Expertos UAcademia sobre las elecciones presidenciales en Venezuela
A pocas horas del proceso, la comunidad internacional pasa de las suspicacias sobre los resultados de las elecciones en Venezuela a un convencimiento tácito sobre el fantasma del fraude. La autoridad electoral oficialista proclamó vencedor al presidente Nicolás Maduro (51,2%) con cerca de un millón de votos de diferencia por sobre su rival Edmundo González Urrutia (44,2%).
Como sucesor designado por Hugo Chávez, Nicolás Maduro obtuvo su primera victoria en 2013 por un estrecho margen frente a Henrique Capriles y una oposición que no reconoció el triunfo en virtud de una serie de irregularidades técnicas y denuncias constatadas. En siguiente proceso eleccionario los antichavistas no presentaron candidatos como forma de protesta y el presidente Maduro mantuvo el poder sin contrincantes. Este año, la popularidad de la ex diputada de la Asamblea Nacional de Venezuela, María Corina Machado articuló a la oposición para enfrentar al oficialismo con la candidatura de Edmundo González, de quien se esperaba una amplia ventaja sobre Maduro. Mientras el mundo espera las evidencias e informes del triunfo del gobierno en las votaciones, analistas de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano consideran sin ambigüedades que el proceso careció de transparencia desde su origen y no se muestran sorprendidos sobre los resultados.
El cientista político Rodrigo Gangas matiza las posturas en pugna y las contrasta con un proceso en el que las expectativas se cruzaron más con las expectativas que con evidencia concreta de un triunfo opositor. Entre esta distinción, hay que entender la “sorpresa” del resultado en un contexto de alta polarización y anhelos de triunfo ante encuestas muy optimistas, cree: “Sin olvidar que el resultado de la elección debe ser demostrado aún, las encuestas de su momento también debían ofrecer datos más objetivos. Esta idea de que el oficialismo iba a perder que se instaló comunicacionalmente tiene que ver más con un anhelo de unidad más que con el de una mayoría necesariamente”.
El docente aclara: “No digo con esto que no haya existido fraude electoral, pero es algo que debe ser comprobado y posible de ver. Mucha gente salió muy rápido a decir que esto era un fraude y que fue una gran sorpresa, pero también hay que considerar que el chavismo es un tipo de gobierno que ha generado numerosas políticas de corte social y una base de apoyo electoral importante. En política esto es algo que se da tanto en las democracias como en las dictaduras. En ese entendido, creo que la verdadera sorpresa hubiese sido que Maduro perdiese la elección con una derrota aplastante y por los 30 puntos que planteaban las encuestas divulgadas por la oposición”, señala Gangas.
Por su parte, el politólogo y ex embajador de Chile en Brasil, Carlos Mena, asegura haber esperado “ingenuamente algo de dignidad democrática” en el proceso: “Sobre todo esperaba que hubiera un resultado más equilibrado y no este fraude grotesco al cual estamos asistiendo”. Lamenta que de ninguna manera pueda considerarse legítimo un proceso dirigido por un Consejo Nacional Electoral que no cuenta con autonomía, sino que es un organismo dependiente del gobierno de turno.
Se refiere también a los apoyos tradicionales que recibe hoy el gobierno venezolano y las cuidadosas solicitudes de transparencia que le exigen gobiernos vecinos y de la región. Directamente Mena valora la respuesta “extraordinaria, clara y de fortaleza meridiana” que el presidente Boric ha tenido frente a las diversas invocaciones referidas al gobierno de Maduro. “No es posible reconocer un fraude tan gigantesco como el que se ha montado en Venezuela y que afecta a toda la región digamos porque de alguna manera el problema venezolano no es solamente el interior de Venezuela es un problema para la democracia y para las multitudes de personas que van a seguir migrando hacia nuestro país con las consecuencias que todo eso tiene”, reflexiona el también docente de la UAcademia.
El profesor Andrés Angulo, licenciado en historia y Magíster en Estudios Estratégicos y Seguridad Internacional, declara que un proceso marcado por la evidente ausencia de veedores extranjeros e independientes, la opacidad en el recuento de votos y la transparencia necesaria no permite una opinión favorable sobre este proceso. El escaso -y esperado respaldo- de países de Nicaragua, Cuba o Rusia deja la expectativa servida para conocer la acción de “países bisagra” o más influyentes de la región como Colombia o Brasil. “Ambos son importantes articuladores de procesos políticos propios de Venezuela y de sus relaciones con el conjunto latinoamericano donde estos países suelen jugar como moderadores o negociadores. La gran duda para todos ellos es como se validará este proceso no solo a nivel interno, sino externo considerando este reconocimiento de sus pares”.
Caminos de salida
El complejo momento político escala con la expulsión de la representación diplomática chilena desde Caracas por parte del gobierno, la eventual intervención de la OEA para la revisión de los resultados y la manifestación popular en las calles de Venezuela. El politólogo Andrés Angulo cree que es hacer “política ficción” especular con una definición mesurada en la que se anula este resultado o se reconozca un triunfo de la oposición. “Hay muchas aristas para interpretar y también el impacto que cada una de estas podría tener. Una de las más relevantes para nuestro país es el regreso de los venezolanos a su país para participar en un nuevo proceso como votantes habilitados para definir la situación electoral.
Para el decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Educación de la UAcademia, Rodrigo Gangas, la definición del momento político dependerá del nivel de movilización de la oposición en un año que, según se proyecta, sería el primero con avances de crecimiento económico en décadas. “Venezuela es el punto focal del péndulo que define a América Latina entre izquierda y derecha. A nivel regional la evolución del proceso dependerá de la transparencia con que el gobierno de Maduro comparta los resultados de las elecciones. Algo difícil si se considera la falta de observadores internacionales e informes objetivos. Por ahora, también la postura de los demás países de América Latina podría complejizarse en torno a desde donde posicionar sus puntos de vista”, dice.
Por su parte, el profesor Mena agrega que el sistema político venezolano se caracteriza por su radicalidad. Señala que dificilmente se podrá ver un cambio de rumbo y, por el contrario, puede que se torne aún más aguda la temperatura social. “Mientras eso no cambie es muy difícil que que se dé una salida democrática de otra naturaleza. Es probable que se persista en imponer a Maduro como mandatario como ya está sucediendo y que esto signifique una situación de aislamiento internacional de Venezuela”, agrega el ex diplomático que considera que en el caso de la sanción internacional ya no puede hablarse de un “bloqueo”.