Un escenario político en el Chile del coronavirus
(*) Por Max Oñate Brandstetter
“La lógica del fascismo es no se mezclen, no se junten”
Germán Cano
Desde el 18 de octubre de 2019, se levantó una movilización histórica de la ciudadanía de Chile, donde al poco andar, en circunstancias de la multiplicación de barricadas y saqueos se impuso el toque de queda, pero en circunstancias de sanidad pública, no son capaces de cerrar los malls ante una pandemia mundial.
Desde el inicio no se tomaron buenas medidas, ya que mañana miércoles 18 de marzo se cerrarán las fronteras, después de dos semanas de ingreso y desarrollo del virus.
La forzada estrategia de “que los ciudadanos aíslen la violencia” no dio resultados en 5 meses, pero es algo que si se puede lograr mediante el pánico colectivo, de un gobierno que ha violado sistemáticamente los derechos humanos, que hoy pretende exhibirse como defensor de la vida de todos y de la salud médica, al mismo tiempo que se desarrollan colusiones contra los consumidores en momento de gravedad nacional.
Conviven en la actualidad los ineficientes mecanismos gubernamentales de defensa sanitaria, con el hecho del incremento armamentístico de las policías para enfrentar la crisis política y social del gobierno, a la vez que buscan utilizar la emergencia sanitaria con fines políticos, donde por otro lado, ni la CUT ni el bloque sindical de unidad social han hecho ni un llamado a la huelga general, para cuidar y proteger la salud de los trabajadores, sino que esta última parte, ha resultado ser la acción directa de los mismos trabajadores, por sus propios intereses.
Esta es una muestra más de la realidad que nos ha llevado hasta el estallido social, pero observado en una pequeña coyuntura y donde el último gran acuerdo, parece ser la suspensión sin fecha clara del plebiscito por el cambio de constitución.
No se trata de caer en el juego de la subvaloración del virus, sino del comportamiento de los actores políticos ante lo que ellos mismos han señalado como una alerta sanitaria –que no acataron por los mutilados en las marchas- donde el gran eslogan parece ser: “entre todos nos cuidamos, y entre todos lo vamos a vencer”, como si se tratara de la desigualdad.
(*) Cientista Político, licenciado de la Universidad Academia Humanismo Cristiano.