Brasil: ¿Un enredo?

Brasil: ¿Un enredo?

Por José Orellana(*)

Observando y leyendo noticias se puede afirmar que el enredo en Brasil, efectivamente, existe. Éste se viene fortaleciendo desde antes que culminara el segundo mandato del ex presidente Lula, a propósito de la corrupción que se formalizó con las famosas mesadas. Sin perjuicio de ello, le entregó el mandato presidencial a Dilma Rousseff, reeligiéndose en estrecho margen contra Aecio Néves en la última elección presidencial, con una mayoría considerable en el Congreso. Tal circunstancia también se logró en medio de escándalos, ahora a propósito de las relaciones con PETROBRAS y algunas empresas constructoras que, al parecer, no sólo realizaban obras en Brasil, sino que también en Sudamérica.

Mientras ello sucede, los actores del sistema político toman postura. La oposición se consolida legitimando y organizando una población que se encuentra desafectada con el sistema político en general (alza de pasajes, la organización del mundial, desafección político/representativa y ahora pidiendo la salida de Dilma). Algunos partidos que hoy hacen gobierno, evalúan su permanencia en el mismo. Ya se fue el partido republicano. Treinta días se dio el PMBD, la principal fuerza que sostiene al gobierno junto con el PT.

Por otra parte, ante la debilidad del gobierno, se gestiona la incorporación de Lula al gabinete con todo el riesgo de evidenciar aún más la debilidad de la Presidenta. Entre enfrentar una acción de impeachment y proyectar su mandato con Lula en el ejecutivo, se opta por una medida pragmática. Antes de tomar la decisión política Lula es requerido por la justicia para que comparezca en calidad de imputado, de forma muy mediática. Igualmente, se le ratifica como ministro durando menos de una hora en el cargo, producto de la acción de bloqueo del poder judicial a propósito de que la nueva condición de ministro obstaculizaría el proceso judicial que se le sigue. Pero una vez más reingresa al gabinete, dado que se anuló el segundo requerimiento que le impedía asumir. Nuevo escándalo, esbozando estupidez y requerido por un juez anti Dilma. Brasil… país de ingobernabilidad política/democrática… pugna en el sistema político y tensión entre los poderes legislativo y ejecutivo.

Con lo anterior la contradicción se profundiza, todas las fuerzas políticas se encuentran activas y varias buscando la destitución de Dilma. Todo está dado para ello. Los empresarios tienen más espacios que antes para influir (los empresarios anti Dilma/Lula y PT).

Prontamente se celebrarán las Olimpiadas, gran oportunidad de Brasil para salir al mundo y evidenciar sin perjuicio de sus dificultades de crecimiento, corrupción y otros, su consistencia política y prestigio. Ahora se encuentra eclipsado.

¿Hay algo detrás de este enredo?
Ante las evidencias mediatizadas mundialmente lo que queda en la retina es que uno de los gobiernos y proyectos políticos contrahegemónicos exitosos de Latinoamérica no sólo se desdibuja, sino que además contribuye a consolidar la idea de que no es posible la alternativa, ya que la misma tiene en sí misma el gen de la corrupción. Por lo tanto, toda la proyección subregional y regional – global que se proyectaba y reconocía, hoy queda en compás de espera. Será el sistema político tensionado el que construirá nuevas definiciones que contribuyan a encauzar la gobernabilidad que se observa compleja.

Si de algo se le puede hacer cargo al gobierno brasileño es de no haber contenido, por medio de mecanismos institucionales adecuados, los eventuales/evidentes casos de corrupción, ya que terminaron horadando una alternativa en función de otros intereses que disputan el poder formal ¿Y qué pasó con Venezuela, Bolivia, Perú, Argentina y eventualmente con Ecuador? ¿Es repliegue de los proyectos progresistas o es la derrota de las alternativas latinoamericanas propias? ¿Qué es?. Un enredo.


* Académico Escuela de Ciencia Política y RR. II. Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Doctor © en Estudios Americanos Instituto IDEA, USACH.