Coloquio sobre arte y cultura de Europa Moderna_Javiera Barrientos: No estamos lejos de los códigos estéticos de las obras del siglo XVI

Coloquio sobre arte y cultura de Europa Moderna_Javiera Barrientos: No estamos lejos de los códigos estéticos de las obras del siglo XVI


Un recorrido por páginas exquisitamente decoradas y con la profundidad de los nuevos tipos móviles de Gutenberg ofreció la Magíster en literatura de la Universidad de Chile, Javiera Barrientos en la conferencia “Ars imprimendi”, donde indagó en el libro como obra de arte y pieza capital de la historia y la cultura.

De este período comprendido entre los siglos XIV al XVI,  la técnica de reproductibilidad y el diseño permitieron que alrededor de estas primeras impresiones en serie florecieran las principales universidades europeas. Barrientos traza varios paralelos entre los principales hitos de este período y la evolución del libro, como por ejemplo la importancia del trazo en la plástica y el uso de los libros como una especie de telón para plasmar nuevas obras apreciables desde este arte o, por otro lado, cómo la proporción áurea también permea la diagramación y producción de los textos de éste período.

“Aunque se dice que la aparición de los tipos móviles y los impresos permiten la  estandarización y fijación del contenido, esto no es tan así ya que se da mucho ensayo y error en un sistema que recién se está creando. Se dan muchas erratas y eso es algo crucial para el proceso de la revolución científica, por ejemplo. Uno puede decir que un error tipográfico no es algo tan terrible cuando ocurre en una obra narrativa de ficción, pero sin embargo cuando pasa en otras obras referenciales, es una revisión muy interesante de hacer”, dice la experta acerca de casos como Biblias traducidas de latín impresas con errores en los 10 mandamientos o el Quijote de Cervantes que alguna vez salió de la imprenta con varios capítulos y personajes menos.

Expresión de autor

“Hay que pensar que los operarios de las imprentas realizaban las copias desde los manuscritos muchas veces, usando las cajas de los tipos móviles que al ser reordenadas podrían tender a la confusión en un trabajo realizado de memoria. De ese entonces conocemos dos tipos de libros que se imprimen: el que se basa en manuscrito ya existente y el que se imprime de manera nativa, por decirlo así. El que se crea para ser impreso por primera vez no tenía una obra manuscrita previa como las obras de Virgilio o “Los cuentos de Canterbury” a los que se debía recurrir. La comunicación entre el autor y la imprenta también era algo complicado ya que el autor enviaba su manuscrito para ser revisado e impreso, pero no necesariamente había un corrector en las imprentas”, cree la historiadora del libro que participó como invitada al coloquio “Europa Moderna: arte, cultura e historia” que organizó la Escuela de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales.

-Si en su momento, la proporción áurea llegó a ser el patrón de la diagramación de los libros, ¿cuáles dirías que es la medida de los diseñadores de libros y tipógrafos de hoy ante el mercado?
-Es una pregunta que no me he hecho nunca, pero yo creo que hoy es difícil hacer una separación entre la función del libro, su estética y el público para el que está pensando el libro y su estética. Considerando eso, creo que no estamos tan lejanos de los códigos estéticos y visiográficos de los libros del siglo XVI. Las construcciones de un libro tradicional escrito en prosa y con una caja grafica de una columna, si lo comparas con un libro de 1800 o 1700 no tienen gran diferencia en realidad y sus parámetros de belleza no han variado tanto en realidad. Eso es algo muy importante, porque cuando hago clases de historia del libro, una de las cosas en que nos fijamos es concientizar estos formatos y formas de diagramación para notar cómo se han ido fijando a la largo de la historia y modificando.


No tiene ningún caso hablar de poesía de vanguardia sin pensar en que esos autores también violentaron formas conceptuales y estéticas que tenían que ver con un código de diagramación que proviene de una forma de alinear todos los versos a la izquierda, algo  jamás cuestionado desde el 1600. Debido a que existe ese código es que podemos transgredirlo y crear nuevas formas de concebir la literatura.

-En esa experiencia estética de leer el libro y apreciar su factura, ¿cuáles dirías que son tus piezas favoritas?
-Eso es algo que depende mucho del tipo de libro del que se hable. Si es un libro de producción en menor escala, te diría que el “Atlas de la historia física y política de Chile” de Claudio Gay o La nueva novela” de Juan Luis Martínez, serían dos libros que uno diría que son expresiones muy bonitas de la producción en Chile. Si tuviera que pensar en imprentas contemporáneas, es difícil pero hay mucha gente preocupada de esto. El problema es que muchos de esos libros al final del día no se hacen acá, pero sus artistas y productores si son de aquí. Me gusta mucho una diseñadora editorial y artista que se llama Javiera Pinto que es artista del libro y cuyo trabajo es absolutamente delicioso.