
Conflicto en Somalía, más allá de una razón religiosa
El reciente ataque perpetrado a una Universidad en Kenia por parte del grupo Al-Shabab ha vuelto a colocar en escena las acciones de este grupo para el mundo occidental, dado que este se realizó fuera de las fronteras de Somalia donde suele operar este movimiento. Prueba concreta de ello son los recientes atentados realizados a un hotel en Mogadiscio a fines de marzo o el auto bomba y ataque al edificio del Ministerio de Educación a mediados de abril.
Lo que llama la atención de por sí es no solo el asalto a la Universidad de Garissa y el más de un centenar de muertos, sino los motivos por los cuales ello se ha producido. Es aquí, donde occidente suele dejar de lado el análisis y guiarse solo por lugares comunes como por ejemplo, atribuirlos a una creencia o religión determinada o como un indicador más de un estado fallido.
En esencia, África permanece como un espacio geopolítico sin mayor relevancia para el mundo occidental y solo llama la atención cuando ocurren estos hechos, aun cuando no todos captan la misma atención. Asímismo, los cambios en el sistema internacional a partir de los años 90 no generaron el mismo impacto que en otros lugares del planeta, ya sea por sistema político imperante o por los conflictos internos como las permanentes guerras civiles.
Así, para comprender lo ocurrido y comprender lo que realmente ocurre y el sentido que motiva a Al Shabab cabe remitirse a su historia y a su contexto. Harakat al-Shabab al-Mujahideen (Movimiento de Jóvenes Muyahidines) surge en Somalia a partir del grupo salafista Al-Ittihad Al-Islami (AIAI, o “La unidad del Islam”), el que alcanzó su máximo apogeo en la década de los 90 tras la caída del gobierno del dictador Mohamed Siad Barre y el posterior estallido de una guerra civil.
En 2003, en pleno desarrollo del conflicto interno y frente al desmembramiento del país en regiones controladas por señores de la guerra y un gobierno de transición en la capital Mogadiscio, se produjo una separación entre la vieja guardia más moderada de AIAI, que había decidido crear un nuevo frente político, y los miembros más jóvenes que buscaban la creación de una “Gran Somalia” bajo el dominio islámico fundamental. Estos últimos finalmente unieron sus fuerzas con la Unión de Cortes Islámicas (UCI), una alianza de tribunales islámicos que planteaban la aplicación de la Sharia, convirtiéndose en su brazo militar. En 2006, Al-Shabab y la UCI logran controlar la capital, lo que generó el temor de una expansión de estos a los países vecinos, En 2007 las UCI son expulsadas de Mogadiscio por fuerzas etíopes y Al Shabab toma el relevo controlando parte del sur del país tal como ocurre hasta la actualidad.
Ahora bien, dado que el accionar de Al Shabab se concentra en territorio somalí, ¿qué ha llevado a este grupo a perpetrar acciones en el exterior como lo ocurrido en Kampala, Uganda, en 2010 y en Nairobi, Kenia, en 2013 y 2015?.
Para responder a ello hay que considerar diversas variables. Una de ellas tiene relación con la propia guerra civil, donde tanto Uganda como Kenia han estado implicadas en acciones militares en territorio somalí. El primero desde 2007 como parte de las fuerzas de paz de la Unión Africana en Somalia (Amisom) y el segundo desde 2011 cuando lanzó la operación “Linda Nchi” para crear una zona de seguridad en la frontera. Desde este punto de vista, la reacción de Al Shabab podría considerarse como una represalia contra aquellos países.
En segundo lugar, a esta “intromisión” se suma el discurso “yihadista salafista” de Al Shabab -afiliado a Al-Qaeda desde 2011- que más allá de la prédica a Mahoma promueve el combate armado para liberar a los países musulmanes de la ocupación extranjera, en especial les acusan de corromper la fe por la influencia de la democracia como el laicismo occidental e incluso combaten otros regímenes musulmanes por considerarlos impíos. En esta arista, los atentados ocurridos en Uganda y Kenia se han dirigido a comunidades no musulmanas, donde en el caso de los atentados al centro comercial Westgate y la Universidad de Garissa, el discurso implícito es rechazar la presencia de valores occidentales en la sociedad. Incluso el atentado de 2010 fue durante la transmisión de un partido de futbol, actividad que los integristas habían rechazado por contrario a la fe islámica.
A partir de esto, surge la otra interrogante, ¿Cómo reacciona el mundo y occidente en particular?. Lo primero es vincular esas acciones a conflictos más extendidos como el Estado Islámico e incluso asimilándolo a otros grupos presentes en África como Boko Haram en Nigeria o Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI); no obstante hay una óptica que no se debe dejar de lado: los intereses geopolíticos en la región.
Kenia, entre los países de África del Este, es una nación mucho más desarrollada económica y socialmente que sus vecinos de la región oriental. Es clave para occidente pues actúa como puente hacia el interior del continente es decir los nexos e intereses económicos por el petróleo proveniente de Sudan del Sur y como forma de oposición a Sudán apoyado por China.
Uganda, por su parte, también actúa estratégicamente para occidente pues, a pesar de las diferencias y conflictos tribales internos, no solo despliega tropas en Somalia, sino que apoya a Sudan del Sur y proporciona tropas ante cualquier amenaza de Sudan, también apoya a las milicias que operan en la región oriental de la República Democrática del Congo.
Sin embargo, y quizás lo central para la nula reacción de occidente es que hasta el momento las acciones de Al-Shabab no inciden en ningún punto de interés estratégico económico para estas naciones, limitándose a ataques sobre la población civil.
Incluso, occidente no tiene como eje central la preocupación sobre esta zona. Europa se concentra en el Magreb, medio oriente y ciertos espacios localizados en la cara occidental del continente. Estados Unidos concentra su política exterior en el oriente medio. Hipotéticamente, África no es el centro de interés para occidente y no ha implicado sus intereses económicos los motivos solo se explican dentro del contexto de un conflicto religiosos y de la amenaza el extremismo islámico, cuando llegue ese momento, quizás intervengan.
*Docente Escuela de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano
Artículo publicado en El Quinto Poder