Concepto fue acogido en su Observatorio de palabras_Académicos/as de la UAHC, se refieren a señal de reconocimiento de la RAE al pronombre “elle”
La Real Academia Española (RAE) sumó recientemente el pronombre “elle” a su Observatorio de Palabras, es decir al espacio donde la organización acoge todas aquellos vocablos que no aparecen en el diccionario, pero que son utilizados en determinados contextos. Este gesto ocurre en espera de saber el destino de este neologismo que desde hace algún tiempo es utilizado de manera informal sin ser aún reconocido como una palabra oficial.
Al respecto, la RAE aclaró que el pronombre “elle” es un recurso creado y promovido en determinados ámbitos para aludir a quienes puedan no sentirse identificados con ninguno los dos géneros tradicionalmente existentes. Pero su uso no está generalizado ni asentado, señala. Ante eso, entendidos deducen que a los académicos no les parece adecuado ni correcto su uso, pero sin embargo, lo consignan por contar con cierta difusión en algunos sectores sociales y académicos.
Sobre esta controversia, Nibaldo Cáceres, director de la Escuela de de Pedagogía en Lengua Castellana y Comunicación de la UAHC, cree que la determinación de la RAE respecto de la palabra “elle” como pronombre es una señal tardía, “aunque esperanzadora, pues hasta hace poco la propia academia española se oponía a la integración de la letra “e” como marca de género inclusivo en la morfología del español, argumentando que no aceptaría presiones de ciertos grupos. Un argumento poco inteligente, dado que la RAE es un organismo de imposición”, advierte.
El profesor agrega que, “sin duda esto es un triunfo del lenguaje inclusivo y un paso adelante en la lucha reivindicativa de las identidades de género. También indica que el lenguaje, como el pensamiento, tiene vida propia. Y ambos son un binomio difícil de separar. A partir de ello es que se dice que el lenguaje construye realidad y, en ello, hay que incluir a la cultura, a los derechos civiles y a los derechos humanos”. El académico recalca que la lengua es como un territorio, en que se dan diversas luchas: “Y pese a que esto no implica la victoria final, sí es una derrota para el espíritu de la RAE, que es apropiarse de un idioma. Y eso, de verdad, no es posible”
Por su parte, el director de la Escuela de Sociología de la UAHC, Raúl Zarzuri, argumenta que la Academia de la Lengua Española, ha sentido el impacto de los cambios sociales y culturales y se ha tenido que abrir a la posibilidad de reconocer como tal a este pronombre personal. “Lo que pasa con la RAE, que se supone da las directrices del lenguaje, es que evidentemente siente los impactos de las transformaciones culturales que vivimos a nivel societal y mundial. Se comprende que el lenguaje debe corresponder a lo que se vive y desde el movimiento “Me too” en adelante, esta situación ha ido en alza en los últimos años, e impactando en la manera de relacionarnos comunicacionalmente. La RAE tenía que asumir en algún momento los cambios que se estaban viendo”, sostiene Zarzuri.
Una brecha histórica del lenguaje
El sociólogo remarca que la RAE no podía hacer oídos sordos a este cambio lingüístico, además de reconocer que es evidente que hay un lenguaje más allá del tema de género a partir del hombre y la mujer. “Lo que hace la Academia en ese sentido es rescatar aquellas modificaciones lingüísticas que se estaban dando, pues no podían quedarse atrás, y como todo cambio lingüístico, tiene su razón de ser en la realidad en que existe una práctica discursiva que se comienza a instaurar y que nos convoca a la inclusión, ya que el tema del leguaje en su componente binario y su modo rígido de expresión en el ámbito del sexo, se quedaba corto. Hoy ya que no es posible referirnos sólo a aspectos de apariencia genital. Desde ese punto de vista necesitamos incluir a aquellas personas que no se sienten necesariamente hombres o mujeres”, asevera Zarzuri.
La directora de la Escuela de Derecho UAHC, Silvana del Valle, partidaria de este tipo de iniciativas en favor de disminuir las brechas de género, cree que la declaración de la RAE es un avance en el sentido del reconocimiento de las luchas de movimientos feministas y disidentes en torno al lenguaje, pero no es suficiente aún. “No es que estos grupos busquen un reconocimiento oficial de carácter colonial, sino la utilización y comprensión de la sociedad de esta autonomía e identidad diversos a partir del habla”, señala la docente.
La académica cree que, históricamente, el castellano como lenguaje, ha masculinizado la realidad excluyendo a mujeres, niñas y estas disidencias. Agrega que de nada sirve transformar artículos y pronombres masculinos en neutros, si esto no va acompañado a su vez de un uso crítico del lenguaje por parte de la sociedad que, hasta ahora, sigue haciendo mofa de este tipo de enunciados.