Tradicionalmente en artes escénicas y cinematográficas, el principio de verosimilitud se construye desde los lenguajes corporales, escenográficos, sonoros y de vestuario. El lenguaje verbal se considera, exclusivamente, parte del diálogo y su verosimilitud depende de características sociolingüísticas del personaje. Sin embargo, las nuevas formas -tecnologías- de comunicarnos, tales como las redes sociales, imponen, a los creadores audiovisuales, la consideración de nuevas variables lingüísticas que conforman el entorno del personaje, su paisaje semiótico y no solo su estructura interna.
El diseño lingüístico, en ese contexto, consiste en organizar, en función de la verosimilitud, todas las manifestaciones de lenguaje verbal oral-escrito, tales como rayados de muros, libros, carteles, mensajes de WhatsApp, etc. que coexisten en un contexto comunicativo, en una escena, dentro de la creación de una ficción.