apropiado Sistema de Educación Superior, capaz de planificar la oferta educativa acorde con la cantidad de profesionales que cada área del conocimiento requiere para aportar al desarrollo, así como el tipo de investigaciones para el avance del conocimiento y el progreso técnico que exige el país. Con ello se evitaría la frustración de tantos jóvenes que al terminar sus estudios superiores no encuentran un trabajo acorde con sus aspiraciones y, al mismo tiempo, que la investigación se  acerque a las urgencias del progreso de Chile.

Me parece buena noticia para el país que se haya abierto este debate, tarea pendiente desde hace muchos años. Espero que el gobierno y el Consejo de Rectores tengan conciencia de aquello. Si vamos a eliminar las diferencias entre los distintos establecimientos universitarios comencemos a hacerlo desde la discusión. Desde ya me declaro disponible.

[1] Rector Academia de Humanismo Cristiano UAHC.