¿Qué está ocurriendo en Brasil?

¿Qué está ocurriendo en Brasil?

Por Jaeme Luiz Callai (*)

Ijuí, 15 de abril de 2016

Nosotros los brasileños, más que todos, estamos siguiendo perplejos lo que ocurre en la política brasileña. La discusión del Impeachment de la Presidenta Dilma Roussef (relecta el 2015) se aproxima a su final, con una fuerte perspectiva de que sea aprobada su destitución.

La perplejidad proviene antes que todo, por la rapidez en el trámite legislativo, por la superficialidad de la discusión al respecto del tema y sobre todo por el ataque al estado  democrático de derecho patrocinado por la Cámara de Diputados. Acusada por un crimen (“de responsabilidad) que no está claramente comprobado, será condenada por razones políticas. La oposición derrotada en la elección del 2014 no aceptó el resultado de las urnas; sectores conservadores no aceptan (desde siempre) los avances sociales e económicos de los sectores populares que constituyen los resultados más positivos de las administraciones petistas (Lula y Dilma)

La intensidad y la eficacia de la campaña anti PT y anti Dilma provienen de dos factores, por un lado, los equívocos y las dificultades de la propia administración petista. El PT se equivocó al por mayor y al por menos, se equivocó en el corto y en el largo plazo. Aprovechándose de esa coyuntura desfavorable para el gobierno, aparece el otro lado de la moneda, se trata del oportunismo de los sectores conservadores de la sociedad brasileña que atacan de modo avasallador.

Los defensores del Gobierno de Dilma acusan a los grandes medios de comunicación, casi monopolistas, de golpistas. Es verdad, pero es verdad también que ella siempre operó en la oposición al PT (cualquier semejanza con el choque de El Clarón por Kirchner en Argentina no es mera coincidencia) Pero ahora, ¡la campaña de los medios encuentra eco junto a las amplias camadas de la población! A su vez, la derecha (por definición conservadora y no podría ser diferente) se rearticuló en un frente que va desde el agro-business, al fundamentalismo religioso, hasta las manifestaciones homofóbicas y racistas, y claro, antipetistas (son contrarias al Programa Bolsa Familia, y a las cotas racistas en la universidad)

Esa estrategia de enfrentamiento fue reforzada por la crisis económica cuyo resultado es la recesión económica que envuelve a Petrobras, los grandes prestamistas, políticos del PT y de otros partidos. Selectivamente la prensa da mayor cobertura a petistas, con el objetivo de deslegitimarlos frente a la opinión pública.

Otro factor que ayuda a entender la fuerte inestabilidad política es el sistema político-electoral del país. Los partidos poseen poca densidad ideológica y programática, son, antes de cualquier cosa, un arreglo de intereses personalistas. Aunque para ser candidato a cualquier cargo político –ejecutivo o legislativo- es necesario tener filiación a un partido, pero aquí reside el peligro, el mandato pertenece al quien fue electo y no al partido. Pero, el cambio de un partido a otro, durante el mandato es permitido, y muy utilizado. Solo en este año 2016, 20% de los diputados federales (son 513), cambiaron de partido. ¡Algunos cambiaron por segunda vez o incluso por tercera! Sumado a ello, están registrados y operando en 35 partidos. Desde un partido trotskista (Partido de la Causa Operaria) hasta el Partido de la Mujer Brasileña, el que cuenta con un único diputado federal ¡Un Hombre! O el de los jubilados. Con esa multiplicidad de partidos, y la extrema movilidad de los electos que transitan de un partido para otro, es muy difícil que cualquier gobernante tenga mayoría parlamentaria sólida y fiel. Lo que se ve es una permanente negociación de cargos y de favores entre el Ejecutivo y los Diputados. Tenemos en Brasil, lo que convencionalmente se llama un Presidencialismo de coalición, con todos los inconvenientes que eso pueda representar.

El Brasil es, de hecho, un país muy sui generis ¡acá todo puede ocurrir! Es una sociedad/país, fantástica, aquí la realidad supera por mucho la imaginación de Vargas Llosa, García Márquez, Cortázar o Jorge Luis Borges. Dónde, si no es aquí en Brasil,  es posible estar en la inminencia de un Golpe de Estado con fecha marcada, el que ocurrió este domingo.

Se realiza incluso, en la Cámara de Diputados, un concurso de apuestas para ver quien acierta a la votación. Un golpe de Estado transformado simbólicamente en un mero juego probabilístico. Es una tarea difícil intentar explicar, pero incluso ocurriendo el riesgo de simplificaciones y de alguna equivocación, voy a intentar alinear algunas consideraciones que puedan ayudar a entender lo que ocurre.  En este esfuerzo, me apoyo en el análisis de otros tantos –periodistas, académicos, militantes, políticos – aprovechando un poco de aquí, un poco da allá… y, por cierto, en mi modo de ver a la política nacional.

El ideario político, los intereses sociales y económicos de los grandes medios de comunicación y del gran capital son comunes en el todo el mundo, sabidos y reconocidos por todos nosotros (me recuerdo de un libro ampliamente distribuido en las universidades, por la embajada de los Estados Unidos, en los primeros años de la Dictadura Militar, cuyo titular era “usted puede confiar en los comunistas” (¿ellos son comunistas?) Nosotros sabemos (o ya deberíamos haber aprendido) lo que es la derecha y como ella actúa; siempre en la defensa de sus intereses, sea por las vías democráticas, o por la no tanto. No podemos sorprendernos, la novedad del caso brasileño, por una especie de movimiento pendular, es que ella consigue agregar sectores medios e incluso populares en torno a un ideal con matices nazifascistas – “defensa de la moralidad” pública y privada, intolerancia en cuanto actitudes, y que usa la violencia como estrategia de intimidación

Haciendo una retrospectiva se puede entender mínimamente ese enredo con final tan funesto:

  1. El partido de los trabajadores (PT), creado en 1980, se presentaba como partido de la ética en la política y en la gestión de la cosa pública, capaz de hacer  reformas estructurales en la sociedad brasileña. El PT encantó especialmente a la juventud, recordemos el Foro Social Mundial y su más representativa consigna –“otro mundo es posible”.
  2. El mayor líder del PT es sin duda Lula. Un líder carismático, con un trazo de caudillismo (se puede decir caciquismo) tan presente en la política latinoamericana. Al final de sus dos mandatos presidenciales (2003-2010) era evidente el hecho de que la estatura política de Lula era mayor a la del PT. Se hablaba entonces del Lulismo diferenciándolo del Petismo.
  3. La elección de Dilma Roussef como candidata a la Presidencia de la República y de Fernando Haddad como candidato a Perfecto de Sao Paulo, dos personajes adventicios en la trayectoria histórica del PT, fueron una imposición de Lula y la mayor prueba de que él estaba más allá de las estructuras partidarias.
  4. Desde el primer mandato de Lula, y el PT, en la intención de garantizar el apoyo parlamentario, se estableció una amplia gama de alianzas políticas que no tuvo en cuenta la dimensión ideológica o programática. Se trataba de alianzas programáticas, esto es, la garantía de apoyo parlamentario en cambios ministeriales, cargos en la administración pública y otros favores (o, corrupción pura y simple).
  5. Como fruto de esas alianzas, el PT en el gobierno fue progresivamente alejándose de sus bases sociales, de sus compromisos de justicia social. Algunos indicadores de ese  desvío: a) en los gobiernos del PT la reforma agraria perdió ímpetu cuando comparado con los gobiernos anteriores (inclusive el gobierno neoliberal de Fernando Henrique Cardoso). Y en contrapartida, la agricultura empresarial fue incentivada y el uso de transgénicos liberados, con lo que Brasil se volvió uno de los mayores exportadores de granos y carne. B) La mejoría de las condiciones de acceso a la enseñanza superior gratuita, se hizo predominante con el uso del sistema de becas y de financiamiento que permitió un espantoso crecimiento de escuelas privadas (inclusive con capital externo, y las acciones en la bolsa de valores). La educación, se transformó en un negocio.
  6. Por otro lado, los resultados más expresivos en el campo social, que resultaron en la reducción de la pobreza absoluta en ganancias salariales y de renta para los trabajadores; en un amplio programa habitacional para la población de baja renta; en la universalización del acceso a la enseñanza básica y gratuita, e incluso a la enseñanza superior. Sin embargo, por un extraño mecanismo político, estos avances sociales son percibidos por los beneficiarios como una dádiva más que como una conquista. En el decir de un intelectual ligado históricamente al PT, tal política amplió el número de consumidores, pero no de ciudadanos.
  7. Me referí anteriormente al acto de que el gobierno se alejó de los movimientos sociales y sindicatos. Más bien sea adecuado decir que el gobierno los cooptó, atrayendo al interior del propio gobierno sus liderazgos. Los intereses políticos del partido, y especialmente las demandas políticas y económicas de los movimientos sociales y de los sindicatos, fueron progresivamente subordinados a la lógica del gobierno, al proyecto de poder de una especie de nomenclatura (como el perdón de la palabra!).
  8. En el ámbito interno del PT y del gobierno del PT, para finalizar, se considera el hecho de que Dilma no es Lula! La presidenta no tiene el carisma, no tiene el liderazgo ni las habilidades políticas que caracterizan a Lula, su creador.

Tratemos ahora otro orden de los factores, dentro de ellos resalta como el de mayor importancia la conjetura económica internacional. Brasil experimentó un fuerte crecimiento económico en los dos mandatos del presidente Lula, por cuenta del alineamiento muy favorable de las materias primas (soya, carne, minería)- ventas en expansión, precios en alza, balanza comercial favorable. Con la crisis internacional del año 2008 el cuadro comienza a cambiar. Un mercado interno grande y en expansión (reflejo de las políticas sociales) induce al gobierno a un error, considerar la economía brasilera como inmune y a salvo de la crisis. En el 2008 el presidente Lula fue taxativo al respecto de los efectos de la crisis financiera mundial, “Allá, en los EUA, la crisis es un tsunami, aquí si ella llega va a llegar como una olita”. Los indicativos de la crisis económica son cada vez más evidentes, más en la óptica del gobierno (ahora ya Dilma). En el 2014, a lo largo de la campaña electoral, la candidata a la reelección (Dilma) insistía en que la situación económica estaba bajo control y que no había razones para temores ni para cambios en la política económica. Infelizmente estas declaraciones se revelaron como una jugada de marketing electoral. La candidata, contra todas las evidencias, vendía optimismo y tranquilidad.

Al asumir el nuevo mandato la presidenta Dilma adopta otra política económica, ingresando al Ministerio de Hacienda a un banquero que había estado en el FMI y en el BCE. Ese cambio de rumbo frustra a sus electores que se sientes traicionados, y al mismo tiempo, las divergencias entre Levy y Dilma no tranquilizan a los sectores financieros ni empresariales.

La corrosión de las bases de apoyo popular, y al mismo tiempo de diputados y militantes del PT es inmediata! La oposición de los partidos y sectores que habían perdido la elección era previsible y podría ser administrada, pero lo que causa un efecto devastador y hasta entonces impensable es el “fuego amigo” dentro del propio PT. En el decir de un militante, “la política económica del gobierno es la de Dilma (esto es de Levy) o es la del PT.

Quiero llamar la atención para el hecho de que los factores externos (crisis internacional), aliados a los errores de evaluación de esta misma crisis y las directrices de política económica equivocadas, resultaron en el estancamiento económico, reducción de empleos y de renta. Dentro de ese cuadro de crisis económica, de la falta de apoyo partidario y de sus bases sociales, es que el gobierno de Dilma se fragiliza y la oposición se fortalece.

Para finalizar, es reveladora la dimensión profética de las manifestaciones de un intelectual respetado dentro y fuera del PT. Se trata de Frei Beto, preso y torturado por el régimen militar en la dictadura. Milita en el PT desde los primeros años, ligado a la pastoral de las Comunidades Eclesiásticas de Base de la Iglesia Católica, idealizador del Programa Fome Zero (Cero Hambre), fue consejero personal del presidente Lula en su primer mandato. En entrevista de mayo de 2015, decía… “El PT cambio un proyecto de país por un proyecto de poder, cometió el grave error de no apoyar su gobernalidad en su principal reducto electoral, los movimientos sociales. Prefirió apoyarla en el mercado y en el congreso. Resultado, se hizo rehén de esas alianzas… El Pt se equivocó al no promover la inclusión política. Al contrario, despolitizo la nación, dando la impresión de ser consumista y más importante que el ciudadano. El PT al surgir tenía como capital político tres grandes banderas: ser el partido de los pobres; ser el partido de la ética; el partido que luchaba por un socialismo para los brasileros. Perdió las tres, infelizmente”.

Y, lo que es peor, produjo un enorme desencanto con las posibilidades de cambio en el país. Queda la sensación de que otro mundo no es posible.

Lo que se vislumbra para el futuro son pérdidas económicas, sociales y políticas para los sectores populares y el recrudecimiento de la lucha social. Tal vez en otras bases políticas los trabajadores, los pequeños agricultores, las camadas más pobres y marginalizadas, están desafiadas a retomar la lucha. Más que nunca vale la consigna del período de lucha contra la dictadura militar, “la lucha continua”!!

Amigos, preferiría no estar escribiendo esto!! Brasil no merece la vergüenza. Tantos años de lucha en la construcción democrática, este triste epilogo! Tendremos nuevamente que cantar con Chico Buarque .” …. Hoje você é quem manda, falou, tá falado…Hoje minha gente anda falando de lado olhando para o chão… (mas) apesar de você, amanhã há de ser outro dia…. (“…Hoy usted es quien manda, hablo, está hablando… Hoy mi gente está hablando de lado y mirando el suelo…(pero) a pesar de usted, mañana es otro día..”)

(*) Jaeme Luiz Callai es Profesor Universidad Regional del Noroeste del Estado-UNIJUI-Brasil. Profesor Visitante, Universidad Academia de Humanismo Cristiano-Chile.