Auxiliar del Campus Brasil_La comunidad UAHC recuerda a Libet Zavala, querida funcionaria fallecida
Con mucho pesar, la Universidad Academia de Humanismo Cristiano despide a la señora Libet Zavala Caillet (65), auxiliar del Campus Brasil. Junto con enviar sus condolencias, profesores/as y compañeros/as de la UAHC la recuerdan como una funcionaria ejemplar y parte importante de la vida en comunidad. Zavala, quien llegó a desempeñarse en la Facultad de Pedagogía en 2018, a diario se desplazaba desde la comuna de El Bosque a realizar su trabajo en el turno de la tarde donde era muy reconocida por estudiantes, profesores/as y autoridades. El profesor y secretario académico de la facultad, Boris Ramírez, entre todos quienes la conocieron, la recuerda por un espíritu maternal y cercano que la definió a lo largo de su paso por la universidad. Un rasgo que expresaba cada vez que se refería a sus cercanos como “mi niño” o “mi niña”, por ejemplo. “La señora Libet era una ternurita. Una verdadera creadora de vínculos en la universidad. Siempre afectuosa con todo el mundo, desde que llegó, se destacó como una persona muy detallista, atenta y preocupada por los demás”, dice.
Coincide la decana Beatriz Areyuna, quien también rememora ese estilo cordial y familiar que Libet Zavala proyectaba a diario. “Una mujer súper sacrificada y querendona”, define. “Se ganaba el cariño de todo mundo con su presencia y su opinión sobre muchos temas. De repente te golpeaba la puerta y te ofrecía sus opiniones, detectaba si estabas resfriada y te traía una agüita, también. Ella era de ese tipo de detalles y en ella convivía tanto la humildad como una gran personalidad”, señala. “Su triste partida nos deja la alegría de saber que siempre se sintió muy cobijada y a gusto trabajando en la Academia. Me dijo en una oportunidad que la UAHC era un lugar que la había tratado muy bien respecto a otras experiencias laborales. Ella vivía muy lejos, en la comuna de El Bosque y, aún así, siempre llegaba muy temprano”, agrega la académica.
Desde que se integró a la Academia, lo hizo de una manera muy activa, recuerda Maritza Hevia, administradora del campus. “Tenía muy buena relación con los alumnos y alumnas porque era muy maternal con todos y todas. Era muy alegre y le gustaba participar en las actividades que se realizaban acá donde compartía almuerzos, celebraciones de fiestas patrias, asambleas y otras donde siempre estaba acompañada por su carácter alegre. Destaco también su solidaridad y que era una persona muy creyente que la llevaba a apoyar a las personas desde un lado espiritual, lo cual es algo muy valioso”, dice. Sobre ese aspecto gregario, el profesor Ramírez recuerda divertidos momentos en los que Libet, siempre presente en mitines feministas, anticarcelarios, reuniones sociales y preparativos para las marchas de profesores donde había música; pedía canciones de Los Charros de Lumaco. “Le encantaban y generalmente la sacábamos bailar sus rancheras. Eso era algo que la ponía muy contenta”, señala.
La decana Areyuna cuenta que a ella le gustaba cuidar de la gente y que, cada vez que podía, sorprendía con un detallito, un pastelito o alguna preparación hecha por ella. “Siempre la vi contenta en la universidad y, en estos tristes momentos, le diría a su familia que la señora Libet era una persona a la que todos admirábamos y queríamos mucho, que ella era parte vital de nuestra comunidad y que sus hijos y nietos pueden sentirse muy orgullosos de ella”. El Secretario Académico, plantea que aunque persiste la conmoción por la partida de Zavala “sabemos también que todo ese cariño que ella entregaba espontáneamente se le retribuyó de manera recíproca. No podía ser de otra forma con una persona tan afectuosa que te abrazaba, que siempre estaba al tanto de los períodos de exámenes de los/as chicos/as, de las tomas o algún requerimiento de los/as estudiantes donde siempre apoyaba con lo que faltara aunque estuviera ocupada en sus quehaceres”, suma el profesor.
Entre otras imágenes, Maritza Hevia y quienes la rememoran hoy, la recuerdan en la época calurosa correteando con sus amigas del trabajo, Raquel y Alicia, lanzándose agua y alegrando la Facultad de Pedagogía sin descuidar la versatilidad de un equipo de auxiliares que siempre ha sido muy unido y se ha mostrado devastado por el fallecimiento de la señora Libet. Ellos realizarán durante la jornada diversos actos en recuerdo de su compañera. Su velatorio se realizará en calle El Libertador 723, paradero 35 1/2 de Gran Avenida, comuna de El Bosque.
José Ávila, guardia de Casa Arrau, cuenta que la señora Libet solía ir a almorzar con sus colegas de otras escuelas, siempre rodeada de compañeras con quienes siempre se veía alegre, pero respetuosa a la hora del descanso. “Era un grupo bien bonito, cuando hablaba conmigo siempre fue afectuosa y atenta. Recordaba a su familia y uno la veía remontar fácilmente cuando se hallaba enferma. Aún así, siempre la vi trabajar con alegría y como persona era excelente. Creo que todos lamentaremos mucho su pérdida”, reflexiona. De vuelta en Cienfuegos, el profesor Ramírez reitera que “el principal mérito de la tía Libet fue el de crear y fortalecer esas relaciones afectivas con todo mundo. La evidencia de ello es cómo los/as estudiantes también se encuentran hoy muy impactados/as con esta lamentable noticia”.