Una lectura sobre fracturar el consentimiento político: Dos perspectivas
(*) Por Cristopher Ferreira Escobar
Hace pocos días, y durante el mes de mayo, apareció Disenso, revista de pensamiento político titulada: Escrituras en cuarentena. Capitalismo, contagio y políticas de muerte. Varios profesores de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano presentaron allí.
Uno de ellos es el profesor Adán Salinas, el cual titula su artículo Fracturar el consentimiento político, abordando la transacción que se da entre los cuerpos, instituciones y un régimen de veridicción como consentimiento político, como también su posibilidad de fractura.
El régimen de veridicción es estabilizado por el profesor Adán como “el conjunto de elementos que determinan lo que consideramos verdadero, posible, distribuye los límites de lo aceptable y desarrolla un esquema general de consentimiento para ciertas realidades de transacción que [se] considera con valor de verdad”. Para evidenciar esto, el profesor alude a la categoría “responsabilización individual” como soporte de política pública en los sistemas de capitalización individual y el pago por la educación. Así, el ahorro individual es expresión de la responsabilidad individual (y no la de reparto) y el pago de la educación (y no la de gratuidad) es considerado por algunos padres como “una virtud y mejora por sí misma la educación de sus hijas e hijos”.
Por su parte, la categoría de “responsabilización individual” es posible en la medida que esté supuesta como “principios y valores de la Constitución Política”. Por lo tanto, hay una residencia obligatoria de la categoría en una institución, llámese Constitución Política, que se determina como un régimen de veridicción. Desde aquí, toda operatividad, ya sea discurso, acciones y políticas públicas, se relaciona, mejor dicho, se transa con este régimen, el cual permite bajo ciertas especificidades obtener algo a cambio por su correcta inscripción: el consentimiento político. Una institución es un dispositivo que contiene un saber/poder, que asegura una rutinización de ciertos valores y limita transacciones. No toda política pública, no todo discurso, obtiene algo a cambio por su inscripción en un régimen de veridicción. Si hay consentimiento hay legitimidad y reconocimiento.
Esto no se restringe solamente a los ejemplos antes enunciados, sino que se exportan y observan en los planes nacionales de seguridad pública de los ex presidentes Ricardo Lagos, Michelle Bachelet uno y dos y Sebastián Piñera uno, cuando identifican a los ciudadanos como actores funcionales a contribuir a la seguridad pública, esto es, ciudadanos con responsabilidad individual. ¡Es tarea de todos contribuir a la seguridad!
Para el profesor Adán Salinas, la fractura vendría dada por la interrupción del flujo de consentimiento, formar las condiciones de su quiebre y modificar las condiciones transaccionales.
Ahora bien, dicha transacción, en la cual se obtiene algo a cambio, en este caso el consentimiento político, por su correcta inscripción en un régimen de veridicción también aparece en Slavoj Žižek como el intercambio equivalente. La fractura, como el juicio infinito (coincidencia de lo opuesto) y expresión del Absoluto Contragolpe, la encontramos en el profesor chileno Ricardo Espinoza Lolas.
En La permanencia en lo negativo, Slavoj Žižek establece el intercambio equivalente, o juicio negativo, como la inscripción de un individuo, también institución, que entrega contenido sustancial al Gran Otro, en este caso, la Constitución Política. En la medida en que el contenido sustancial entregado de un discurso, acción, política pública, etc., sea el mismo que el Gran Otro, la transacción es de consentimiento, es decir, el compartimiento de la misma lógica le permite su emergencia, su instalación, su verdad. Siguiendo a Slavoj Žižek, el ejemplo es el siguiente: el individuo que sabe adular al Monarca, que sabe y utiliza los términos correctos, no sólo conservará su vida sino que tendrá plata. Saber adular al Monarca es compartir y ser la misma Bildung, la misma cultura. La transacción es de consentimiento y reconocimiento por parte del Monarca. Así, indica Žižek , “A lo largo de la dialéctica de la Bildung, se mantiene la apariencia de un intercambio equivalente entre el sujeto (la conciencia de sí) y la sustancia: a cambio de su creciente alienación, por sacrificar una parte más sustancial de sí mismo, el sujeto recibe el honor, la riqueza, el lenguaje del Espíritu y la percepción”. Dicha positividad del intercambio se erige desde lo negativo. En palabras de Zizek: “…al afirmar que una cosa es un objeto de intuición no sensible, no sólo negamos en forma abstracta uno de sus predicados, sino que invertimos las negación abstracta en una determinación positiva: delineamos el campo de “intuición no sensible” como aquel al cual pertenece la cosa en cuestión”.
Por otra parte, cuando se lleva al límite la dialéctica de la Bildung, el intercambio equivalente no se produce. Esto se conoce como juicio infinito o coincidencia de los opuestos o, sin más, Absoluto Contragolpe. La envidia no sana de Žižek hacia el profesor chileno Ricardo Espinoza Lolas está circunscrita a este concepto, puesto que para Žižek, Ricardo “nos confirma lo que quizá sea el definitivo “juicio infinito”…en el pensamiento de Hegel… debo confesar que he leído el manuscrito no sólo con admiración sino que también con envidia, ¿cuántas veces habré pensado “cómo puede ser que no llegara yo a esta conclusión crucial?”. Nos encontramos aquí, en la posibilidad de la fractura.
Ya sea en La permanencia en lo negativo o Hegel y las nuevas lógicas del Mundo y del Estado ¿cómo se es revolucionario hoy? (Ricardo Espinoza) la definición de Žižek es la misma sobre el juicio infinito: el sujeto barrado no emerge de la estructura simbólica del Otro sino de su pérdida o retirada, es decir, “un retirarse-de que crea aquello de lo que se retira…la acción aparece como su propia contramedida, o más precisamente, en la que el movimiento negativo (pérdida, retirada) genera lo mismo que niega”.
¿Cómo entender estas citas oscuras? El Hegel afirmativo del profesor Ricardo despeja la complicación.
“La afirmación conceptual de lo Lógico surge de la negación de la negación, como le gusta decir a Hegel, pero afirmación al final de cuentas. El ser es negado en su in-mediatez por la mediación misma. [Destaco y enfatizo la siguiente palabra] Y en ello [aquí la cuestión capital: y en ello mismo, en tanto que regresamos nos retornamos, contra-impulso dirá Žižek][1] se da [se crea] la negación afirmadora de esa negación anterior; es si queremos, la propia esencia afirmada; es afirmar la segunda negación”.
Con esto queremos decir que cuando estamos en re-flexión, lo que era inmediato, esto de ser responsabilización individual, comienza a in-mediatizarse, a mostrar su construcción, su posibilidad, y también lo negativo que quedaba afuera, responzabilización colectiva, entendernos social, entender que mi identidad como individuo responsable se emprende desde y en lo negativo. Una vez que estamos en re-flexión, sólo es posible pensar la mediación desde una inmediatez-mediatizada; cuando nos retiramos-de la lógica de inmediatez de responsabilización individual, hacia la negatividad constitutiva, sólo la observamos cuando ella misma nos lleva de retorno a la inmediatez-mediatizada en la cual se partió la re-flexión; así, el “movimiento negativo [de re-flexión] (pérdida, retirada), genera lo mismo que niega. ¿Con esto, no hemos llevado lo negativo hacia adelante, hacia su afirmación, hacia su doble negación, o por qué no, a su coincidencia de opuestos? En palabras del profesor Ricardo, “el concepto…afirma radicalmente la realidad en su negatividad. En otras palabras, La permanencia en lo negativo es llevar lo Otro como fuente de riqueza e identidad hacia la inmediatez, esto es, permanecer en lo negativo.
Como dice el profesor Ricardo, “¡El gran Sí desde el No!…Un contrachoque [contra-impulso dice Žižek] que permite desde la propia materialidad de nuestro pasado vivo dar un paso adelante creador. Una afirmación que nos libera poco a poco de la necesidad empírica y abstracta de la naturaleza”.
El sujeto que lleva el NosOtros (palabra del profesor Ricardo) de forma afirmativa, lleva “lo otro y al Otro dentro de NosOtros mismos” (Manual para disolver el capitalismo) no surge eclipsando lo negativo como su opuesto, sino que lo lleva hacia la inmediatez.
Como hemos visto, dos visiones se instalan y transitan de manera distinta, una con registro foucaultiano y otro hegeliano, pero ambas en algún sentido se asemejan. Dos respuestas para tres problemas: transacción, consentimiento y fractura.
[1] Los corchetes son propios.
(*) Estudiante 5° año de Ciencia Política y RR.II. Universidad Academia de Humanismo Cristiano