Cantata Sudamericana por los Derechos Humanos repleta Catedral de Santiago

Cantata Sudamericana por los Derechos Humanos repleta Catedral de Santiago

Bajo la dirección del maestro Alejandro Guarello, el Coro de estudiantes de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano junto al Coro del  Teatro de Santiago y otros grupos universitarios, en compañía de la  Orquesta Universitaria de Santiago, el Actor José Secall  y el grupo Inti Illimani, rindieron homenaje a la memoria del Cardenal Raúl Silva Henríquez y la Vicaría de la Solidaridad con la interpretación de la Cantata Sudamericana por los Derechos Humanos, actividad que tuvo lugar en una atiborrada Catedral Católica de Santiago.

La también conocida “Cantata Caín y Abel”, es una obra que fue compuesta por Guarello con  la creación de los textos a cargo del Padre Esteban Gumucio, quienes convocados  por el Cardenal, la estrenaron un  22 de noviembre para la inauguración del Simposio de los Derechos Humanos,   celebrado en Santiago en 1978.

Sin duda, aquel Simposio no pasó inadvertido en cuanto a las implicancias de haber sido realizado durante la  dictadura militar en Chile, motivo por el cual cada año en esta fecha la Iglesia Católica rinde un homenaje al Cardenal y el Padre Gumucio, con el objetivo de “renovar el compromiso que la comunidad eclesiástica asume con los chilenos y chilenas en  defensa de su  dignidad y los derechos de los más subyugados, excluidos y vulnerados”, se indicó al dar inicio a una breve  lectura de diversos pasajes bíblicos previo a la interpretación de la cantata.

Continuando con el ritual, en la oportunidad,  se encendió  un sirio que simboliza  el legado de Silva Henríquez, mientras los más de mil asistentes oían de fondo  un audio con la voz del Cardenal que  revivió un fragmento de  la misa con la que éste inauguró el recordado simposio por los DD.HH  “cada 25 de noviembre  encenderemos las llamas de  estos sirios para  reunirnos de nuevo, como hoy,  para renovar nuestro compromiso de luchar para que todo hombre tenga el derecho a ser persona”, entre otras cosas que ese día mencionó el Cardenal.

También se mencionó aquel mensaje que el padre Esteban Gumucio le dedicó a Raúl Silva Henríquez, cuando escribió los textos de la obra: “usted fue voz de los sin voz, ahora yo quisiera ser pluma de los sin letras para agradecerle a Dios por su pastoreo como Arzobispo de Santiago. Esta cantata de los Derechos Humanos es un grito que clama en el desierto bajo la figura de Caín y Abel”,  palabras que “simbolizan  el dolor y la muerte de tantos. Un  homenaje a la América morena que tanto ha sufrido y que hoy ve cómo otros DD. HH también son quebrantados y olvidados”, señaló el párroco de la Congregación de los Sagrados Corazones y la Vicaría Pastoral y de los Trabajadores, organizadores del evento.

Al término de la emotiva velada, Ana González se refirió al homenaje como un acto que “me maravilló. Me hizo recordar 35 años atrás, porque en la dictadura vivimos momentos trágicos de torturas, muertes, degollamientos, pero también conocimos gente maravillosa. Todas las cosas que se hicieron para que la dictadura se terminara estaban llenas de amor y de sabiduría, aunque la democracia no se ha portado muy bien, nunca podemos olvidar a los héroes que murieron y lucharon por nosotros, por eso hoy estamos aquí”,  señaló esta mujer ícono de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.

En tanto, Daniel Cantillana, integrante de Inti Illimani, señaló que “Cantar con un coro y una orquesta siempre es una experiencia interesante, pero además ésta es una obra bastante emblemática y  muy representativa de un periodo de la historia reciente. Nos contaban las personas que estuvieron en su estreno que aquel año toda la catedral estaba rodeada de militares, lo que en ese tiempo le dio un componente heroico (…). Para mí es un honor rendir homenaje  tanto al Cardenal como al Padre Gumucio, hombres notables de la buena Iglesia que uno como católico, no tan practicante la verdad, aún quisiera mantener en Chile”.