Participación ciudadana en la Convención Constituyente: En la medida de lo posible
(*) Por Luis Campos
Cuando comenzó el estallido social los partidos de izquierda fueron acusados de estar haciendo aprovechamiento político de las demandas ciudadanas. En ese momento nadie se imaginaba que casi un mes después todo sería resuelto por la misma lógica que ha imperado en todos estos años: en la medida de lo posible.
Fue bajo este argumento que se mantuvo la Constitución del 80, que hoy al parecer nadie defiende públicamente. En la medida de lo posible Pinochet siguió siendo una figura de autoridad hasta muchos años después de perder el plebiscito y nunca pasó un día en la cárcel, ni pagó por sus delitos. En la medida de lo posible se mantuvo el modelo económico y se modificó muy poco la estructura de lucro que ha sido ampliamente rechazada en estos días, incluyendo las AFP, las Isapres y la educación mercantilizada.
La demanda por la nueva constitución fue reflotada por el estallido ciudadano en un escenario de escasa legitimidad de los partidos políticos que, en términos estrictos, no han formado parte de este movimiento. Y resulta que ahora, como una manera de encontrar la paz social, este grupo pequeño de gente que no había avanzado en todos estos años en modificaciones sustanciales, que resguardaron la Constitución del 80, que dieron todo su respaldo al modelo neoliberal que está siendo criticado, precisamente, ahora son ellos los que se arrogan el privilegio de conformar la futura Convención Constituyente. Y esto porque la elección de esa Convención se regirá por el mismo reglamento de elecciones de diputados. Es decir, la ciudadanía, aquellos que efectivamente presionaron por este cambio, no va a tener ninguna participación en esta Nueva Constitución.
Los partidos se han subido al carro de la victoria y quieren ahora legitimar su posición. Se sabe que una gran parte de los electores no participa en partidos políticos y tampoco de las votaciones, siendo la principal razón la falta de credibilidad de los mismos partidos. En este nuevo escenario los chilenos tendrán que ir a votar de manera obligatoria, pero por los mismos partidos políticos que durante todo este tiempo no han hecho nada contra el modelo y que son claramente ilegítimos.
Lo que se ha cocinado finalmente, bajo el viejo eslogan de “en la medida de lo posible”, es el promover ciertos cambios que no están garantizados, porque el quórum que se colocó para definir las materias más importantes es de dos tercios, lo cual significa que ni siquiera el tema de la plurinacionalidad y otros asuntos relevantes, estarán asegurados de entrar definitivamente en la Nueva Constitución. No hay que olvidar que la derecha, que hasta ayer defendía el modelo y la Constitución a rajatabla, tiene al menos un tercio para poder bloquear cualquier iniciativa en la que se quiera avanzar y que no coincida con sus intereses.
En consecuencia, lo que surgirá de este llamado triunfo histórico, es una especie de Nueva Constitución que “en la medida de lo posible” se pueda diferenciar de la Constitución del 80, lo que evidentemente es una burla para todos los muertos, heridos, saqueados y tuertos que han sido sacrificados en estos días. La clase política nuevamente ha protegido sus intereses y al parecer seguirán apostando por la mantención de un modelo que a todas luces se hace cada día más ilegítimo. Y como siempre, ha quedado claro, que la izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas.
(*) Doctor en Antropología, licenciado en educación, investigador CIIR y docente UAHC.