Al cumplir 30 años en la Academia trabajo Social revisa avances y oportunidades de una disciplina basada en la inserción y el cambio desde los territorios
Autoridades académicas, egresados/as y estudiantes se reunieron para reconocer y celebrar la historia de Trabajo Social en la Academia en el trigésimo aniversario de una carrera marcada desde sus inicios por un compromiso con la transformación de la realidad de nuestro país. La Directora de la Escuela de Sociología y Trabajo Social, Angélica France, destacó los principales hitos en el camino de un proyecto académico que ha conducido a la titulación de más de mil profesionales desde 1992.
“Hoy más que nunca es importante generar espacios para la celebración y el encuentro que nos permitan revisar en que estamos, apreciar las enseñanzas que nos dejó la pandemia y entender que incluso el conflicto forma parte del proceso de aprendizaje. Esta carrera ha tenido cuatro mujeres y cuatro hombres en su jefatura, un dato que refleja su carácter. En muchas formas el escenario ha cambiado desde que partimos, pero algunas problemáticas se mantienen y se han complejizado de cara a la emergencia de tendencias como el feminismo y el ambientalismo”, expresó.
La profesora también se refirió a las oportunidades que plantea el trabajo conjunto de dos carreras bajo una misma escuela. “Estamos avanzando en la sinergia entre ambas disciplinas y en Trabajo Social hay una discusión muy profunda que nos permite nutrir la relación con Sociología bajo este escenario común. Los propósitos que tenemos siguen vigentes desde nuestros orígenes respecto a temáticas como la justicia social y los derechos humanos. Aquí plantamos una semilla de la que brotó una planta resiliente y hoy quisimos ofrecer un rito de salida para los/as estudiantes que se titulan en este aniversario, esperando que mantengan un vínculo con nosotros”, manifestó.
El rector de la UAHC, Álvaro Ramis, revisó los antecedentes que condujeron a la apertura de la carrera, organizada inicialmente por un grupo de docentes de una carrera de la Universidad de Chile que fue cerrada tras el Golpe Militar. “La historia de Trabajo Social en la Academia parte de cierta manera antes que la Universidad misma, ya que lo que construyó la Casa De Bello hasta 1973 se recanalizó a través de lo que se abrió acá. Ambas cosas no se pueden separar y por eso las raíces de este proyecto se entroncan con los inicios de la disciplina en el país”, afirmó.
La profesora Cecilia Leblanc destacó los aportes de la primera directora de la Escuela, Lucía Sepúlveda, cuyas lecciones de vida quedaron plasmadas en el libro de conversaciones y memorias “Trabajando lo social”. “La profesora Sepúlveda impregnó a nuestra carrera ciertas características que se han mantenido en el tiempo basadas en cinco componentes: desarrollar el pensamiento crítico en la formación de estudiantes; crear una Escuela abierta al diálogo con el mundo social; establecer una relación dialéctica entre teoría y práctica; concebir a los/as estudiantes como sujetos activos en el proceso curricular y tener a los derechos humanos como eje orientador de nuestro quehacer”.
Junto con describir el proceso de formación de la Escuela como una suma de utopías, el profesor Omar Ruz Aguilera llamó a considerar las posibilidades que ofrece un ejercicio de la disciplina basado en la lógica de la inserción territorial. “Esta es una disciplina abierta, que se caracteriza por el hacer y por tener una doble perspectiva. Como dijo en cierta ocasión la profesora Jeanette Hernández, Trabajo Social es ancla y estrella. Ancla porque está asentada en la realidad social y estrella porque no se queda solo en el reconocimiento de las condiciones, sino que busca un plan de acción en compañía de los sectores populares que deben ser protagonistas en su propio cambio social”.
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