Con microrelato sobre infancia en dictadura_Concurso literario y memoria histórica premia a secretaria del directorio UAHC, Marcela Solís
Con el recuerdo luminoso de un tiempo aciago, Marcela Solís, funcionaria de la Academia, obtuvo el primer lugar en el concurso de microcuento Memorias en 162 palabras organizado por el Sitio de Memoria Ex Clínica Santa Lucía.
El certamen convocaba cuentos breves, en no más de 162 palabras aludiendo a la dirección de la fundación, que revelaran emociones y vivencias relacionadas con la memoria y, en particular, una nueva conmemoración del 11 de septiembre. Si bien el veredicto iba a conocerse hace ocho meses, la contingencia del estallido social y la pandemia, retrasaron el resultado hasta este mes.
Solís señala que ya se había olvidado del certamen literario cuando la contactaron hace dos semanas. “Es la primera vez que escribo algo para un concurso”, señala sobre el texto en el que recuerda el día de su infancia en que su padre regresó después de ser detenido durante tres meses por los marinos.
Aunque la incertidumbre sobre el destino de su padre fue un hecho dramático para la familia de Marcela, el relato premiado destaca por un aspecto optimista y nostálgico que ha sido una marca en la historia de los Solís Martínez, explica.
“Me interesó plasmar esa vivencia que es parte de un período triste que nos cambió la vida, pero que no es del todo trágico para mí. Incluso recuerdo que mi mamá nos escondía el hecho de la detención de mi papá y para un cumpleaños, ella nos envió un telegrama falso de parte de él donde explicaba su ausencia”, se ríe hoy. “Mi vivencia y la de mi familia no fue distinta a la de muchas familias chilenas, con actividades clandestinas, solidarias y con el norte de acabar con la dictadura”. “Fue lo que nos tocó no más”, agrega con el mismo buen ánimo de su relato.
Marcela Solís se adjudica, como premio, un cuadro elaborado en cobre por el economista y ex prisionero político Lautaro Videla, entregado por este sitio de memoria que fuera un centro de detención, tortura y clínica clandestina en dictadura.
Puedes leer el relato de Marcela Solís a continuación:
Hace calor en Limache, es el 24 de diciembre del año 73, esta vez no hay regalos ni árbol de navidad. En la calle frena un auto, veo bajar a mi padre con una caja de cartón, con los zapatos atados con cordel y con una delgadez quijotesca. En aquel momento el llanto de mi madre invadió el aire, parece que de felicidad. En esa caja de cartón se leía Dagoberto Solis, Bodega 3, Lebu. A mi hermana y a mi nos dijeron que él estaba en comisión de servicio en el sur. Entonces, ¿por qué llegó así?, mis cortos años no lo entienden.
Después los meses y los años me mostrarían que la barbarie se posó en nuestro país, en nuestra piel y en nuestra historia. Mi viejo idealista conoció el rostro oscuro del horror lo sintió en su cuerpo y en su alma, lo impregnó en sus pesadillas, lo irrumpió en su historia, pero jamás pudieron doblegar su mirada consecuente.