
Los temas en los que se juega la próxima elección presidencial
Columna del rector Álvaro Ramis publicada en Crónica Digital.
La elección presidencial de 2025 no será una más en la historia reciente de Chile. Lo que está en juego no es solo quién conducirá al país los próximos cuatro años, sino la capacidad de enfrentar de manera seria, realista y transformadora los grandes dilemas que hoy marcan la vida cotidiana de la ciudadanía.
Cinco ejes críticos —economía popular, seguridad pública, migración, corrupción, eficacia del Estado— junto con la salud pública, se han instalado como prioridades ineludibles para cualquier proyecto político que aspire a gobernar con legitimidad y con visión de futuro.
En economía popular, el desafío es reconocer y fortalecer a los millones de chilenos y chilenas que subsisten gracias a emprendimientos familiares, ferias libres, oficios y cooperativas. No se trata de relegar este mundo a la informalidad, sino de proveerle de crédito, capacitación y protección social para que deje de ser un terreno de precariedad y se transforme en una plataforma de desarrollo inclusivo.
En seguridad pública, la ciudadanía exige respuestas contundentes frente al crimen organizado, el narcotráfico y la violencia barrial. Se requieren estrategias integrales, que combinen inteligencia policial y coordinación interinstitucional con inversión en prevención comunitaria. La seguridad debe asumirse como un derecho social que habilita a las personas para vivir con dignidad y confianza en sus entornos.
El tema de la migración se ha vuelto particularmente sensible. Chile necesita políticas claras que ordenen y gestionen los flujos migratorios, con fronteras reguladas, procesos de regularización transparentes y estrategias de integración laboral y educativa. Humanidad y seguridad no son incompatibles: son las dos caras de un mismo desafío.
La corrupción es otra amenaza que corroe la confianza ciudadana en la democracia. No basta con declaraciones: se necesitan sistemas de fiscalización autónomos, sanciones efectivas y una transparencia activa, aprovechando herramientas digitales que permitan un control social real sobre los recursos públicos.
En paralelo, la eficacia del Estado se ha vuelto una urgencia. Un aparato público burocrático, lento e incapaz de innovar mina la confianza de la ciudadanía y deja espacio a discursos privatizadores que solo profundizan las desigualdades. Digitalización, simplificación regulatoria, descentralización con recursos efectivos y profesionalización del servicio público son pasos indispensables.
Finalmente, la salud pública es una prioridad transversal. Las listas de espera, la falta de especialistas y la desigualdad de acceso entre sistemas refuerzan una brecha social inadmisible. Chile requiere fortalecer su red pública, apostar por la atención primaria, incorporar la salud mental como eje y avanzar en la integración de subsistemas para garantizar equidad en la atención.
Estos temas no son teóricos ni abstractos: son los problemas que definen la vida cotidiana de millones de familias. Y son también los ámbitos donde se jugará la próxima elección presidencial. En este escenario, los lineamientos programáticos de Jeannette Jara ofrecen una respuesta práctica, oportuna y coherente. Sus propuestas no eluden ninguno de estos desafíos, sino que los enfrentan de manera integral, con medidas concretas que combinan visión de futuro y sentido de urgencia.
La próxima elección será, en última instancia, una decisión sobre qué proyecto político tiene la capacidad de ofrecer certezas reales en un tiempo de incertidumbres. Y allí, la agenda que levanta Jeannette Jara demuestra que es posible gobernar con responsabilidad, justicia social y eficacia, abriendo un horizonte de esperanza para Chile.