“Agresión. ¿Impulso, necesidad o mal carácter?”
La agresión ¿debe ser fomentada, despertada, vivida plenamente? ¿Es la agresividad un trastorno o una debilidad de carácter? ¿Tenemos posibilidades efectivas de tener un trato con ella? Estas son algunas de las interrogantes tratadas en la conferencia “Agresión. ¿Impulso, necesidad o mal carácter?”, dictada por el Doctor Alfried Längle, presidente de la Sociedad Internacional de Logoterapia y Análisis Existencial, organizada por la Escuela de Psicología de la UAHC.
Längle, quien además es vicepresidente de la Federación Internacional de Psicoterapia, manifestó que la clave radica en que el ser humano sea capaz de encontrar el significado en su vida y vivir con consentimiento y aprobación interior. Sin esa capacidad, no se puede llegar a una estabilidad.
“En el centro está la persona con su aprobación interior, conectarse con la realidad, sus necesidades con sus reglas y leyes naturales. Llegamos a la plenitud si solamente nos abrimos a nosotros y poniendo atención a ese consentimiento interior”, sostuvo.
Längle sostiene que ese conocimiento interior debe mezclarse con la visión psíquica que se tenga, porque es precisamente ahí en donde se encuentran los placeres, impulsos, reacciones y la agresión. Se trata, según explica el psicólogo, de una dimensión determinada que está siempre estimulada.
“El ser humano es el arte de combinar las cosas y en su intento por restablecer la consciencia no debe limitar su actividad a los hechos instintivos del individuo inconsciente, también se interesa por las realidades espirituales, como el significado potencial de su existencia que ha de ser satisfecho y su deseo de significado”, manifestó Längle.
En ese sentido, y como ejemplo, señala que el dialogo, que muchas veces provoca conflicto y discusión, debe ser comprensión y no una disputa. El enfoque debe estar en lo que conmueve al otro. “Es una apertura y requiere mucho coraje”. A su juicio, la vida significa crecer, madurar y ser capaz de sentir.
Desde una mirada existencialista, tener capacidad de agresión es importante para la subsistencia. Como reacción psicodinámica de protección, se especializa en la propia necesidad, pero pasa por alto al otro (o lo otro), con el que no tiene consideración. De ahí la agresión puede volverse un problema. Se pueden diferenciar diversas formas de agresión, las que también conducen a distintas conductas y contienen diferentes temas. Reconocerlas facilita el trato con la agresión. Por último, se llega a acceder personalmente a ella, por un lado rescatando su fuerza y valor y, por otro, minimizando los posibles daños.