Coreógrafa senegalesa en la UAHC Germaine Acogny: “La danza ha unido a África de una manera en que la política no ha podido”
Considerada la pionera de la evolución de la danza en África, la bailarina, académica y coreógrafa Germaine Acogny (1944) realizó una serie de actividades en la Escuela de Danza UAHC en las que compartió consejos de técnica y conversó sobre la historia de la danza como discurso político, junto con proyectar ese rol en un mundo donde el diálogo está cediendo espacio a la performance y la danza como discurso. La docente dictó un taller en la UAHC y un encuentro abierto en la Facultad de Artes donde sintetizó algunos aspectos de su obra artística.
Acogny es reconocida mundialmente como fundadora y directora de la Ecole des sables, International Center for Traditional and Contemporary African Dances en Senegal, un lugar para la educación profesional y punto de encuentro para bailarines de África y de todo el mundo. En este espacio, cultiva la danza patrimonial senagalesa como herencia de su abuela, una sacerdotisa Yoruba, y crea mixturas entre esta cultura y la danza occidental. En su segunda visita a Chile en el contexto del Festival Internacional de Teatro a Mil, la coreógrafa desarrolla lo que será el trabajo coreográfico “Discovery” que presentará en la Plaza de Armas de Santiago a fines de enero, pieza en la que participarán docentes, egresados/as y estudiantes de la carrera de danza de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
En dicha pieza, Acogny compondrá algunas de sus principales referencias a partir de una investigación decolonizadora y liberadora desde la interpretación y el arte ancestral. Al respecto, asegura que la mayoría de los pueblos han sido colonizados de una manera trágica en la que el poder hegemónico busca eliminar la cultura del otro. “Por eso la danza siempre ha estado ligada a la independencia del cuerpo y las ideas. Al uso de máscaras desde los primeros recursos compartidos entre otras culturas oprimidas”, señaló en el conversatorio realizado en la UAHC.
Con el tiempo, Acogny viajó a Europa a contemporizar esta disciplina y recuerda que aunque la riqueza cultural de África era inmensa, era invisible en el resto del mundo. Describe ese capital como un bosque sagrado en el que se bailaba con el ritmo en la sangre, sin profesores ni academias en diversas experiencias de iniciación y rogativas. “Tras encontrarse la danza senegalesa con la danza posmoderna, el clásico y el jazz, también se dio una confrontación importante respecto de mi cuerpo grande, negro, que tampoco era parte de ese canon y trataron de meterme en ese molde europeo. Tuve que rebelarme. Si yo tengo mi cuerpo, mi propia cultura, podía perfectamente construir la danza a partir de mi personalidad y mi técnica”, asegura sobre cómo se corporizó un tipo de danza tradicional de los salones en conjunto con las danzas africanas.
“Para descolonizarse la cultura tiene muchas identidades, mientras que la cultura del colonizador, a su vez tiene sus propios colonizadores. Desde ese punto de vista, estamos permeados por educadores de danza que imponen puntos de vista ajenos a sus propias realidades”, destaca. Comenta que en culturas como las de Ruanda la danza es parte de la convivencia social y que todo mundo pasa por escuelas de danza locales tal como en occidente se enseña la cultura con clases teóricas, ellos aprenden su cultura, dialectos e historia como una ciudadanía de la unión donde la historia europea no pesa más que la historia nacional. “No puedes enseñar a otro con elementos que no vas a entender, es más práctico enseñar la danza del lugar donde vives y, si vas a crear algo nuevo, hacerlo a partir de algo que ya es parte de esa raíz. El diálogo con otras formas culturales es lo que nutre la creatividad y te mantiene abierto a esas otras miradas”, declara la coreógrafa.
“A través de la danza podemos generar una educación extraordinaria porque el cuerpo no miente. Es importante privilegiar el baile a través de programas formales de educación y en las escuelas, preescolares, jóvenes, mujeres violentadas y todos quienes necesiten cuidado. Hoy, el antiguo bosque sagrado que inspiraba la danza, es el trabajo y el respeto hacia uno. La danza ha unido a África de una manera en que la política no ha podido“, señala la educadora de Senegal.
El director de la Escuela de Danza, Guillermo Becar, destacó la ponencia de Acogny desde una perspectiva alternativa de la danza latinoamericana y africana endémica así como de su devenir. “Así como habitamos un territorio particular en la región, también hemos vivido la danza de una manera colonizada y de representaciones que nos permiten reconocer la integración de otras miradas que nos permiten ir creciendo en la conjugación que emerge del propio territorio”, explica el académico. Agrega que este enfoque permite explorar la identidad del otro o la otra para entender el presente y diversas consignas en las que la danza, como medio artístico y discurso, puede potenciar la vida y la construcción de futuro”, señaló Becar tras el encuentro con Germaine Acogny.