Conferencia aborda los desafíos éticos en torno a la vivienda social
“Chile es un país ‘exitoso’ en número de unidades construidas y en conexión a redes y formas de financiamiento, pero deficitario en estándar constructivo de habitabilidad y de entorno urbano” sostuvo Fernando Pérez Oyarzún, arquitecto y profesor de la Universidad Católica, quien dictó la conferencia “Vivienda social. Algunos desafíos éticos”, en el marco del 5º Ciclo de Conferencias sobre Geografía y Debate Teórico Contemporáneo.
En la jornada, organizada por la carrera de Geografía de nuestra universidad, el profesional indicó que el tema de la vivienda social ha presentado una evolución en los últimos años y ha significado, en parte, una solución para erradicar la desnutrición y mortalidad por enfermedades sanitarias de niños y personas en general. Pese a ello las políticas públicas se han preocupado más del cuánto y no de la calidad de lo que construye.
“La preocupación por la vivienda social surge de dos vertientes: del movimiento Higienista y la llamada cuestión social. Ambos tiene su raíz en los últimos años del siglo XIX, lo que detona políticas urbanas importantes que se desarrollan durante todo el siglo XX”. Dicha preocupación, señala Pérez Oyarzún, “presenta dos componentes: por un lado, una verificación de la indignidad, es decir, el vivir en condiciones inadecuadas; y por otro lado, una dimensión del peligro, relacionado directamente con foco de enfermedades”.
Según el experto, se trata de un problema de dimensiones sociales de distinto tipo para las que el gobierno requiere de mayor organización, porque “construir un trozo de ciudad significa, además, construir una cierta cuestión social. La función del Estado y de los organismos que le colaboran debiesen acompañar todo el proceso: desde la postulación, ampliaciones de las viviendas y dar solución a los distintos problemas”, sostiene.
Para Pérez Oyarzún, desgraciadamente nunca ha sido fácil separar la necesidad social y la entidad económica ligada a ella. “Se ha producido un desprestigio de estos organismos, ya que los que hacen cabalmente la pega son los menos. Hacer bien ese trabajo involucra, por una parte, conocimiento, vocación de servicio y también implica una necesidad de financiamiento muy elevada que muchas veces no es suficiente”
Se ha pasado de una visión caritativa, de beneficencia, a una obligación social. “La diferencia entre una y otra es que cuando no hay obligación legal, no es necesariamente una obligación social; pero cuando pasa a existir una normativa legal, la vivienda se constituye como un derecho y tanto el Estado como la sociedad deben financiarla. Es una primera oscilación de la vivienda ética social” sostuvo el docente.