Ante rebrotes del Covid-19_”Desobedientes” como una nueva cepa de la pandemia de coronavirus
Que son porfiados. Que son inconscientes. Que ha fallado la comunicación del riesgo. Que ya no se le tiene miedo al coronavirus. Que las cuarentenas aburrieron. Que se necesita sí o sí del contacto social. Que son urgentes las vacaciones. O que “la raza es la mala”, apelando al lenguaje popular. Esas, y otras, asoman como explicaciones para intentar comprender las razones que llevan a tantos chilenos y chilenas a no hacer caso de las recomendaciones sanitarias producto de la pandemia y a arriesgarse a contagiar… o a ser contagiados.
Desobediencia que ha explotado en los últimos días y se ha traducido en la esfera comunicacional en la aparición de diversos hechos clandestinos: las fiestas de fin de año en Cachagua, comuna de Zapallar y otras en Ñuño, Cerrillos y Calama, entre otros lugares; desbandes y peleas en playas, una carrera de autos clandestina en Maipú, matrimonios masivos en Las Condes y Temuco, un funeral con alta asistencia en Quilpué y hasta una “fiesta costumbrista” con música en vivo permitida por la Municipalidad de Puerto Montt han copado las informaciones.
Desde Carabineros informaron que en las últimas semanas fueron detenidas más de 300 personas por participar en fiestas clandestinas, la cifra más alta en lo que va de la pandemia de covid-19.
Desde el comienzo de la pandemia en marzo del año pasado, Carabineros ha detectado 211 eventos sin autorización, 136 fueron fiestas, 40 eventos deportivos, 22 corresponden a atención de público sin autorización y 13 a actos religiosos. La Seremi de Salud de la Región Metropolitana, en tanto, entregó a Publimetro el detalle de los sumarios sanitarios que ha efectuado en conjunto con algunas comunas desde agosto pasado.
Son poco más de 300, divididos de esta forma: 177 en Las Condes, 112 en Lo Barnechea, 16 en Providencia, 10 en Ñuñoa, 2 en Quilicura, 2 en San Joaquín, uno en Santiago y uno en Huechuraba.
Buscando explicaciones
El sociólogo Raúl Zarzuri, director de la Escuela de Sociología de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, señala que “hay que obviar a quienes no pueden teletrabajar y deben salir a la calle para ganar el sustento. Tras ese alcance, es claro que no estábamos acostumbrados a la distancia social. Lo natural es vivir la corporalidad y eso es muy difícil de eliminar. Como seres sociales necesitamos de otros, y el coronavirus nos ha puesto en el dilema de cumplir o no lo que se exige. Y los jóvenes sienten más ese deseo de sociabilidad. Más encima, el 90% de los chilenos carece de condiciones para hacer la cuarentena, por lo que debe escapar de alguna forma”.
El académico añade que “se presenta aparte un problema con el mensaje de las autoridades, pues su discurso ha sido bastante ambivalente desde el inicio de la pandemia y hay una premisa: te dicen que hay que cuidarse, pero también te dan la posibilidad de hacer un tránsito que no va a permitir ese cuidado. Las zonas de vacaciones se van a ver enfrentadas a situaciones muy complejas. Claramente, han privilegiado el tema económico”, argumentó el académico de la UAHC.