Cómo el proyecto académico de la UAHC interpreta y enfrenta la pandemia y la crisis social previa
En el último tiempo es común escuchar que la pandemia ha producido y producirá importantes cambios, algo de lo que a esta altura del año, nadie duda, puesto que se considera que la actual crisis sanitaria y en su momento el estallido social que se inició en octubre de 2019, deja enfrente de nuestros ojos, la inequidad en toda su magnitud.
Según un estudio de la UNESCO que data de abril de este año, en América Latina, hay 160 millones de estudiantes afectados. Si bien la tecnología ha servido para hacer frente a esta crisis y dar continuidad a los procesos formativos, un porcentaje no menor está imposibilitado de acceder a esta estrategia ya sea por no contar con conectividad o con los dispositivos tecnológicos necesarios. Tan importantes como lo anterior, son todos los factores de interferencia que naturalmente surgen frente a situaciones de crisis e incertidumbre social.
Vivimos un escenario sin precedentes que ha obligado a cerrar planteles educacionales, con la incertidumbre de las familias sobre el futuro de niños, niñas, jóvenes y adolescentes con un proceso educativo trastocado a raíz de la actual crisis sanitaria y los efectos sociales que produce y que han afectado a toda la comunidad universitaria en el último tiempo. Más allá de la falta de clases, hay además toda una desconexión entre compañeros, docentes y todo aquel tejido social que implica una comunidad educativa.
Docentes de la Academia se refieren a los distintos efectos que han tenido las actuales crisis, haciendo un paralelo con momentos históricos asociados y por cierto una mirada referida a cómo sus escuelas y en general la universidad está enfrentado este difícil momento y cómo proyectan el futuro cercano.
Desde la Escuela de Sociología, el académico premio Nacional de Humanidades y Cs.Sociales 2015 Tomás Moulian, hace un paralelo entre el actual escenario social y la situación que se vivió en el tiempo de la UP con una educación trastocada por el golpe de Estado y sus consecuencias.
“Hace 50 años fue el periodo de la Unidad Popular y la Unidad Popular fue una fiesta porque estimuló la participación social. Las tareas que realizó, como la estatización de la banca, la nacionalización del cobre, la creación del área de propiedad social con empresas monopólicas, la lucha contra el desabastecimiento son cosas que hoy día debemos recordar lo que fue esa fiesta y cómo se convirtió en tragedia al dar lugar a una dictadura de 16 años. Es una gran cosa el llamado Estallido Social. Fue una manifestación espontánea en la que se manifestaron especialmente mujeres y se criticó no solo los problemas de la educación, como en otras movilizaciones, sino que se criticó un tipo de sociedad neoliberal y la mercantilización de la cultura que tenemos hoy en el país”, señala Moulian.
El docente de la Escuela de Sociología también se refiere al rol de los estudiantes que egresan, que, según señala, deben poseer un enfoque democrático. “Los egresados deben enfrentar la realidad con una perspectiva histórica y conocer las diferentes teorías sociales para con ellas formular un enfoque democrático y eso lo hace la universidad, entonces, por eso, es una institución decisiva que se vincula con lo mejor del mundo universitario que existe en la actualidad”, asevera Moulian.
En esa misma línea, el historiador y fundador de la Escuela de Antropología de la UAHC, José Bengoa manifiesta que desde su escuela se han formado estudiantes con tradición de pensamiento, crítico y latinoamericano; “Hemos ido formando lo que se llama una Escuela. Es decir, una tradición de pensamiento muy Latinoamericana, muy crítica y ligada a los movimientos sociales. El grupo docente son todos doctores y doctoras que han sacado brillantemente sus doctorados en Europa y América Latina”, remarca Bengoa y agrega; “A los estudiantes que quieren estudiar antropología en la UAHC, les digo que quizás lo más rico que tiene la escuela en su enseñanza de pregrado es la relación entre la práctica y la teoría. Se trata de una escuela que privilegia enormemente el trabajo de terreno y, de hecho, los estudiantes tienen la obligación de salir por 45 días o más, por varios meses a comunidades y sectores alejados. Pero esa ida no es solo ir a pasear, sino es una ida con teoría, con estudios e informes y por lo tanto es un aprendizaje que, en esa materia, es quizás único en Chile”, sostiene.
El rol de las universidades
En cuanto a la labor de las universidades y de la UAHC en particular, Pedro Rosas, director de la Escuela de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales se refiere al rol de su escuela, y en particular de las otras escuelas de la UAHC quienes están, dice, llamadas a producir insumos que permitan a hombres y mujeres relacionarse con su historia, entender el presente que habitan y poder imaginar futuros posibles. “ El rol de un historiador, de un economista, un sociólogo, un cientista político, un sicólogo son vitales a la hora de entender porque la gente se relaciona de determinada manera y cuáles son los elementos urgentes de cambiar y cómo los atores particularizados pueden construir tejidos que los conviertan en sujetos poderosos, actores colectivos y fortalecer las intersubjetividades”, sostiene el académico y agrega que; “Se requiere una comprensión, una racionalización, construir imaginarios y esos imaginarios están mediados por lenguajes y por experiencias y en ese sentido, el aporte de las Ciencias Sociales, las humanidades y la pedagogía -particularmente la nuestra de la UAHC- es un aporte de los profesionales y también de sus estudiantes que están haciendo esa comunidad en este periodo de transformaciones que no está sellado, no está cerrado ni tiene una ruta que esté garantizada”, argumenta Rosas.
Desde sus respectivas áreas, los docentes del Instituto de Humanidades Cecilia Sánchez y Raúl González, analizan la actual situación desde una mirada que permite situarla en el contexto chileno y latinoamericano.”Permanentemente nos hacemos preguntas y críticas de cómo bajar la filosofía al contexto nacional y también latinoamericano y global. No pensarnos nacionalmente de manera sustancialista, porque es un error. Yo también me hago la pregunta sobre la educación, y en general discutimos en el área de la filosofía la literatura, la economía. Hay discusiones transdisciplinarias sobre estos temas permanentemente, y Todas estas reflexiones están en los temas que tratamos y ese es nuestro sello a diferencia de otras universidades. La filosofía se trata como un tema muy abstracto y nunca se baja a la realidad y ese es el problema en general de la enseñanza en Chile. Son enseñanzas muy clásicas con poca bajada o muy de elite, pero nosotros pretendemos que esas bajadas no estén en ese sitial de elite”, manifiesta la directora de la Licenciatura de Filosofía UAHC, Cecilia Sánchez.
Por su parte el director del Instituto de Humanidades de la UAHC, Raúl González, explica que la universidad se juega la concreción de su sello en los estudiantes; “Estamos teniendo éxito en los propósitos que nos fijamos en la misión de la universidad de tener estudiantes que, independiente de las profesiones con que salgan de la universidad, son ciudadanos, personas que reflexionan la sociedad de su tiempo. Personas que reflexionan el ejercicio de su propia profesión con una mirada amplia. Diría que la universidad se juega la concreción de su sello en ese aspecto”, asevera González.
El economista y doctor en Ciencias Sociales, destaca también que la Academia es una universidad autónoma y que sabe que su comunidad comprende que un plantel educacional no puede existir sin una conciencia de lo público. “La realidad no pasa por el lado, los vientos que pasan por la sociedad tienen entrada en la universidad y eso es un elemento clave: pensar cátedras y cursos, trabajos que se encargan, las exposiciones y diálogos que se producen. Hay rendijas para que la contingencia entre para dialogar con categorías más amplias y es algo que está en el ADN de nuestra universidad y nuestros profesores”, finaliza.
“El arte es lo más democrático que hay”
Otra es la visión que proviene desde el espectro de las artes, en relación a cómo han sobrellevado este complejo año, las carreras relacionadas con disciplinas tan icónicas como aquellas relacionadas con la música. Al respecto, Jaime Vásquez, pedagogo en Música, Licenciado en Educación y director de la Escuela de Composición Musical de la UAHC, asegura que “el arte es lo más democrático que hay”, y explica; “Creo que eso nos lleva a pensar en el arte público, la sociedad más justa y, en eso, el arte aporta mucho, porque no es solo una actividad de recreación sino de iluminación, una actividad de ver al otro. El arte nos ubica en un territorio de sensibilidad. Especialmente nuestra Facultad de Artes, tiene que estar en la discusión. Tiene que salir a hablar a través del arte y salir a hacer lo que sabe hacer: arte. La gente de danza tiene que bailar, la gente de música tiene que tocar y vamos a acompañar al ciudadano a través de eso. Nosotros le prestamos voz a la gente”, sostiene. Vásquez, comenta además que los/as estudiantes han entendido el mensaje social de la escuela y sencillamente se han volcado a conectar con la calle. “Me llena de orgullo que los estudiantes han entendido realmente que han estado en un espacio que se la juega por los valores nuestros y por ejecutar, procesos de transformaciones en sus áreas. Pedagogos musicales que hacen metodologías dinámicas preciosas, inventando nuevas didácticas desde nuestro propio territorio. Hay alumnos de otras universidades que vienen a nuestras escuelas y encuentran que el dialogo entre lo latinoamericano y académico está muy bien conectado. Somos una Facultad de Artes que conecta la calle con lo académico, por decirlo de alguna manera”, sentenció el académico.