Carta por la defensa de la educación y el fin de la instrucción
Ministro de Educación
Santiago, 25 de noviembre del 2010
El Ministerio que usted dirige se ha encargado de proclamar que está en ciernes “la más importante reforma en la educación en los últimos cuarenta años”. Se sostiene que la razón fundamental por la que se están introduciendo importantes cambios curriculares radica en su convicción de que “lenguaje y matemática son la esencia y base de la educación, y la verdad es que es difícil que nuestros estudiantes puedan avanzar rápido en los otros ramos si no tienen una buena base en lenguaje y matemática.” A estas afirmaciones se añade que se sigue la tendencia de países desarrollados y de colegios con buenos resultados en el SIMCE y PSU. Parece evidente una visión limitada de la educación, más preocupada de los resultados de mediciones estandarizadas que de los aprendizajes efectivos de nuestras niñas y niños.
No sólo es débil e insuficiente la argumentación del ministerio, además evidencia el sello autoritario con que se actúa en una materia tan relevante. Las reformas anunciadas, y en especial las de ámbito curricular, no están fundadas en un amplio debate, en una discusión de peso y de fondo entre personas con autoridad en la materia, sino que surgen, como un conjunto de medidas de naturaleza variada, desde el fondo del Ministerio, con poca participación, nulo debate y por ende, dudosa legitimidad
Quienes firmamos este texto estamos comprometidos con el mejoramiento de la calidad de nuestra educación y por ello, creemos que es con un amplio, profundo y abierto debate de ideas y experiencias, con participación de todos los interesados, que se debe fundamentar una reforma que sea digna de una sociedad democrática y solidaria.
Con lo que hoy se quiere imponer se busca el reemplazo de una educación orientada hacia un desarrollo integral de la persona y sus habilidades para la participación consciente y crítica en la vida de la comunidad, por una instrucción básica en los ámbitos de lenguaje y matemática, convertidas de modo reduccionista en “esencia y base de la educación”.
Para una sociedad que valora el respeto mutuo, los criterios igualitarios, que se orienta a la inclusividad y que promueve los valores de la democracia y la participación, esta reforma representa un paso atrás. Implica renunciar a nuestros propios desafíos, para seguir los criterios de otras naciones, con sus realidades e historias, y el sometimiento a los criterios establecidos por las pruebas como SIMCE o PSU.
La más grave expresión de esta reforma pasa por el empobrecimiento de los sectores de Historia, Geografía y Ciencias Sociales y el de Educación Tecnológica, los que pierden un número importante de horas de enseñanza. La limitación de estas horas lesiona fuertemente la formación de nuestros niños y jóvenes en áreas fundamentales para convertirlos en personas dotadas de criterios críticos, capacidad de análisis y propuesta, con sentido de la justicia y de la libertad. La educación en el sector de Tecnología que puede dar muchas posibilidades y estimular la creatividad y la capacidad de respuesta a un mundo en continuo cambio, es también fuertemente golpeada afectando así una de las áreas mas promisorias para el desarrollo de criterios igualitarios y solidarios.
Denunciamos que se está optando por reemplazar la educación por la instrucción, y se pretende justificar esta medida subrayando la centralidad de los sectores que ven aumentadas sus horas lectivas. Lo propuesto se funda en el cálculo que ve que un aumento en las horas de Lenguaje y Matemática redundaría en mejoras sustanciales en los procesos educativos. Es importante sin embargo precisar que ese resultado no es automático y no está ligado necesariamente al aumento de horas. El que los niños lean y escriban más y mejor y progresen en la Educación Matemática, son objetivos muy importantes siempre que se den en el contexto de una educación integral, que estimule la pasión por aprender, la capacidad de comprender y el amor a la libertad. En la argumentación del ministro existe un peligroso reduccionismo, que delata un cierto grado de ignorancia, y la peligrosa sombra de los criterios de “éxito” muchas veces ligados a la rutinización y entrenamiento. La preocupación principal no está centrada en la educación que reciben nuestros niños, ni en la enseñanza que se les brinda, sino en los resultados de mediciones que terminan imponiendo la dictadura de los medios sobre los fines.
Rechazamos las irresponsables promesas mesiánicas y la arrogancia lesiva para la convivencia democrática con que las autoridades pretenden imponer una reforma basada en un ordenamiento curricular empobrecedor y adocenante como vehículo de encuadramiento en el mundo laboral preexistente, y eliminar la posibilidad de producción de un currículum que enriquezca la vida personal y social.
Denunciamos que a través de malabarismos comunicacionales y confusos mensajes se intenta imponer al país una reducción de su horizonte formativo y de sus posibilidades de crecimiento sólido y con raíces que nos vinculan con nuestra memoria, nuestra identidad y nuestra condición de ciudadanos.
Los que firmamos este texto rechazamos las propuestas de reforma en el ámbito curricular tanto en la forma como en el fondo, pues responden a un criterio de poder y no de autoridad y planteamos la necesidad urgente de un dialogo abierto, fundado y comprometido con las materias que el Ministerio de Educación pretende imponer. No es con golpes de poder y decretos que crecen las sociedades democráticas sino con la participación ciudadana, la comprensión mutua y el intercambio de ideas y visiones.
Defendemos la educación que permite cultivar las capacidades integrales del ser humano para una vida más rica y pluralista, y por ello, rechazamos estas medidas que nos parecen orientadas a la instrucción, que reproduce un esquema en el cual se da la ilusión de que sabemos por que podemos responder ciertas pruebas estandarizadas como en otros países. Defendemos especialmente el sector de Historia, Geografía y Ciencias Sociales pues es en él que se forman los ciudadanos y se les entregan herramientas críticas para actuar en la vida y en el mundo y nos resistimos a que se prive a nuestros jóvenes de la oportunidad de formarse mejor amparados en promesas de resultados milagrosos y al mismo tiempo perpetuadores de desigualdades.
Este golpe para la educación en Chile es sin embargo una oportunidad para reaccionar proponiendo formas más imaginativas de pensar los contenidos y a establecer alianzas entre sectores de enseñanza, salvaguardando la esencia de un currículum que no se orienta a situar a los jóvenes en el mercado, sino que busca enseñar para la vida.
Como ciudadanos, en defensa del presente y futuro de la educación, solicitamos:
– ser recibidos por el Ministro de Educación Sr. Joaquín Lavín para conocer y discutir respecto de las argumentaciones que sostienen esta denominada reforma, y conocer en detalle las recomendaciones del CNED.
– dejar sin efecto la anunciada disminución de horas del Plan de Estudios-
– abrir participación activa a todos los actores involucrados en instancias de discusión del presente y futuro de la educación chilena.
Firmantes.
MOVIMIENTO POR LA HISTORIA, LA GEOGRAFÍA Y LAS CIENCIAS SOCIALES EN LA EDUCACIÓN CHILENA.
Instituciones adherentes:
– Escuela de Historia Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
– Carrera de Pedagogía en historia y ciencias sociales Universidad Academia de humanismo Cristiano.
– Carrera de Geografía Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
Ciudadanos adherentes:
– María Soledad Jiménez Morales. Profesora de Historia, Geografía y educación Cívica.