Alejandro Guillier, de outsider a republicano
(*) Por José Orellana
Columna publicada en El Dinamo
Alejandro Guillier es cualquier cosa, menos un outsider de la política. Siempre estuvo en el campo de la política, no en la dimensión electoral u orgánica partidaria, pero siempre involucrado en las redes de influencia, donde su condición de prestigioso comunicador lo situaron en ventajosa posición que ante la coyuntura de la política práctica, le permitieron llegar a un escaño senatorial y de ahí a candidato presidencial. Que se enoja con los periodistas, porque le preguntan cuestiones que no le permiten mostrarse en sus ideas (“sólo chimuchina”, dirá). Es cierto. También se enoja con los bancos que no le ofrecen el financiamiento deseado, con los notarios, por sus dificultades en la gestión de firmas para su inscripción como candidato independiente, aunque apoyado por partidos. En otra oportunidad, también se enojó por la actitud de los partidos en cuanto al logro de plantillas parlamentarias, pero sobre todo en cómo organizar su campaña y comando. En esta línea, famosa fue su ‘¡bueno!, es lo que hay, y si quieren, hasta aquí no más llegamos y vayan a buscar a los de siempre’. A estas alturas, más que outsider, es un candidato enojón. Un político que dice que no lo es, pero que sí lo es, finalmente.
Pero estas últimas semanas, ya candidato en derecho hay que reconocerle una cuestión valiosa que podría transformase en un sello en lo que le resta de campaña, y es la referida a su concepción de cómo trabajar en equipo, siendo la conformación de su comando un “equipo de trabajo” como lo denomina, un indicador. El diputado Andrade, ya lo criticó por sus ideas y equipo. Hace poco, lo hizo Fidel Espinoza indicando que es “un desastre” su planteamiento de campaña, en cuanto equipo o comando.
Guillier responde que es natural que existan resistencias a sus definiciones. Que el grupo que conforma no dará el ancho – se indica – pero no pasa de ser eso, no pasa de una legitima opinión, afirmará. Cuando se le pregunta ¿cómo se resuelve si es legítimo?, indica algo que por simple, se obvia la solución… fácil, sumando a más personas, aquí nadie sobra, es cosa que se sumen, no cometamos el error histórico de acotar las participaciones a unos pocos y a los mismos de siempre para resolver las cuestiones del quehacer político, sobre todo cuando se está a la baja en credibilidad.
Esto que puede parecer outsider, es muy propio de los modos de organización en que se dan los equipos de trabajo, donde, además se privilegia la horizontalidad antes que la verticalidad de la toma de decisión y la acción siguiente. Ello, efectivamente debe constituirse en un sello de campaña, la de la inclusión y no de exclusión, ésa es la épica que debe territorializarse. Los partidos, sin perjuicio de las rigideces que los caracterizan, tienen la oportunidad de ciudadanizarse por medio de este enfoque y avanzar en una concepción y utilización del territorio que vaya más allá de la clásica, esto es, la instrumentalización por la instrumentalización. Hay que avanzar en sus identidades y sentidos profundos.
Si eso es así, y finalmente, logra pasar a segunda vuelta, el encuentro con Goic y Sánchez, incluido MEO será una síntesis de la centro izquierda con la Izquierda más profunda, virtuosa y necesaria para el país. Quedaría amalgamado el sentido de la inclusión, con el de una ética y moral que eleva los estándares deseables de la cosa pública con la impronta de ensanchar las fronteras de la justicia social.
De outsider (que nunca ha sido), pasaría a representar una moral y una ética iniciada por la Presidenta Bachelet centrada en más justicia social y democracia (siempre perfectibles) permitiendo una República que busca un nuevo arreglo por medio del proceso constitucional que deberá conducir con el talante que ofrece.
(*) Por José Orellana, Académico Escuela de Ciencia Política y RR. II. Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Doctor © en Estudios Americanos Instituto IDEA, USACH.