35 alumnas latinoamericanas se reúnen en la UAHC_Debuta “Diplomado para el fortalecimiento del liderazgo de la mujer indígena”

35 alumnas latinoamericanas se reúnen en la UAHC_Debuta “Diplomado para el fortalecimiento del liderazgo de la mujer indígena”


Mujeres mapuche, aymara, colla, diaguita, lickan antay, rapanui, kaweskar de Chile y de las etnias charrúa (Argentina, Uruguay), kankuamo (Colombia), guaraní (Paraguay), harakbut (Perú), terena (Brasil), kichwa (Ecuador) y wayuu (Venezuela),  -35 en total – se dieron la bienvenida en sus respectivos idiomas para dar comienzo al Diplomado para el fortalecimiento del liderazgo de la mujer indígena”. La pionera iniciativa del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe (FILAC) a través de su Universidad Indígena Intercultural (UII) cuenta con el apoyo de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI) y la Escuela de Antropología UAHC.

El programa, cuya finalidad es fundar polos de lideresas a lo largo del continente americano dentro de la diversidad indígena a través de un currículum especializado busca empoderar a estas mujeres desde una perspectiva intercultural para incidir en las decisiones políticas, económicas y sociales de sus respectivas comunidades.  Con un agregado que no parece una prioridad de los líderes hombres, acota Otilia Lux, representante del programa “Mujeres indígenas de América Latina y El Caribe” de la FILAC. “Nuestra convicción no está puesta en los mismos valores coloniales. Debemos defender a capa y espada a la Pachamama, el viento, la tierra, el agua y el calor que nos da el sol con todo el aprendizaje de nuestras abuelas y abuelos, pero también las herramientas de la normativa internacional”, describe la relatora sobre un pluralismo cultural que espera regir el futuro.

Para ello, el programa del diplomado realiza un mix de reflexiones sobre espiritualidad, cosmovisiones compartidas, debate de procesos globales como la Conferencia sobre Cambio Climático COP 23, talleres de intervención cultural, derechos humanos, coaching de liderazgo, herramientas de gestión, saber ancestral y comunitario  entre otras nuevas epistemologías. El diplomado concluye con la presentación de las propuestas de intervención participativa e intercultural trabajadas a lo largo del proceso que concluye el 28 de este mes.


“Es el conocimiento ancestral lo que define este diplomado, pero también las mujeres poderosas que participan y que han sido llamadas a transformar sus Estados y el mundo”, reitera Lux. Por su parte, Andrea Antilén, encargada de Género del Fondo de Desarrollo de la Dirección Nacional de CONADI valora la visibilización de estos roles en las líderes indígenas que se verá potenciado por la asistencia y la acreditación del curso. “Hablamos de una situación social que se enmarca en una deuda histórica  que como institucional recogimos de los propios usuarios de la CONADI. Esperamos un resultado potente y de cambios responsables pues los cambios que el entorno necesita no ocurrirán sólo con pedirlo, sino que por el trabajo que generemos nosotras. Sólo así lograremos que muchas de éstas líderes femeninas indígenas ocupen puestos en el Parlamento, sus comunidades y el territorio en general. Una cadena de valor que también va a empoderar a otras mujeres”, explica.

Nuevas embajadoras

La efervescencia del tema de género,  los pueblos originarios y el diálogo de saberes a lo largo de Mesoamérica y hasta Chile no es una casualidad para Álvaro Pop, Secretario Técnico del FILAC. El ejecutivo destaca que mujeres de uno y otro extremo del continente llevan cerca de 20 años trabajando estas inquietudes que hoy se encuentran en el umbral de relevantes políticas públicas. “Al menos en el sur hay un proceso de reivindicación que está tomando una fuerza importante. Esto se refleja en los niveles de encuentro y desencuentro de todos los países del continente que viven esas tensiones. La asamblea del FILAC y sus 22 Estados miembros apostó estratégicamente a estos procesos con una serie de alianzas importantísimas con instituciones como CONADI y la Universidad Academia de Humanismo Cristiano para los procesos que queremos ir ampliando”, señala.

El siguiente paso es que las embajadoras que resulten de este diplomado -y los que vengan-, regresen a sus países de origen fortalecidas, empoderadas y como parte de un epicentro de cambio, dice Pop sobre una proyección que espera integrar a nuevos actores del proceso como la Universidad Autónoma de México, UNAM.

 

Claudio Espinoza: “La mujer indígena debe equiparar la cantidad de tiempo que ha permanecido invisibilizada y marginada”

El Director de la Escuela de Antropología, Claudio Espinoza fue uno de los anfitriones de la jornada de inauguración del diplomado. Junto con valorar este tipo de espacios, celebra la multiculturalidad y cosmovisiones presentes a través de los 8 pueblos originarios chilenos y las 10 becarias internacionales. Espinoza destaca la importancia de que las estudiantes del curso cuenten con el aval de sus distintas comunidades y organizaciones sociales que representan para convertir los saberes ancestrales de diferentes rincones de Latinoamérica en un nuevo cuerpo de conocimientos que se replique por la región.

“Es la misma sociedad civil representada en éstas líderes la que está en poder de exigir un compromiso para avanzar en la transmisión de estos conocimientos adquiridos, pero también en un trabajo que efectivamente tenga metas concretas y colectivas”, sostiene.


-Desde la institucionalidad, ¿Cuál es compromiso necesario para que los resultados de este curso de formación se transformen en políticas reales?

-Creo que hay dos ámbitos relevantes. El primero está ligado al Estado donde hay que generar cambios constitucionales. Esto no sólo en Chile sino donde se abra un reconocimiento verdadero de la diversidad étnica de nuestros países. Esto debería traducirse necesariamente en un rápido avance hacia el reconocimiento de los derechos políticos de los pueblos indígenas y fundamentalmente, si no en una autonomía, al menos en formas de descentralización efectiva que permitan, por ejemplo, que los pueblos indígenas administren sus territorios y que participen con facultades reales en la administración de los mismos. Pero que participen también en las decisiones del país.

No se trata de crear realidades aisladas. Por otro lado, en el ámbito civil pasa algo muy importante, porque este tipo de capacitaciones como las que ofrece el “Diplomado para el fortalecimiento del liderazgo de la mujer indígena” no son oportunidades individuales, sino que forman cuadros políticos que avanzan en la consecución de todo tipo de derechos. Es decir, lograr cuotas de representatividad en el Congreso y ese tipo de cosas. Por supuesto que en estos movimientos la mujer indígena cumple un rol fundamental: equiparar la cantidad de tiempo que han permanecido invisibilizadas y marginadas de este tipo de decisiones.