A 40 años de la Cruzada Nacional Alfabetizadora en Nicaragua_Sociólogo Óscar Jara H. actualiza relevancia del rol democratizador en la educación popular
“¡Puño en alto, libro abierto todo el pueblo a la cruzada nacional!. Ganaremos el destino de ser hijos de Sandino, convirtiendo la oscurana en claridad”, canta el sociólogo Óscar Jara Holliday, participante e investigador de la legendaria Cruzada Nacional de Alfabetización en Nicaragua que cumple cuatro décadas esta semana. En dicho contexto, el educador popular fue convocado a una distendida conversación por la Escuela de Pedagogía en Historia UAHC y el Grupo de Trabajo CLACSO de Educación Popular y Pedagogías Críticas, a cargo del profesor Fabián Cabaluz.
En ella, el docente de la Academia dialogó con el docente peruano costarricense, quien se refirió a la estrategia y proyecciones detrás de esta iniciativa del Gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional que, en 1980, contempló como prioridad la erradicación del analfabetismo para alcanzar el desarrollo y la reconstrucción nacional como una meta revolucionaria. Cuarenta años después de esta visión a tono con un siglo de cambios relevantes, Jara Holliday destacó la importancia de contar con una unidad nacional concreta como insumo clave en la realización de un plan de esta magnitud.
La Gran Cruzada Nacional de Alfabetización contó con más de 95 mil profesores, estudiantes, trabajadores de la salud e incluso dueñas de casa, todos alineados tras este proyecto en el que se involucró también Cuba y otros países de Centroamérica. Como resultado de la cruzada, la tasa de analfabetismo se redujo del 50.35% a un 12.96% según organismos independientes. Este alcance representa a cerca de 406 mil niños y adultos nicaragüenses que aprendieron a leer y escribir. Para ello se recurrió a un gran proceso de movilización nacional que contó con estrategias como canciones, himnos, autocensos, la identificación de necesidades y campañas de un enorme equipo pedagógico que trabajó a través de un sistema de cascada, describe Jara Holliday.
“Se convocaban a todos los formadores disponibles en centros comunitarios donde se diseñó una gran cartilla de trabajo en que se enseñaban las primeras palabras relacionadas con el momento revolucionario que se estaba viviendo”, señala. Estos educadores populares eran personas con competencias pedagógicas y en el mundo campesino que se capacitaban en grupos de 80 personas y que salían de estos centros, distribuyéndose por el resto del territorio y capacitaban a otras 30 que a su vez harían lo mismo con otros profesores, jóvenes, trabajadores sociales y jefes/as de hogar. “Esta cascada alfabetizadora se multiplicó a partir de estos talleres de una manera sin precedentes y como una metodología inédita, pero también dueña de una gran mística”, cree el educador.
Una alfabetización transformadora para Latinoamérica
Durante el encuentro, el profesor Cabaluz advierte sobre los diversos registros y bibliografía sobre esta campaña que es motivo de estudio dentro de la disciplina de la educación popular. Plantea que la idea detrás de la alfabetización buscaba, además de enseñar, elevar la conciencia del pueblo nicaragüense y promover procesos organizativos y de politización popular en un recurso completamente orgánico.
Al respecto, Óscar Jara Holliday agrega que esta experiencia sistemática de instrucción y educación potenció un derecho básico que estaba muy por encima de la también importante lectoescritura: “La valorización de la voz, de la vida y las palabras de las personas que estaban siendo alfabetizadas, los constituía como ciudadanos de derecho. Para esto, el proceso de alfabetización significó salir de su entorno escolar y entrar en un mundo desconocido para el que era necesario cruzar ríos, cubrir zonas peligrosas y sortear lugares que aún contrarios a la revolución. Como resultado, muchos de estos alfabetizadores fueron asesinados por otros detractores del Frente Sandinista. Entonces, el vivir como la población campesina, comer lo que ellos comían, conocer el ánima de este pueblo, su cultura canciones y narraciones, también alfabetizaba a estos educadores en el proceso”, destaca el investigador y autor del manual Formación de personas adultas: sistematización de experiencias y ciudadanía.
“A lo largo del tiempo, estas dinámicas movilizaron la capacidad de aprendizaje de un país y la de mirar críticamente la realidad. También transformó la capacidad de opinar”, cree el sociólogo. Algo que, desde el otro lado de la conversación, abrió la puerta al escuchar como un aporte democratizador de procesos similares a este. “Lo que vino fue una especie de “despertar” de las capacidades de aprendizaje y de mirar la realidad para transformarla colectivamente”, agrega.
Finalmente, el diálogo reflexionó acerca de cómo la extensión del trabajo e influencia universitaria debería concentrarse en iniciativas de educación que tengan en cuenta estas características liberadoras y de generación de conciencia. “Creo que muchas veces la extensión universitaria termina siendo un apéndice secundario de esto, cuando debería ser un motor del trabajo universitario y fortalecer el vínculo de las universidades con la sociedad a partir de proyectos de alfabetización, por ejemplo”, señala el educador popular en referencia a programas similares como los que llevan a cabo diferentes escuelas de la UAHC como son los cursos de alfabetización para adultos, español para haitianos y otros trabajos desarrollados por los diversos servicios comunitarios de la Academia.
Todas, experiencias que “abren pistas muy importantes para lo que podemos hacer en otros países de América Latina”, aclara Óscar Jara Holliday junto con enumerar iniciativas de educación alternativa en Bolivia, los bachilleratos populares en Argentina y las asambleas territoriales en Chile: “todos procesos educativos, políticos y sociales que debemos aprovechar e impulsar más allá de sólo matricularnos y seguir algunos cursos”, cree.
Un sentido estratégico, ético, político y pedagógico
Para el profesor Cabaluz, actualizar la experiencia de la Cruzada Nacional de Alfabetización en Nicaragua da cuenta de la relevancia histórica y para el tiempo presente de replicar y fortalecer hitos de esta envergadura. “Desde nuestra perspectiva y la formación de futuros educadores, pedagogos, líderes y lideresas sociales es importante poder generar una reflexión sobre este hito ante un tema sobre el que hay que seguir profundizando, pues nos permite enriquecer nuestra mirada y perspectiva para los desafíos de hoy a la luz de lo que fue esta cruzada”, señaló. Jara Holliday, en tanto, concluye que actualizar el conocimiento acerca de la educación popular transformadora de este caso o personalidades como Paulo Freire, es una conversación que exige considerar los diferentes contextos de cada territorio y su época.
“Los diferentes programas de alfabetización en países como Chile, Nicaragua, Brasil o África tienen en común que están de acuerdo con sus respectivos procesos decolonialistas. No hay que pensar la alfabetización solamente desde una lógica tecnocrática o como una gran reforma o propuesta de política que en sí misma puede lograr estos propósitos. El sentido estratégico, ético, político y pedagógico se juega en la medida en que respondan a procesos mucho más amplios dentro de los cuales el logro educativo logra un componente integral y de constitución de ciudadanía y sociedad”, sostiene.