Allende y Don Patricio.

Allende y Don Patricio.

Por Luis Pacheco P.

Pareciera, que no va hacer fácil cerrar en nuestra historia, el capitulo de la crisis de la Democracia y el Golpe Militar de 1973. Pero esto en si mismo, no tiene nada de negativo, porque la historia exige la mas absoluta claridad en los hechos y la permanente lectura que esta generación y otras en el futuro, volverán hacer sobre estos acontecimientos que marcan la historia del Chile contemporáneo.

No obstante es necesario, al menos, hacer algunas precisiones que son, en cuanto a la veracidad de los hechos, irrebatibles. Hubo una fuerte polémica al interior de la Democracia Cristiana sobre estos hechos, entre dos personas notables de mucho respaldo a nivel nacional, dentro y fuera del partido: la posición del ex-Presidente Eduardo Frei Montalva y de don Bernardo Leighton Guzmán. El primero sostenía que el Golpe era inevitable y su origen serian las fuerzas marxistas radicalizadas que acompañaban al Gobierno. El segundo, sostenía que si el Golpe se originaba, seria de origen Dictatorial Fascista. Al final, Leighton tuvo la razón: “…yo partía de la premisa contraria, pienso a su vez haber actuado en consecuencia. Al final los hechos nos dieron a los dos parcialmente la razón: a mi, porque no vino el Golpe de extrema izquierda, pero no fue evitable el de extrema derecha; a ti, porque vino el golpe, pero no como tu lo imaginabas ni con los horrores que iba a desencadenar” (Carta de Leighton a Eduardo Frei, Roma Junio de 1975). Esta misma posición la sostenía Radomiro Tomic en una entrevista a El Mercurio: El Golpe, solo podría venir desde la Derecha.

En cuanto a la visión de Allende sobre el momento político del año 1973, a propósito del Tancazo, vale la pena recordar: “Voy a decirles algo que a algunos no les va a gustar, pero tengo el deber de hacerlo, porque siempre les he hablado claro a los trabajadores: ¡No voy a cerrar el Congreso, seria absurdo! Hemos dicho que cumpliremos el programa y llevaremos adelante este proceso dentro de los cauces de la constitución y de la Ley, ¡y así lo haremos! Y si es necesario llamare al pueblo de acuerdo con mis atribuciones, para que se pronuncie mediante un plebiscito…” (Discurso del 29 de junio de 1973 en una concentración popular, apropósito del Tancazo). Claramente su opción por una salida democrática.  

Desde El Mercurio, en esos mismos momentos, se sentenciaba al Gobierno de la Unidad Popular y quedaba sellada la suerte de la Democracia chilena: “¿es lógico seguir defendiendo a toda costa la estructura institucional otrora,  orgullo y expresión de nuestra idiosincrasia? ¿O es mas cuerdo dejar de lado la defensa de un sistema hoy corroído por el mal que la UP le ha ocasionado, al crear en forma ilegal y de hecho una estructura paralela y excluyente, totalmente dependiente y servil a un gobierno de minoría?” (El Mercurio, santiago 30 de junio de 1973). Era el anuncio final.

Largo seria seguir argumentando: la desclasificación reciente de los documentos de la CIA que prueban la anticipación del Golpe desde los inicios del Gobierno de Salvador Allende; El asesinato del General Schneider en un intento de impedir el ascenso de Allende al poder; y todas las acciones de sobra conocida. La izquierda nunca tuvo capacidad real de iniciar una lucha armada, que nunca fue tan poco el proyecto de Salvador Allende. Muchas críticas se han hecho al Gobierno de la Unidad Popular y muchas controversias seguirán existiendo. Pero la única verdad irrefutable, es que hubo una Dictadura propiciada desde la derecha, sostenida por 17 años por la misma derecha, y que mas allá de la necesidad de una reconciliación nacional, esta no ha sido posible porque hasta el día de hoy, determinados sectores de esa misma derecha, siguen negando las atrocidades de la Dictadura o en el mejor de los casos justificándolas.

Tal vez, ahí esta el drama de lo que plantea Don Patricio. Más allá de sus persona. Más allá de su participación. Sus palabras, de alguna manera vuelven a mostrar, el debate que genera, en un Chile profundamente herido, no reconciliado, porque esto sólo es posible hacerlo en la aceptación de la verdad de los horrores. Se podrá discutir desde la teoría que era mejor, que era posible, que se podía y que no se podía hacer, durante el gobierno de la Unidad Popular. Lo que no es posible discutir, es la existencia del horror, en una dictadura que todavía que tiene partidarios y añoranzas. Esto no se puede justificar desde ninguna teoría, y sigue siendo una de las razones de como se entiende la Democracia en Chile: la posibilidad de una Democracia Solidaria, Participativa, Humanizada, Valórica; versus, una “Democracia” definida desde la Dictadura del Sistema Económico, desde la Dictadura del sistema Binominal, desde la Dictadura que significa dejar por fuera de toda participación, política, real y creativa a toda generación, que como la actual, lucha por cambiar este cruel resultado de nuestra historia reciente.

*Director Escuela de Ciencia Política y Relaciones Internacionales Universidad Academia de Humanismo Cristiano

Articulo publicado en El Mostrador.